Capítulo 8.

63 11 7
                                    

Heaven. Capítulo 9.

Una vez que quedaron solos, se miraron finamente sin decir nada, esperando que alguno de los dos diera explicaciones.

San entendía que Wooyoung lo aceptara, pero seguía sin recordarle y aún seguía tan inestable entre si luchar por ambos o solo aceptar su destino.

No pudo decidir, pues su mente se nubló cuando los brazos de Wooyoung pasaron alrededor de su cintura y lo pegaron a él, robándole inmediatamente el aliento con un suave beso; tan lento y dulce que todo su cuerpo comenzó a picar en anticipación.

Sabía que tenía que detener el beso, debía pedirle explicaciones a Wooyoung porque no podía seguir así, viviendo así de esa manera, solo esperando que el lobo de Wooyoung enloqueciera para que se diera cuenta que necesitaba a San.

Deseaba tanto que Wooyoung lo deseara, no solo por su conexión con el lobo, sino que lo reconociera como el amor de su vida, como su alma gemela... deseaba tanto que lo recordara.

Pero no se movió para apartarse, su cuerpo de manera casi automática se acopló al de Wooyoung, pecho con pecho, brazos tocando el cuerpo contrario y labios moviéndose sobre el otro con tanta paciencia que la exploración parecía no tener final. Era un reconocimiento interno entre ellos, un beso que hacía conectar sus almas en medio de las lagunas mentales.

—No sé cómo hablar de lo que siento —susurró sobre los labios de San—, simplemente eres todo para mí, no tiene sentido porque no te conozco pero..., quiero respirarte por siempre.

San tragó saliva mientras escuchaba.

—Te reconozco cómo mí pareja, como mi razón de seee y mi vida entera —continúo, sus dedos acariciando el cuello de San.

—Me rechazaste.

Wooyoung acercó sus labios a la frente de San, dejando un suave beso.

—Lo siento.

—Me lastimaste —siguió.

—Lo siento tanto, mi amor —otro beso suave sobre su frente.

—Ésto no es un juego para mí, Wooyoung —comenzó San, pensando qué palabras son adecuadas para hablar del tema sin romper las reglas—, te amo con cada célula que hay dentro de mí, ni siquiera me molesto en intentar entender la intensidad de ésto, solo lo siento y te amo.

San tomó un respiro mientras daba un paso atrás, perdiendo el contacto con el cuerpo de Wooyoung.

—He esperado tantas noches, tantas que no te imaginas cuentas veces la luna ha visto mis lágrimas de amor por ti. Soy indestructible por éste amor, por ti.

—San... —comenzó Wooyoung, tomando otra vez entre sus brazos a San.

—Cállate, no me interrumpas —dijo con voz clara—, yo creo en nosotros, ¿sabés?, te amo tanto que no puedo simplemente hacerme a un lado. Te volviste mí luz.

Alzando su rostro, San cerró los ojos solo para aspirar el aroma de su pareja.

—Las almas gemelas son para toda la vida, en el sentido literal de la oración. Ésto —los señaló a ambos—, no es algo al azar, estamos tan destinados a estar juntos que no importa cuántas veces huyas de mí, seguiré apareciendo porque es así cómo debe ser. Y quiero que me ames, pero quiero que lo hagas tú y no solo tu lobo.

Con una nueva respiración, San acarició el rostro se Wooyoung disfrutando del brilla tan intensos en sus ojos, viéndole como si fuera lo más lindo del universo y aunque no quería ilusionarse —pues sabía que estaba soltando la intensidad de sentimientos de tantos años que Wooyoung podría asustarse—, pero su corazón se aceleró esperando una palabra de reconocimiento.

—Sal conmigo —rugió Wooyoung—, por favor, ¿puedo ser oficialmente tu novio?

Abriendo los ojos exageradamente, San se preguntó qué clase de droga consumió Wooyoung.

—¿Qué?

—Es cierto que no entiendo del todo lo que está pasando, ni lo que siento, pero estoy seguro de querer tenerte; deseo tanto poder pertenecerte que no tiene sentido postergarlo.

Wooyoung dejó un suave beso en sus labios.

—Hagamos que éste sentimiento no sea pasajero —sonrió—, que sea la luna quién nos incline hasta el cielo, cariño mío.

—Supongo que no puedo negarme a tan encantadora petición —sonrió San.

Con una risa, Wooyoung alzó a San en sus brazos mientras se inclinaba nuevamente a besarlo. El olor tan dulce a fresas y miel le revolvió el corazón de la mejor manera, haciéndole saber que no estaba equivocado lanzandose de cabeza al mar que era encontrar a una pareja destinada.

Estaba tan seguro de amar a San, de sentirlo tan cerca y querer tenerlo para siempre que no existía en ese momento ninguna duda.

San, por el contrario, solo podía rogar para que Wooyoung lo recordara antes de que se acabara el tiempo, porque ahora que había vuelto a probar la dulzura de ser correspondido por el amor de su vida, no estaba seguro de poder soportar perderlo definitivamente.

—¿Entonces ahora puedo besarte en todo momento? —murmuró Wooyoung riendo.

San alzó una ceja.

—Sigo siendo tu superior, Jung, no te confundas.

—Estoy derretido de amor por ti.

Paralizado, San lo miró a los ojos.

—Estoy cayendo tan profundamente por ti que dudo poder contenerme de besarte aún siendo mi superior.

San se acercó a sus labios y lo beso lentamente.

—En éste momento no soy tu superior, no debes contenerte de nada, mi amor.

Heaven «woosan»Where stories live. Discover now