Jin

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Después del festival de otoño, Yoongi y jungkook empezaron a salir.

Siendo honestos, Jungkook no era la clase de chico que se imaginara algún dia en una relación como la que tenía actualmente.

Yoongi era lindo, calmado, era alegre, sin duda alguna todo lo que él alguna vez fue.
Regresó, de forma diferente pero lo hizo, y entonces ahí Jungkook lo entendió.
Aunque todo lo malo que había hecho estaba reflejado día a día en su presente, no importaba más, solo si estaba con su ahora novio.
Nada importaba, solo ellos, y el pensar eso no hacía más que agitar de alegría a su corazón. ¿Había la posibilidad de que alguien como si mismo fuera feliz después de todo el daño que causó? El ahora le respondió sin chistar, sin alterarse.
Claro que se podía.

Y la felicidad no es fácil de ocultar,  todos los días los rumores de pasillos se esparcian sin algún tipo de freno, bueno, no es que no fuera obvio, después de tanta química entre ellos dos, era fácil sacar conclusiones. Alfa y Omega estaban juntos ahora.

¿Impresionante? si.
¿Predecible? Claramente.

Yoongi no podía mentir. Después de tantos días, su objetivo sería que la vergüenza no lo dominara, pensó tratar a el pelinegro igual que siempre, pero no contaba que el solo pensar en ellos dos, esa noche del festival, o algún momento emotivo como la vez que Jungkook cantó a la par de las teclas de su piano, traicionarian sus planes.

Y su lobo claro que no se queda atrás, el puede estar dormido, pero cuando detecta el aroma tan reconfortante de su, ahora, pareja brinca de alegría y no deja de aullar de la felicidad.

"Maldita bola de pelos, quédate callado". Yoongi se regañaba internamente pero sabía que no era rival para su lobo, ni siquiera para sus propias emociones, que nunca pasaron por alto lo maravilloso que era Jungkook a sus ojos.

Y como se dijo, la felicidad es difícil de ocultar, algo así como ese dicho "No intentes tapar al sol con un dedo".

Yoongi no podía tapar su linda sonrisa de gomita cada que pensaba en el pelinegro. Y Namjoon había notado esas risas y ese aroma dulzón de felicidad que emanaba el aura de su hermano menor.

El adoraba ver a su menor feliz , pero sin duda era algo sospechoso que su aroma se haya intensificado de la nada, y todavia ese rastro de alegría que lo acompañaba a todas partes que fuera. Tanto que parecía que dejaba pétalos de flores a dónde sea que caminara.

El mayor de los Min estaba muy interesando en saber que era eso que ponía tan feliz a Yoongi y llegaría al fondo de eso.

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La detención de ambos habia terminado y ahora estaban caminando de la mano directo a casa del pálido.

El Omega se sentía tan avergonzado, no por el hecho de que el más alto tomará su mano, eso sin duda alteraba su débil corazón cada que lo hacía, el problema era que no contaba que se pondría tan nervioso que su mano había empezado a sudar desenfrenadamente.

Era una costumbre que ahora tenían, pues Jungkook adoraba tocar la mano de su novio, sentir el contacto de ambos en uno muy romántico como ese. Sin duda uno de los actos más intimos del romance.

— Gracias por acompañarme — apenas sus manos se separaron Yoongi intento no ver a los ojos de Jungkook, le daba tanta pena la cara que pondría luego de dejar su mano sudada.

— No es nada, ¿hablamos en la noche verdad? — Le preguntó Jungkook sereno y Yoongi solo asintió sin voltear a verlo.
Jungkook no lo paso por alto, sabía que era lo que sucedía.

Acto seguido tomó la mano de Yoongi de nuevo, y dejó un pequeño beso que realmente apenas fue un roce de sus labios en el dorso de su mano. Yoongi se quedo helado, tan helado que sus mejillas estaban tan rojas como si estuviera a 10° bajo cero.

— Nos vemos hyung — Jungkook se despidió y solo se dio la vuelta, sonriendo para si mismo. "Lindo" pensó Yoongi.

Se río por lo bajo, con su otra mano con la con el suave toque de la yema de sus dedos, tocó donde se había depositado el beso de el alfa.
Sin duda sabía cómo hacer que su corazón diera latidos demasiado rápidos.
Yoongi abrió la puerta de su casa y entro, dejo sus cosas al lado de la puerta y se quitó sus zapatos.
Su estómago rugió y entonces camino hasta la cocina de su casa.

— Hola Yoongi, que bueno que llegaste, justo estaba terminando la comida — Era Jin su cuñado, pero también su amigo.

— Hola Jin-hyung, no sabía que estabas aquí, ¿en dónde está mi hermano? —

— Aun no llega, y me pidió que viniera a darte la comida, ¿como decir que no? —

— Gracias hyung, aunque también hubiera podido arreglarmelas con unos fideos — Tomo asiento en una de las sillas de el comedor.

— ¿Acaso solo sabes comer fideos? Por eso es que estas tan delgado, por suerte tienes a el mejor chef que conocerás —  Yoongi rodó los ojos divertido.

Jin sirvió la comida en la mesa y se sentó junto a Yoongi, y empezaron a comer en un silencio cómodo.
Jin era sin duda el mejor hyung que pudo haber tenido, era atento cariñoso y sin duda parecía más su padre que su propio padre.
Además de que era hermoso, sin duda el premio de mejor rostro de Corea o del mundo lo tendría Jin.
Daba gracias a la diosa Luna que Namjoon haya tenido la suerte de encontrar a alguien como el, incluso si solo fue en la cafeteria de Jin en la que Namjoon rompió uno de los platos, y por suerte no fueron cobrados con la condición de que le diera su número a el contrario.
Era como un hermano, más bien eran una familia, y el Omega sentía toda la confianza con el.

Y sabía perfecto que no podía guardarle secretos. No a el.

— Y entonces... ese novio tuyo... —

Yoongi por poco se ahoga al oirlo de la nada.

— Novio? Yo? Quien? Dónde? — el Omega menor rio de una manera sospechosa y neurótica.

— Casualmente estaba mirando por la ventana esperando a que llegarás, y entonces te vi, bueno, más bien los vi —

Jin nunca habia tenido filtros, el hablaba derecho y directo, aunque a veces esto diera con ciertas incomodidades.

— No intentes negarmelo, que también vi ese beso —.

— No empecé a salir con el hace mucho, ambos nos sentimos atraídos por el otro, y el dió el primer paso, fue único —.

Ambos rieron.

— Supongo que Namjoon aún no sabe —.

Yoongi tragó saliva y nego.

— No se que piense, tengo algo de ansiedad sobre eso —.

— Entiendo, a veces tu hermano es algo impredecible —.

— Igualemente sabes que tienes que decirle, es tu hermano merece saber, así como yo —.

– Le dire, no te preocupes —.
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DETENCION [ En edición ]Onde histórias criam vida. Descubra agora