Capítulo 9

3.6K 411 12
                                    

Capítulo 9

Leyla había regresado finalmente a Ennis, sintiéndose por primera vez, como una extraña en Munster. En el condado de Clare. Y no era de extrañar el por qué o las razones que le hacía sentir de tal manera.


Estar allí le hacía sentir todos los motivos que le habían hecho desear no regresar. Y un simple palabra podía resumir todo: Yo.


Un nombre: Steven Byrne.


Y un amor jamás correspondido como debió ser.


Bajó del automóvil de su novio y fue recibida por su familia. Iniciando aquella presentación que marcaría un antes y un después.


Ella tenía novio. Y al fin lo presentaba formalmente. Acabando con ello, con todas mis posibilidades futuras de poder recuperarla. Si hubiese estado allí presente, hubiese visto aquella mirada distante y firme, que me hubiese dejado claro que no había vuelta atrás. Marcando aún más fuerte, mi pesar, de no saber cuándo precisamente la había perdido.


_ Es un gusto conocerte, Mike._ le había expresado la madre de Layla.

_ El gusto es mío..._ sonrió, mientras abrazaba a Layla.

_ Hemos esperado este día con ansías, ¿verdad, Brandon?_ expresó aquella mujer, al mismo tiempo, en que Layla deseaba que su padre no saliera con un comentario inapropiado. O, un comentario que me hiciera presente.


No había contemplaciones.


No había segundas oportunidades.


No había peros que valiera para cambiar su punto de vista, al menos, si quería seguir hacia adelante como lo había hecho durante todo ese tiempo.


Agradeció que su padre fuese más puntual en aquella conversación. Dejando atrás aquel interrogatorio que tenía su esposa en la cabeza. Layla estaba finalmente allí, y era más que suficiente.


Sin embargo, ¿qué había sido de mí sabiendo que ella estaba allí? ¿Podría realmente soportar toda su indiferencia? ¿Estaba dispuesto a sentirme como un perdedor que se había dado por vencido, antes la batalla?


¿Me permitiría el no volver a verla y seguir adelante con esa sensación de vacío?


Era tan cierto que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Y yo ahora pagaba no tan solo haber perdido su amor, sino su propia amistad. Y aquello era peor que una herida profunda.


Era peor que caer en un abismo sin salida.


Era un sentimiento desgarrador, que las meras palabras no podían explicar. Simplemente, era algo que no podía negarme.


La amaba y no sabía cómo hacer para que ella me perdonara.


Dicen que los hombres no lloran. Pero, ¿cómo se expresa el dolor cuando todo se viene sobre uno?


La vida es un mero juego. Cada decisión tomada, es una carta jugada. ¡Hay si llega a ser la incorrecta! Pues hay que estar preparado antes las consecuencias.


¡Y muy tarde vine a comprenderlo!


Aquel día decidí cabalgar por mis tierras. Me sentía inquieto. Era un alma en pena, que sabía que había perdido una parte de sí. Intenté disipar aquel dolor, pero nada de lo que hacía me daba resultado.


¿Cómo conseguir una mínima sensación de paz, cuando sabes que quizás no hayan más segundas oportunidades?


¿Cómo derrumbar aquel muro que no era traspasable?


_ Layla... No sabía cuánto te amaba y te necesitaba, hasta ahora... Me muero por dentro al saber que estar tan cerca, y al mismo tiempo, tan lejos.


El viento siguió dándome en la cara, mientras cabalgaba. Buscaba algo que realmente se me era negado: Verla allí de nuevo.

Nunca Supe Cuándo Te PerdíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora