XI

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No era del todo verdad que su fantasía era besarlo, solo lo había dicho con la intención de distraerlo y aflojara un poco el agarre que ejercía sobre él. O al menos eso era lo que el lado sensato y juicioso de Bright que le decía para hacerlo sentir mejor. El hecho de sentirse agitado y con algo de picor en los labios, no significaba absolutamente nada.

Llevó su dedo índice y su dedo medio a los labios y cerró los ojos. ¡Mierda! ¿A quién quería engañar? Ese beso había sido el más apasionado que jamás haya tenido. No era el primero, ni el segundo. Él ya había besado anteriormente a algunas de sus víctimas solo para darles el gusto antes de morir, pero de ahí no había pasado. Jamás había sentido algo más que una húmeda lengua rozar la suya y ya.

Con Metawin todo era muy excitante, demasiado estimulante en todas y cada una de las partes de su anatomía. Absolutamente provocador de sensaciones que no había experimentado jamás. Mentiría si dijera que no le gustaría repetirlo inclusive bajos las mismas circunstancias, Win desnudo y él con ropa metidos en una tina llena de agua con aceites aromáticos. Pero jamás lo iba a reconocer en voz alta, no le daría el gusto a Metawin.

- ¿Cómo has sabido que quería morderte? - preguntó el joven saliendo del baño vestido con la ropa que Bright le había prestado.

- Tu agarre era muy evidente - respondió Bright - debes mejorar tus técnicas cuando tengas a una presa en tus manos.

- ¿Nunca fuiste una presa cierto?

- Nunca - afirmó Bright.

- Pero, también quería besarte otra vez - aclaró Win - no se trataba solo de morderte.

- Me importa un carajo.

-¿Entonces puedo besarte cuando quiera?

- No, sí me importa un carajo, es porque nada de lo que tenga que ver conmigo me interesa - respondió Bright.

Win sonrió por el simple hecho de que ya estaban llevando otra conversación más o menos normal. O al menos no habían llegado todavía a los golpes, eso ya era una enorme ventaja tratándose de Vachirawit. De pronto el panorama no le pareció tan adverso, quizás, remotamente claro, ellos dos podían llevarse bien, incluso ser amigos, porque algo más definitivamente no iba a ocurrir, Bright ya le había dicho que no quería tener novio, menos esposo y aún menos hijos. Pero iba a disfrutar de ser su marido ficticio el tiempo que estuviera en esa mansión.

- ¿Cuántos años tienes? - preguntó Win de pronto.

- Trescientos seis - respondió Bright.

- Son muchos - suspiró - ¿Crees que yo pueda vivir tantos años como tú? - cuestionó ilusionado.

- No - respondió Bright secamente.

- ¡¿Por qué no?! - a veces a Win le desesperaba lo amargado que era aquel ser.

- Eres demasiado impulsivo - dijo el mayor - sí algo nos caracteriza a los vampiros es que pensamos muy bien las cosas antes de ejecutar algo.

- ¿Tengo que ser cómo tú?

- Jamás podrás ser como yo - argumentó Bright mirándolo con superioridad.

- Cierto, no está en mi naturaleza ser tan amargado - señaló el menor - cuando era  un mortal estaba triste por mi enfermedad pero no era un huraño como... -

- Metawin... - el tono de advertencia de Bright le hizo ver que aquellos comentarios no eran bien recibidos por su mentor.

- ¡No es justo que tú si puedas insultarme y yo no!

- No te estoy insultando, si no controlas tu impulsividad no solo pones en riesgo tu existencia, sino también la seguridad de nuestra especie.

- ¿Segunda lección? - preguntó Win con una bella sonrisa.

Carmesí - BrightWin [ADAPTACIÓN]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ