Punto de ruptura

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Continúo tamborileando los dedos sobre la mesa, mientras que con el pie doy toquecitos nerviosos en el suelo. Intento concentrarme en la lectura, pero soy incapaz. Creo que he pasado ya tres capítulos sin enterarme de lo que estoy leyendo... Pero no me importa. No me importa en lo absoluto. Mi mente está en otra parte...

-¿¡Quieres dejar ya de hacer eso!?

El chillido histérico de mi compañero de cuarto hace que pegue un salto en mi silla. Por encima del hombro miro a Ezarel, que a su vez me lanza una mirada llena de criticismo.

-Me estás poniendo nervioso -Dice, enunciando cada palabra como si fuera algún tipo de hechizo para maldecirme.

-¿H-hacer el qué? -Pregunto, intentando hacerme la inocente.

-Los ruiditos -Responde-. Llevas toda la maldita mañana con eso. Estoy hasta las narices, Ewe. Si tan nerviosa estás, sal a correr o haz algo, pero que sea fuera de mi vista.

Ya... Sé que mi nerviosismo puede ser contagioso. Por cómo se queja, deduzco que en el fondo ni siquiera a él le son indiferentes los resultados de hoy, y yo no hago más que empeorar el asunto.

Hoy... Nos dan las notas. Las notas por las que tan duro he trabajado estos últimos cuatro meses (y especialmente las últimas semanas). Y estoy... Muy, muy, muy de los nervios. A ver, yo creo que lo he hecho bien, pero... P-pero nunca se sabe. A lo mejor he respondido mal a alguna pregunta porque no la entendí... O-o a lo mejor rellené mi hoja de respuestas del test mal porque me equivoqué de orden... O a lo mejor se me ha olvidado poner el nombre en algún examen... Ay, Oráculo. ¿¡No se me habrá ocurrido firmar como "Eweleïn", no!?

-¡¡QUE DEJES DE HACER ESO!!

Ezarel me grita de nuevo. Sin darme cuenta, he vuelto a hacer ruidos sobre la mesa, esta vez hasta de forma más nerviosa. Me duelen los dedos.

-¡Estoy nerviosa, no le puedo hacer nada! -Protesto- ¡Y estoy en mi habitación y puedo hacer los ruidos que me dé la gana!

-¡Es MI habitación también, y el dormitorio tiene unas normas muy claras con respecto a los ruidos!

-¡Por el amor al Oráculo, Ezarel, no estoy haciendo TANTO ruido!

-¡Pero me MOLESTA!

-¡A TI TE MOLESTA TODO!

-¡PUES SÍ!

-¿¡QUÉ HACES EN UNOS DORMITORIOS COMUNES!?

-¿¡QUÉ HACES EN LOS DORMITORIOS MASCULINOS!?

-¡¡ESTÁN LAS NOTAS!!

El grito que se escucha desde el pasillo evita que pueda darle una réplica a Ezarel. En su lugar, me lanzo a la puerta y la abro con una energía revitalizada.

-¿¡Ya!? -Pregunto, y el tipo del pasillo, algún delegado de algo que han debido mandar de misión de vigilancia al rectorado, asiente.

-Ya las tienen, puedes recogerlas en...

Salgo casi corriendo por el pasillo, derecha a mi aulario, dispuesta a hacerme con ese boletín de notas.

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𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 7

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Por fin tengo mi ansiado boletín en las manos. He sido de los primeros en llegar al aulario, pero en cuanto han empezado a llegar el resto de alumnos me ha tocado defender mi puesto en la cola con uñas y dientes. Mis dos compis de prácticas han intentado colarse en la fila usándome como excusa, pero les ha tocado volverse al final de la cola. Lo siento... Os invitaré a algo de beber para compensar.

Los años universitarios de EzarelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora