XXII.

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                    XXII.

Creo que necesitamos irnos, Dallas, Finn está muy borracho.—Me acerqué a Dallas que se encontraba hablando con un Axel también demasiado bebido.

—¡Virgen Vane!—Gritó el moreno mientras rodeaba mis hombros con su brazo y provocaba que casi cayésemos al suelo.

—Está bien, quizá Finn no es el único que necesita que todo el alcohol se evapore de sus venas.—Me referí a Dallas que miró divertido la escena y luego dirigí mis ojos a Axel.—Tienes que controlarte bebiendo.

—Yo no soy conocido por controlarme.—Axel arrastró las palabras y sonrió mirando a Dallas.—En cambio, Dallas así.—Miré confundida al rubio que miraba con el ceño fruncido a Axel.

—¿Qué quieres decir?—Pregunté, queriendo obtener toda la información de aquella indirecta.

—No puedo.—Axel llevó una mano a sus labios, tapándose la boca mientras nos miraba divertido.

—Axel...—Insistí impaciente y con curiosidad.

—Axel, cállate.—Advirtió Dallas mirándole con furia brillando en sus ojos.

—No le mandes callar.—Impuse a Dallas frunciendo ahora yo el ceño, pensaba que Dallas me contaba todo lo que pasaba en su vida, pero al parecer, había algo que estaba ocultándome.

—Eso, no me mandes callar.—Axel me apoyó y quise darle una palmada en la espalda.

—Skylar...—Pronunció, indicándome que no indagase más en el asunto.

—Axel, cuéntamelo.

—Dallas me matará si te cuento que le gustas, no puedo.—Pestañeé, impactada ante la información que Axel había soltado inconscientemente, miré a Dallas, esperando que se riese o lo desmintiese pero no lo hizo, solo miró a otro lado mientras llevaba una mano a su cuello, para tirar del pelo de su nuca hacia atrás.

—Axel, necesitas irte de aquí.—Dallas le amenazó entre dientes, mirándole con furia, conteniéndose en no avalanzarse sobre él probablemente por su estado.

—Con gusto, mi trabajo aquí ya ha terminado.—Nos guiñó un ojo y salió de la escena, quizá no había dicho aquello tan inconscientemente.

—¿Crees que necesitamos hablar de lo que acaba de pasar?—Quiso saber Dallas y me encogí de hombros.

—Supongo que sí.

—¿Por qué no nos vamos de aquí?—Asentí y Dallas agarró mi mano, sacándome fuera de la casa y fuera de toda aquella gente borracha y drogada. Caminamos hasta su descapotable y entramos en él, todo fue completo en silencio, ni siquiera hablamos cuando bajó la capota del coche y puso la radio, dejando que Thinking out loud de Ed Sheeran sonase. Eché la cabeza hacia atrás en el asiento mientras el viento golpeaba mi cuerpo, sonreí ante aquella agradable sensación y abrí los ojos que había mantenido cerrados, observé todo el manto de estrellas sobre nosotros y giré mi cabeza para observar como Dallas conducía lentamente mientras tarareaba, debió sentir mis ojos sobre él pues me dio una rápida mirada, sonreí y sonrió, y de repente el silencio que había entre nosotros no eran tan incómodo. El coche paró en las fronteras del pueblo y le observé mientras se bajaba, sin siquiera sacar el coche del medio de la carretera.

—¿Dónde vas? ¿Piensas dejar el coche en medio de la carretera?—Dallas abrió la puerta de mi asiento y salí mientras le observaba con el ceño fruncido.

—¿Nunca has querido estar en dos sitios a la vez?—Quiso saber con una sonrisa traviesa en los labios.

—¿Qué estás diciendo?

—Oh, vamos, deja de hacer tantas preguntas.—Bufó por mi cuestionamiento ante todo.

—Está bien... Sí, quizá sí.—Francamente respondí y Dallas volvió a agarrar mi mano llevándome a una cierta parte de la carretera.

—Pon tu pie derecho aquí.—Le hice caso aún con mi ceño fruncido.—Y aquí el izquierdo.

—¿Y ahora qué?

—Ya está, virgen, estás en dos sitios a la vez.—Dallas debió ver mi expresión confundida pues continuó hablando.—Estás en dos condados diferentes.—Giré un poco la cabeza y observé un cartel a un lado de la carretera que indicaba que el condado de Benton terminaba allí, mi pie izquierdo estaba en él, mientras que el otro debía encontrarse en el condado de Linn. Dallas tenía razón, estaba en dos sitios a la vez. Reí fascinada.

—Esto es...

—Jodidamente ingenioso.

—Iba a decir increíble, pero tus obscenas palabras también me sirven.—Bromeé y rodó los ojos mientras reía.—¿Cómo se te ha ocurrido esto?

—Dale las gracias a la película de Un paseo para recordar que mi madre me hizo ver cuando cumplí doce años, te sorprenderá la cantidad de ideas que pueden sacarse de películas como esa.

—Eres todo un niño de mamá, ¿no es así?—Me acerqué a él divertida.

—¿Quién no lo sería con mi cara, virgen?—Se regodeó y empujé suavemente su pecho.

—Presumes demasiado.

—Lo sé.—Sonreí aún más por su egocentrismo.

—Dallas...

—Dime.

—¿Has utilizado todo este truco de los dos sitios a la vez para despistarme de lo que ha pasado hace un rato con Axel?—Bajó su mirada avergonzado.

—Yo no diría para despistarte...—Me miró con temor y levanté una ceja.—Más bien atrasarlo.

—Ha llegado el momento, entonces.—Dallas caminó lejos de mí hasta su coche para sentarse sobre el capot.

—¿Qué quieres qué te diga?—Se cruzó de brazos.

—No lo sé, lo que Axel ha dicho... ¿Es cierto?

—Sí.—Respondió con decisión.—Aunque gustar es una palabra muy fuerte y realmente no sé como catalogar lo que siento por ti, supongo que es atracción y ganas de pasar tiempo contigo, ¿por qué hay que ponerle nombre a eso?

—¿Eres de ese tipo de chicos que tiene miedo de sentir amor y huye tan rápido como las cosas ocurren?—Indagué ante su respuesta y Dallas se levantó del capot para caminar hasta mí.

—Si es así como se supone que soy... ¿Por qué no estoy corriendo ya de ti?—Pronunció con su ronca voz y un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras levanta un poco mi barbilla para mantener más fijas nuestras miradas.—Se supone que ahora es cuando debería decir algo.—Presionó y abrí la boca para decir algo, lo que fuese, pero lo cierto es que a penas podría articular una sílaba, no entendía desde cuando Dallas causaba aquello en mí. El rubio sonrió con tristeza y se alejó un paso de mí.—Está bien, no tienes por qué hacerlo, volvamos.—Se disponía a girarse y caminar nuevamente hasta su coche pero entonces agarré su mano y, con toda la valentía que nunca había tenido y que en ese momento me llenó, tironeé de él hasta acercarle nuevamente a mí.—¿Qué ha...?—Dallas frunció el ceño y, antes de que continuase con aquella frase, presioné mis labios contra los suyos.

..........

Creo que debe ser la primera vez que dejo un comentario en Amén, o de los primeros, pues no lo hago muy amenudo. Me pasaba para decir que es increíble como está novela sigue creciendo aún más con más visitas, más votos y más comentarios, agradeceros el apoyo como siempre, sois geniales.

PDT: En multimedia un gif de nuestro Dallas y Sky.

Nos leemos,

Blanca.

Amén.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora