A ʀᴀʏ ᴏғ ʟɪɢʜᴛ ɢᴜɪᴅᴇs ᴍᴇ ᴀɴᴅ ʟᴇᴀᴅs ᴍᴇ ᴛᴏ ʏᴏᴜ (WuJi/XianWang) [TERMINADA]

Capítulo 2: Un Príncipe entre los sables

Summary:

El Príncipe conoce a su primer mejor amigo, próximo y único hermano jurado.

Wei Ying ahora Hua Ying, tenía cinco años cuando comenzó a cultivarse.

Luego de haberse adaptado sin inconvenientes algunos a su nueva vida, ya se había ganado el corazón de todas las personas relacionadas con sus padres.

Él es literalmente, el sobrino consentido de los dioses.

Su Mei-Laolao suele decírselo constantemente, pero su Jun-Laoye lo reprende diciéndole que no tiene nada de malo (aunque en definitiva, es su Laoye quien lo mima más que nadie); ellos estuvieron encargados de ayudarle para formar su núcleo dorado. Con el tiempo fue siendo instruido por los demás dioses marciales, tales como Qing-Jiujiu, Xin-Jiujiu, Pei-shishu entre otros.

Había aprendido sobre arquería con los entrenamientos de Feng Xin, uno de los mejores con el tiro con arco. Sobre las distintas formas de espada de su A-Die, A-Niang, Pei Ming, Jun Wu y Mei Nianqing. E incluso para su total emoción y alegría, el uso del sable bajo la tutela de Mu Qing.

A sus once años, podía manejar todo tipo de arma espiritual. Sin embargo, todavía se dificultaba con los sables debido a la magnitud de aquella arma.

—Aunque A-Ying tiene más aptitudes para la espada, si se familiariza con el sable puede que adquiera las capacidades para sostener uno —había dicho Mu Qing a Xie Lian, cuando este último le preguntó cómo iban las destrezas de Hua Ying con ese tipo de arma.

Xie Lian estaba complacido por ello. —¿Sabes de alguna Secta existente que tenga conocimientos sobre los sables?

Mu Qing asintió. —He oído hablar de la Secta QingheNie. Ellos se cultivan con sables.

—¿Crees que acepten a A-Ying como discípulo por un año? —preguntó Xie Lian esperanzado, mirando a su hijo que jugaba a lo lejos con RuoYe— tengo entendido que a los cultivadores no les gusta compartir su técnicas con personas externas a su Secta.

—¿Por qué le negarían la solicitud al hijo de dos Dioses? —llegó una pregunta, perteneciente a una tercera voz que provino desde atrás de ambos. Hua Cheng caminaba a paso lento en dirección a su esposo, hasta posicionarse a su lado rodeándolo con una mano de la cintura.

Acostumbrado a la interacción de la pareja, Mu Qing ni se inmutó cuando respondió con obviedad. —¿Y estás dispuesto a que ellos sepan quién es A-Ying?

Hua Cheng lo miró con indiferencia. —¿Por qué no? Si mi hijo quiere aprender a usar sables, no importan los métodos para conseguirlo. Además, conociendo la personalidad de A-Ying, tal vez haga amigos y a él no le gustaría tener secretos.

Xie Lian consideró las palabras de su marido en silencio, estando de acuerdo con su razonamiento. Después de todo, Hua Ying es el niño más bondadoso y sincero que pueda existir en el mundo. No le extrañaría que luego se sintiera mal por tener que privarse de comentar muchas cosas, sobre todo cuando se trata de lealtad con quienes se relaciona.