¿Mía?

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La bandeja ahora vacia estaba sentada en solitud sobre la comoda. Mientras que yo la miraba de brazos cruzados desde el sofa a un par de metros de distancia. La ducha seguia corriendo tras la puerta del baño y mi mente seguia elavorando maneras en la que podria matar al hijo de la gran perra que yacia tras ella.

Pero, no podía hacerlo. Tenia mucho en contra y que el estiviera tan tranquilo a mi alrededor solo me dejaba claro que no me consideraba amenaza. Claro, estaba en su territorio. Sin embargo, eso incluso me caía como ventaja. Quizá en un futuro, quizás si gano su confiaza pudiera incluso asesinarlo.

Esa era la única manera que ganaría de vuelta la confianza de Lenuel.

— Por que demonios querria eso — susurro tirándome hacia atras en la cama. Llevo mis manos a mi rostro y gruño.

Era difícil deshacerse de los hábitos.

— ¿Querer qué?— mi corazón da un salto y me reincorporo de inmediato. — Tu lado de la cama es el izquierdo.

— ¿Disculpa? — mi ceño se frunce y lo sigo con la mirada. Una toalla flojamente envuelta en sus caderas, sus cuerpo aun húmedo.

Entonces no puedo evitar ver sus tatuajes y las cicatrices en su espalda.

— Mi lado es el derecho — dice calmado, buscando ropa en la cómoda. Sus movimientos dandole vida al tatuaje de dragon en su espalda — puedes bañarte, ahí esta tu ropa — la ropa que habían dejado en la cómoda ahora yase sobre la cama, donde el la había tirado con precisión.

— ¿Qué demonios tienes en la cabeza? — escupo ahora entendiendo sus palabras.

— Explicate.— dice mientras toma su ropa interior y deja caer su toalla. Mis ojos se cierran solos y me volteo rápidamente.

¿¡Qué carajos estaba haciendo!?

— No pienso dormir contigo. Mucho menos bañarme contigo aquí. No soy estúpida, no confío para nada en ti.

— Puedes dormir en el sofa o en el suelo. También puedes dormir con alguno de mi hombres, pero sola jamás. — zanja pasando frente a mi en unos pantalones grises vagamente abrazando sus caderas— sino quieres bañarte no voy a obligarte, pero una cosa tienes que entender. No estaras sola nunca a menos que estes aquí, en mi habitación. Asi como tu no confias en mi, yo no confio en ti.

— ¿Entonces porque dormiras en la misma habitación? Puedo matarte mientras duermes.

— Como lo dijiste — se detiene, mirandome directamente a los ojos — no eres estúpida, asi que sabras que si quiera tratar es una perdida de tiempo. Buenas noches La Seine.

Y asi, se recuesta en el lado derecho de la cama y cierra los ojos. No habia visto a un hombre mas relajado en mi vida.

Me sacaba de quicio, ponia todo lo que yo creía y sabía de cabeza.

Me confundía.

— No pienso tocarte. No soy ese tipo de hombre y te aseguro que ninguno de los mios lo hara tampoco. Si llega a pasar, déjamelo saber.— murmura adormilado.

— No puedo confiar en ti.

— La confianza no existe en este mundo La Seine, no tengo que recordartelo.

Y luego de eso, se quedo completamente callado. Se había dormido.

Bufo y miro el techo. Qué más me quedaba. Que mas podía hacer. Lo miro una ultima vez antes de tomar la ropa y meterme en el baño, me aseguré de cerrar la puerta y de colocar el zafacon metalico frente a ella en caso de que alguien la abriera. No los detendria pero si me alarmaria al instante y me daria tiempo de al menos prepararme.

Suspiro aliviada cuando la ropa interior cae al suelo y doy paso lentos hasta la ducha. El vapor aun se sentía entre las cuatro paredes, se pegaba a mi piel como el sudor de medio día. Pero el olor que desbordaba apaciguaba aquella incomodidad de forma tremenda. Era varonil, fuerte y agradable, de esos que te hacian voltear la cabeza y ver a quien le pertenecia en la calle.

Niego tontamente y me meto a la ducha, encendiendola en su temperatura mas fría. Retengo el chillido que quiere salir por mis labios y me quedo quieta esperando a acostumbrarme algo. Mientras veo como la gotas escurren en carrerillas por la puerta de cristal, como juegan entre ellas hasta fundirse unas con otras y desaparecer en el suelo.

Al final, paso minutos parada bajo el chorro sin hacer nada. Sin moverme, solo perdida en unas gotas de agua. No estaba pensando en nada, cuando debería pero era tan comodo simplemente no hacerlo. Era tan tranquilo.

— Ya que carajos...— murmuro mientras lleno la tina. Si me bañaria lo haria como quisiera. Si ya estaba aquí, al menos lo aprovecharia.

No tenía nada que perder. Me vuelvo a recordar.

El agua ahora caliente me relaja de a poco. Y tomo el jabón en gel que tengo más cerca, habia varios pero no tenía animos para escoger. Cuando ya me estoy lavando noto que probablemente fue el mismo que uso L. Un detalle curioso que me vale muy poco en realidad. Solo quería sacarme la suciedad del día y el maquillaje que quizá con suerte salga por completo.

Al culminar me recuesto y cierro mis ojos, sientiendo la paz de estar sola y algo remoto a estar cómoda. Respiro con tranquilidad, suspiro de vez en cuando. Oh que bien vendria una copa de vino en estos momentos. No, mejor la botella entera. Eso si valdría la pena.

Si tan solo mi vida fuera mía y asi de calmada, algun día me permitiria ser realmente feliz.

Tu vida me pertenece a mi, La Siene.
Es mia.

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⏰ Last updated: Nov 02, 2022 ⏰

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De LuqueWhere stories live. Discover now