V.

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El cielo se había pintado de negro y salpicado de estrellas, Caspian mandó a que armaran una fogata y sirvieran la cena

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El cielo se había pintado de negro y salpicado de estrellas, Caspian mandó a que armaran una fogata y sirvieran la cena.

Luego de eso todos tomaron una manta, buscaron un lugar cómodo y se dispusieron a dormir.

Edmund al no poder conciliar el sueño decidió sentarse y restregar un poco sus ojos, lo único que se escuchaba en la noche era el sonido del océano y las olas que iban y venían. Rodó los ojos cuando escuchó los ronquidos de su fastidioso primo.

Se levantó y caminó hacia la orilla, por unos momentos lo único que sintió fue paz y tranquilidad. Narnia era su hogar, era parte de él. Ese maravilloso mundo lo había cambiado por completo, ya no era aquel niño malcriado y berrinchudo, Narnia se había encargado de unirlo más a sus hermanos, se había encargado de mostrarle el bien y el mal. De ahí se había ganado su título "El Justo", una sonrisa se asomó al recordar su época, él junto a sus hermanos habían reinado en Narnia por mucho tiempo y lo habían hecho muy bien a su parecer, claro que, las dificultades no faltaban, pero habían aprendido a sobrellevar todo con sabiduría y humildad.

Suspiró y deseó que Peter y Susan estuvieran con ellos en esta nueva aventura.

- ¿Tampoco puedes dormir? -el pelinegro negó mirando a su hermana menor.

Ambos se quedaron en silencio por varios minutos.

-Revise la biblioteca que Caspian tiene en uno de los camarotes- habló Lucy. -Pensé que encontraría algo sobre la sangre dorada y su linaje, pero no hay nada. Tampoco recuerdo escuchar sobre esa leyenda en nuestro reinado.

Su hermano la escuchaba atento y asintió para darle la razón, en su época se habían escuchado y creado varias leyendas, pero ninguna sobre este tipo de sangre y su origen.

Ninguno de los dos dijo más y decidieron ir a descansar.

(...)

-Edmund, despierta Edmund- el pelinegro parecía no escuchar la voz de T/N quien trataba de despertarlo con desesperación. - ¡Pevensie!

El justo abre los ojos con molestia, pero se relaja un poco al darse cuenta de que era la pelinegra quien lo había despertado de esa manera, sus sentidos se encendieron por completo cuando notó que la chica lo miraba con preocupación.

- ¿Estas bien? ¿Te sucede algo? – el rey de antaño tomó el rostro de la chica y la examinó con la mirada, ella negó y trató de ignorar el nudo que se había formado en su garganta.

-Es Lucy- el joven se levantó de golpe y con la mirada buscó a su hermana.

- Caspian ¿En dónde está mi hermana? -el telmarino no respondió. - ¡Caspian!

El grito del rey hizo que todos se sobresaltaran.

- ¡Busquen a la reina! -gritó Caspian.

Todos se pusieron en marcha y se adentraron en la isla, entre árboles extraños y caminos de distintos colores y formas Edmund corrió hacia un punto en donde se encontraba el arma de su pequeña hermana.

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