Ella lo dejo, el se deprimió
Isolde y Viego rompieron; por desgracia Viego no lo tomó bien ya que con eso todo lo que construyeron juntos se acabó, dejando solo su proyecto de algo llamado Cat Coffe, donde adoptaron unos gatos y tenían una cafetería...
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Esta mañana de trabajo no había casi gente, al parecer hoy la lluvia estaba muy fuerte y Viego estaba distraído jugando con Cheshire en el mostrador con un hilo de estambre.
La lluvia era algo fuerte y sólo escuchaban los relámpagos y el agua correr por la calle.
Viego miraba al gato distrayendose con algo tan simple como lo es un hilo de estambre color rojo, los humanos suelen decir que los animales se distraen con cualquier tontería sin darse cuenta que se distraen con el animal haciendo esa tontería.
- Uh.. Que me dirías si pudieras hablar.. – dijo Viego mientras seguía moviendo el hilo viendo como el minino perseguía este.
El gato dejó de seguir el hilo cuando escucho esas palabras y se le quedó viendo al ojiverde quien estaba aburrido.
Viego estaba haciendo contacto visual con el gato y después soltó una pequeña risa.
- Sabes.. Isolde también le decía eso a sus gatos cuando estaba aburrida; ella creía fuertemente en los animales que hablaban, pero si lo piensas bien no está tan disparatado. – dejó el hilo de lado mientras acariciaba al gato atrás de sus orejas y volvió a suspirar con una risa. - Y no puedo creer que estoy hablando con un gato sobre esto..
El gato solo soltó un maullido y después escucharon la campana que sonaba cuando abrían la puerta, dirigiendo ambos su mirada a la entrada.
Era un chico de piel morena, de cabello oscuro como sus ojos quien se veía mojado por la lluvia, portaba una bufanda y unos guantes negros que hacían juego con su bufanda color crema.
Viego salió del mostrador y se dirigió al caballero que había entrado para darle servicio quien al verlo sonrió y se sentó en una de las mesas que eran para dos.
- Eh.. Buen día ¿gusta algo de tomar o comer? – preguntó el peliblanco algo dudoso pues tal vez solo buscaba un lugar para refugiarse de la fuerte lluvia.
- ¡Claro! Un café y tal vez un flan napolitano - El cliente respondió, se veía llamativo y extrovertido aunque irreverente.
Viego asintió y fue por los aperitivos que había encargado mientras que el gato entrecerro sus ojos viendo al hombre y sus pupilas se dilataron.
El felino bajó de la barra en donde estaba reposando y se acercó lentamente sin que se diera cuenta la persona.
Arqueaba su espalda y se erizaban los pelos de su espalda y cola hasta que el chico noto la presencia del gato.
- Hmm, hey pequeño. - este noto el disgusto del gato enseguida y se cruzó de brazos.
Cheshire planeaba lanzarse al tipo de no ser porque Viego dejó el encargo del chico a la mesa y lo miró por unos momentos.
- Gracias. - en el momento en que tenía los aperitivos en frente empezó a comer pero después desvío su mirada hacía el chico de cabello blanco y ojos verdes quien se veía aburrido. - Oye.. ¿Nos conocemos?
