𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓 𝐓𝐀𝐏𝐄; The Penthouse

xii

ADVERTENCIA: Menciones de suicidio

No pensar en min seola estaba resultando difícil para yebin.

La semana siguiente a la muerte de Seol-ah, Yebin hizo todo lo posible por mantenerse ocupada. La última vez que estuvo tan alterada, Yebin se sentó en sus propios pensamientos, dejando que su culpa la devorara. Esta vez, sin embargo, la joven hizo lo contrario, saliendo con sus amigos en cualquier oportunidad que tuviera. Ahora que presumiblemente Seol-ah estaba fuera de sus vidas, no la mencionaron tanto, lo que le facilitó unirse a sus planes y evitar sus pensamientos tanto como fuera posible.

Estaba particularmente agradecida por el próximo viaje, la escapada le permitió concentrarse en cosas mucho más simples como qué diadema iría mejor con su bolsa de equipaje o qué lentes de contacto de colores coincidirían mejor con las actividades que planearon. Pero no importa cuánto trató Yebin de llenar su cabeza con tediosos planes, la pesadez de su corazón nunca se alivió, manteniendo a min seola en el fondo de su mente como un rasguño que no pudo alcanzar.

Ella no quiere exactamente estar cerca de la Seol-ah, solo recientemente ha sido capaz de llevarse bien con ella. Aun así, se sentía muy mal por lo que sucedió, especialmente sabiendo que alguna vez fue la causa de su dolor. Aunque no sentía que toda la culpa fuera sobre sus hombros, todavía había más que Yebin podría haber hecho por ella. Incluso algo tan pequeño como enviarle una sonrisa durante la escuela cuando nadie miraba podría haber sido suficiente para hacer que Seol-ah se quedara un poco más. Saber que ella podría haber hecho una diferencia hizo que Yebin se sintiera como si no tuviera derecho a sentirse mal por lo que pasó, razón por la cual trató de distraerse tanto como pudo.

Yebin no se dio cuenta de que había dejado que sus pensamientos divagaran hasta que su gato saltó sobre su cama, el pelaje oscuro apenas visible a través de las lágrimas que nublaban la visión de yebin. Yebin suspiró, secándose las lágrimas y sentándose en su cama. Siempre era de noche cuando Yebin no podía evitar sus pensamientos, el silencio de su casa hacía que fuera difícil concentrarse en otra cosa, especialmente cuando sus padres de repente se volvían más ocupados y volvían a trabajar.

- ¿estas cansado?- Yebin le preguntó a su gato, Shinbi, quien respondió con un suave maullido. El gato negro estiró sus extremidades, ronroneando suaves llenando el aire cuando Yebin extendió la mano para acariciar su pelaje. Una pequeña sonrisa rozó el rostro de la joven, una sensación de paz la inundó mientras miraba al pequeño animal. Y por un momento sintió que todo estaría bien.