—¿Cree que con eso va a lograr algo? —arqueó una ceja en espera de una respuesta.

—No es personal. Solamente él debe conocer lo mal que está.

—Él ya lo sabe —mintió.

—No lo creo —estaba claro para el otro que no podía siquiera mentir. Ese tío era un lince, mucho más rápido y astuto de lo que pensaba—, por eso es mejor que me asegure. Tal vez él sí pueda corregirte.

—¿Eso es todo? —inquirió observando su lujoso reloj negro en su muñeca izquierda. Si tenía suerte aún alcanzaría a almorzar tranquilamente con sus amigos.

—No. Quiero decirte una cosa —se aclaró la garganta para comenzar con el mismo sermón de siempre. Qué va, ya se perdería todo el tiempo ahí—. Quieres ir a la universidad, pero si continúas como vas es improbable que logres acceder a una prestigiosa. No eras un mal alumno antes, eras sobresaliente. Aún estás a tiempo. Si mejoras este año que aún comienza tal vez lo logres —sugirió haciendo resoplar con fastidio al impaciente.

—¿Y cómo se supone que haré eso? —enarcó ambas cejas sin embargo su tono no revelaba interés alguno, más bien parecía burlón.

—Busca un tutor.

¿Un tutor? ¿Estudiar?

No, esa no era una posibilidad.

—Me da igual —negó sonriendo con cinismo como siempre—. La verdad no entiendo por qué siempre me dice lo mismo.

—A veces yo tampoco creo saberlo, pero luego recuerdo el buen alumno que eras y pienso que cambiarás —admitió elevando sus labios con pesar.

—Nadie cambia de la noche a la mañana.

—Tú sí, ya lo has hecho, y para mal.

—Como sea. ¿Ya me puedo ir?

—No te estoy reteniendo —se encogió de hombros y el otro desapareció del lugar a la velocidad de la luz.

Bien, con esa charla solo consiguió gastar tiempo.
Estaba claro lo que debía hacer ahora. Tal vez así conseguiría a la fuerza que su alumno cambiara por lo menos un poco.

Nunca fue así de interesado por pésimos estudiantes, solo con los que alguna vez fueron excelentes y de la nada resaltaron entre el montón de "casos perdidos" de la escuela.

Ingenuamente albergaba una esperanza de que Jungkook le hiciera caso a su padre, que era famoso por ser un empresario severo y perfeccionista; de lo contrario sería expulsado, lo que era una lastima considerando el intelecto del menor al que solo hacía falta pulir como a un diamante en bruto.

(...)

—¿En dónde estabas?

Jungkook no pudo evitar sobresaltarse del susto que le causó esa gruesa y severa voz a sus espaldas.

Había entrado a casa lo más silencioso posible, ni siquiera hizo ruido al abrir la puerta, pero aún así había sido descubierto.

Al voltear se encontró con esa conocida silueta masculina que resaltaba en las penumbras que invadían la sala descansando sobre el sofá. A penas entraba una leve luz a través de los cristales detrás suyo, coloreando de gris el lugar a la vez que le daba un aspecto siniestro y tenebroso.

Rompiendo Las Reglas || TaeKookWhere stories live. Discover now