❂↷ Final.

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La noche antes de que partiera permanecí despierto a su lado.

Leímos un libro entero juntos. Le gustó mucho al parecer, porque su sonrisa se ensanchaba con felicidad ante cada frase que le parecía bonita. Me miraba y yo no podía evitar sonreírle de vuelta, porque su sonrisa era la más hermosa de todas.

Bueno, en realidad, Sunwoo era el hombre más hermoso que yo haya visto. Me gustaba cómo sus ojos se cerraban y sus mejillas se elevaban cada vez que sonreía, y su sonrisa, era peculiar y perfecta, era como todo lo que el mundo entero necesita para sanar. Su risa me hacía reír, y su expresión de seriedad me permitía apreciarlo mejor. Sunwoo era perfecto.

Y me daban unas enormes ganas de llorar cada vez que lo veía sonreír. Porque la vida estaba siendo una perra al negarle el derecho de ser feliz a alguien tan perfecto como él.

¿Qué culpa había en él? Él solo encontró su refugio en mi, se encontró a salvo conmigo, no era su culpa, no era la mía.

Sunwoo jamás hizo algo malo, y si lo hizo sus intenciones no fueron esas, él jamás hirió, él jamás exigió, jamás reclamó, jamás insultó, jamás se quejó de la vida, porque no podía, porque no quería, por lo que fuera... Él jamás fue como todos los demás, y eso lo hacía especial.

Cada vez que me miraba a los ojos podía sentir un llamado de auxilio, como si Sunwoo intentara decirme algo que no era capaz de expresar. Había en su corazón toda una vida de ilusiones y planes a mi lado, pero su mente lo tenía prisionero, incapacitado para hacerlos realidad.

Y me sentía una basura, porque yo estaba planeando abandonarlo para vivir mi vida. Tenía la sensación de que me encogía y crecía al mismo tiempo, de no caber en mi propio cuerpo.

Él se despeñaría, como decía su libro; igual que un alpinista al que acabaran de quitar la pared montañosa, el punto de apoyo al que se aferraba para no perder pie. Con las uñas clavadas en el hielo, se puede sufrir y pensar, incluso desear morir de frío, pero se sigue vivo, pues la esperanza aún se subleva.

Surge la noche en pleno día, en plena cara, y ya nunca nada será como antes.

Esa noche que surgió en nuestro pleno día, dejé que Sunwoo descansara sobre mi pecho nuevamente, porque le gustaba escuchar el latido de un corazón.

Dejé que sus manos tomaran las mías como si supiera que al siguiente día ya no me tendría, dejé que se escondiera conmigo debajo de las cobijas, lo dejé amarme con su silencio.

Latidos. ※ SunJae. [𝘼𝙙𝙖𝙥𝙩𝙖𝙘𝙞𝙤́𝙣]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora