7. La oportunidad de amar

4.5K 640 424
                                    

La oportunidad de amar

Me apoyé contra la puerta del auto, mientras llenábamos cargábamos nafta en una estación de combustible

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me apoyé contra la puerta del auto, mientras llenábamos cargábamos nafta en una estación de combustible. Luca tenía las manos en los bolsillos y miraba la autopista, mucho más allá. Teníamos que dejar el taque lleno para que sus padres no se dieran cuenta de que nos fuimos más lejos de lo que habíamos dicho, porque resultaba que Luc había mentido: supuestamente estábamos en el cine.

Todavía estábamos a muchísimos kilómetros de Victoria Avery y no podía dejar de darle vueltas al asunto. Estaba segurísima que había dos círculos, pero, de nuevo, estaba atrapada con lo que podía hacer por mí misma.

—Necesito hablar con Nora —dije, en voz alta. Luc se giró hacia mi—. Ahora sí, con la posibilidad de dos asesinos diferentes y uno con tantos errores...

—Ella ni siquiera sabe que volviste, ¿no?

Negué, lentamente. Edén me había texteado esa mañana, aclarándome que Nora no le contestaba tampoco a ella y le parecía que también la había bloqueado. Solo nos quedaba probar con el teléfono de Luc.

—No, pero ya no sé cómo avanzar.

Él se apoyó en el capó del auto. La carga había finalizado, pero el empleado de la estación no aparecía por ningún lado.

—Puede que el asesino de Giuliana ya esté en la mira por la policía. Aunque la hayan encontrado hace algunos días, la investigación tuvo que haber apuntado a cualquier persona desconocida que la haya rondado —me dijo, mientras yo sacaba y teléfono y apuntaba en una app de notas cualquier dato que fuese relevante.

—Para mi es un primerizo, pero la mató hace semanas, como un mes, ¿no? —Él asintió—. Pudo haber encontrado otra víctima ya, pero no es, ni por asomo, el tipo que mató a Milena. Ese la tenía muy clara, era mucho más eficiente y veloz, no perdió ni un segundo. No son la misma persona.

Él abrió la boca para contestarme, pero la cerró de un golpe cuando apareció el empleado y quitó la manguera del tanque del auto. Le pagamos, nos metimos al auto y volvimos a la autopista.

Esta vez, Luc estaba un poco más confiado con su manejo y yo ya no me sentía tan aterrada por cualquier accidente. Seguía procesando, una y otra vez, los últimos recuerdos de Giuliana, buscando más pistas.

—Necesitaría saber qué sabe la policía de este caso —murmuré—. Incluso si les diese la pista de la marca de nacimiento, estos podrían ayudarme bastante, sin siquiera saberlo. Un tipo acorralado y sospechoso no sirve para completar un círculo.

Luca apretó los labios.

—¿Y cómo podríamos averiguarlo? Lo siento, linda, no eres humana, pero dudo que puedas controlar la mente de un juez y un fiscal para que te digan todo lo que quieras —añadió, con un tono jocoso y sombrío a la vez, lo cual resultaba irónico.

Sueños enterrados (Suspiros Robados 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora