5. Tensiones encontradas

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Tensiones encontradas

Para cuando llegamos a casa era de noche

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Para cuando llegamos a casa era de noche. Entré a mi cuarto arrastrando los pies y le avisé a Luca que ya estaba de vuelta en la ciudad. En seguida, él me respondió que llegaría en la noche siguiente, la del viernes, y me preguntó cómo estaba de energía.

Le comenté que planeaba salir en la noche a buscar asquerosos, como meses atrás, porque no me sentía bien y no creía poder aguantar. Por supuesto, me preguntó si era estrictamente necesario que lo hiciera y a mí se me escapó una contestación un poco ruda, pero era algo que venía acumulando desde hacía dos días, en realidad.

—Lo he hecho mil veces, ¿por qué no debería hacerlo ahora? —le dije, en un audio, sabiendo lo que se venía.

«Puedes hacerlo, si quieres, pero ahora tienes otras opciones, además. No tienes que volver a ese mundo». Luc.

—Ese mundo fue mi única opción por meses, Luc —repliqué, también en un audio—. Y tú eres lo único que evita que regrese a él. ¿Qué voy a hacer sin ti, entonces? ¿Esperarte con desesperación, cada vez que te vayas, porque tú no quieres que regrese a él?

Arrojé el celular sobre la cama y ahogué un sonido frustrado entre mis manos. En realidad, me daba bronca lo que dije porque era real, él estaba regresando a Victoria Avery en parte porque estaba desesperada y cansada. Yo misma le había preguntado si podía regresar antes.

En realidad... lo que me molestaba de él, de Edén y de mis padres —aunque eso ya lo había discutido con ellos—, era el intento de alejarme de todo lo malo, como si no existiera.

Me dejé caer sobre las almohadas y aunque escuché mi teléfono vibrar con las respuestas de Luca, no lo tomé. Necesitaba ese momento para calmarme, pensar mejor y definir cómo iba a charlar esas cosas con mi novio y mi amiga, porque no podía seguir enojándome, sintiéndome incomprendida y abandonada, solo porque ellos habían olvidado, quizás a propósito, lo que hablamos en diciembre. Quizás ellos querían ignorar todo el tema y yo no se los permitía. Eso no era injusto para mí, en realidad; era injusto para los demás.

Me tranquilicé y agarré el celular. Luca me había enviado un audio, seguramente para expresarse mejor.

«Estoy volviendo corriendo por ti, Serena. —me dijo, con tono igual de duro que el mío—. Porque me importas. Eres lo más importante que tengo y no quiero que nada te pase. No quiero que dependas de mí, porqué sé que te estás refiriendo a eso. Tampoco quiero sobreprotegerte, pero no puedo evitarlo si cada vez que pasa algo veo cómo te haces más y más daño a ti misma».

Apreté los labios, tentada a responderle mal otra vez. Tomé aire varias veces para contenerme y procesar sus palabras y hablar de forma civilizada. Siempre nos llevamos bien y nunca tuvimos malentendidos. No me parecía bien que los tuviésemos ahora, aunque las ganas de decirle que todo lo que decía de "no querer protegerme o que sea dependiente" al final sí era así y sí lo estaba haciendo.

Sueños enterrados (Suspiros Robados 2)Where stories live. Discover now