CORALINE WEASLEY[HARRY POTTER & TU]

LA NUEVA ERA/THEY WHISPER AS I WALK

Madame Pomfrey quiso decir algo respecto a su vestimenta pero omitió cualquier comentario, incluso se sorprendió de verla de aquella manera, Coraline se despidió y salió de la enfermería, recorrió los pasillos de Hogwarts rumbo a la Torre de Gryffindor, muchos alumnos que se encontraban rondando por ahí cuchicheaban al verla pasar, pero ninguno se atrevió a decir algo, conocían la cercanía con Diggory y seguro buscarían algún indicio de debilidad ya sea para tenerle compasión o para burlarse, por lo que ella jamás lo permitiría porque estaba segura que eso es lo que Cedric hubiera querido, el solía animarla a no mostrarse vulnerable, más de una vez se lo había dicho.

Cada paso era doloroso, no terminaba de asimilar todo, llegó a la Torre de Gryffindor y entro, la sala común estaba abarrotada de estudiantes, todos se sumieron en un silencio sepulcral cuando notaron su presencia, con toda la fuerza y coraje que pudo, atravesó la sala y comenzó a ascender a los dormitorios, las miradas de todos eran bastante molestas, la prudencia no estaba dentro de sus vidas, era claro que en ese momento lo que menos deseaban era que la vieran de esa manera, antes de desaparecer por la escalinata dio la vuelta sobre su eje y encaró a sus compañeros.

–Ya pueden volver a sus vidas, el show por aquí se ha terminado, y desde ahora les advierto que quien se atreva a usar el nombre de– lo dudo por un segundo casi imperceptible– Cedric para burlarse o aprovecharse de la situación– su tono de voz parecía impactar en sus compañeros quienes ahora la veían con cierto temor– yo misma, este donde este, me encargaré de hacer que se trague cada una de sus palabras– finalizó.

Ninguno de los presentes dijo palabra alguna, podían percibir el peligro escondido tras su nombre, por lo que continuo su camino y desapareció del campo de visión, una vez en su cuarto se acostó sobre la cama, sacó de la bolsita de su capa la botella de poción adormecedora que Madame Pomfrey le había dado y se sumió nuevamente en el mundo de los sueños.

El último mes no fue el mejor para nadie, Coraline evitaba a toda costa a todos en general, apenas hablaba con Hermione quien se notaba muy preocupada por su salud, con Ron y Harry no cruzaba palabra alguna, se lo había hecho saber a Hermione y esta a los chicos, se limitaba a ir a clases y regresar a la habitación, por las noches solía ir a las cocinas y pedir comida y frutas para llevar, Dante había regresado al Castillo tan pronto como supo del suceso e intentaba que los entrenamientos distrajeran a la chica, Froilán y Alice le enviaban cartas a menudo poniéndola al tanto de la situación en Salem y preguntando siempre cómo se sentía, aunque en la última semana no había regresado y no tenía compañía.

El último día en el Castillo y antes del famoso banquete de fin de curso Dumbledore la llamó a su despacho, el profesor no había querido molestarla con el tema por la delicada situación, pero ya era el momento.

Entró al despacho de Dumbledore y avanzó hasta llegar delante del escritorio, Dumbledore estaba de espaldas a ella, creyó que no se había percatado de su presencia, pero vaya sorpresa.

–Señorita Powell, tome asiento, hay un par de cosas que debo hablar con usted– expreso con calma dándose la vuelta y dándole la cara.

–Claro- respondió mientras se sentaba.

–Veo que sigue sin usar el uniforme de Hogwarts y no se preocupe, la comprendo totalmente.

–No estaba pidiendo permiso, con todo respeto Prof. Dumbledore, nadie impedirá que le guarde luto a Cedric– se acomodó la capa con suma elegancia.

–Y nadie se lo impedirá, la razón por la que la hice venir es una que usted y yo conocemos.

–Aunque hubiese preferido no hablar del tema, sé que debo hacerlo, ya conozco la versión de los hechos de Potter y también sé que me culpa en parte por todo lo ocurrido– dijo con aspereza– y asumo que tiene razón, ¿cuál será mi sanción?