Una charla inesperada

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El Hilo del Destino

Capítulo 18: Una charla inesperada

Mis oídos simplemente no podían creer lo que habían acabado de escuchar: ¿Karin se había transformado en mí para acercarse a Sasuke? Jamás me hubiera imaginado que sería capaz de algo como eso, pero lo que más me molestaba era el hecho de que todos habíamos salido a buscarla, y, a sabiendas de eso, decidió seguir con su “plan”, que por cierto, me parecía totalmente descabellado. ¿Engañar a Sasuke con un jutsu tan básico? No lo creo…

Además de escuchar a lo que Suigetsu me relataba, no podía dejar de mirar su rostro: siempre era muy alegre, había una chispa que lo iluminaba por completo todos los días, pero el de ahora era un rostro totalmente amargado, oscuro y, aunque intentaba no mostrar ni una pizca de sentimientos, se podía notar que la bronca y un poco de tristeza drenaba de ellos. Eso solo hizo que mi enojo con la pelirroja aumentara cada vez más. No podía tolerar ver al peliceleste en ese estado, era algo que me ganaba.

-Anímate Suigetsu, no vale la pena que te pongas así por las tonterías de Karin- le dije suavemente, dándole unas leves palmaditas en la espalda- Sasuke se dio cuenta a tiempo, y le dio su merecido, no creo que vuelva a hacer ese tipo de cosas jamás- una sonrisa sarcástica y débil se formó en sus labios.

-No estés tan segura Sakura, nunca se sabe que pasará por la mente retorcida de Karin- en el momento que iba a responderle, sentí una presencia detrás de mí. Como acto de reflejo, di un salto hacia adelante y me puse alerta. Pero al ver quien era la que estaba parada detrás de mí, relaje un poco los músculos, pero la sorpresa no dejaba de invadirme.

-Su-suigetsu… ¿po-podemos ha-hablar?-el rostro de Karin estaba casi tan rojo como su pelo de tanto llorar. Se podía notar que no había parado de hacerlo en un tiempo bastante largo: sus ojos estaban hinchados y vidriosos, y su respiración era un poco agitada, sin contar sus manos, las cuales refregaba una contra otra, probablemente producto de los nervios que la invadían en ese momento. En mi interior despertaron un millar de emociones: quería darle un gran sermón y una patada en el trasero, pero a la vez me causaba un poco de pena verla de esa forma. Parecía que su pelea con Suigetsu la afectaba mucho. El chico solo se limitó a mirarla fríamente y le dirigió una sola, pero hiriente palabra.

-Piérdete- su tono era sumamente diferente, hasta el punto en el que casi podía darme miedo a mí, si no lo conociera. Mis ojos viajaron inmediatamente al rostro de Karin, el cual para ese momento se encontraba contorsionado por la tristeza nuevamente. Sin pronunciar una sola palabra, dio media vuelta y se fue hacia donde estaban sus cosas, envolviendo sus brazos alrededor de su cuerpo. Luego de unos segundos, reaccioné.

-Oye… ¿no crees que deberías tratar de arreglarlo?- no sabía por qué estaba diciendo eso, se suponía que yo debía seguir enojada con Karin, pero simplemente no podía- Sabes, todos metemos la pata en algún momento- esperé con ansias su respuesta.

-Todos nos equivocamos. ¿Pero con algo así? No puedo perdonarla, esta vez ha hecho una ridiculez, a sabiendas de lo que estaba haciendo- su respuesta me dejó en claro que no era el momento para insistir, asique decidí dejar el tema. Luego de un tiempo lo retomaría de nuevo. Por el momento dejaría que las cosas fluyeran para ver que ocurría.

-Ya veo… Bueno, yo me voy a acomodar mis cosas, si mal no recuerdo mañana volveremos a la guarida. Si quieres hablar, sabes que puedes llamarme- y con una sonrisa, me dirigí hacia mis cosas. Pero hubo algo que me hizo frenar en seco. No pude divisar a Karin en ningún lado. Aquí se necesita una charla de chicas urgente ¡¿Qué estoy pensando, shannaro?! Sacudí mi cabeza de un lado a otro. Sabía que se trataba de Karin, y que no éramos amigas como para que yo fuera a darle consejos ni mucho menos, pero no me gustaba que las cosas en el grupo estuvieran mal, asique me decidí, y me adentré en unos matorrales: había huellas entre los árboles, por lo que deduje que la pelirroja se habría ido por ahí sin ninguna duda.

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