Capítulo 05

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El secreto.

La noche era fría, era una de esas noches tristes y melancólicas. La brisa ondeaba con tranquilidad los árboles, jardines y las casas. La luna llena iluminaba todo a su alrededor, y los estruendosos gritos en una mansión provocaban a quiénes los escucharan miedo... terror.

En dicha residencia se encontraban Brenda, Evans y Thomas Fisher. Los tres corrían de un lado a otro por todas las habitaciones, buscando agua caliente, toallas y demás. Elena Fisher estaba en labor de parto, la fecha se había adelantado y ninguno de los miembros que allí se encontraban estaban preparados.

___ ¡Aaah! ¡Mierda! ¡Saquen a éste bebé de mí! ___ sus gritos eran fuertes y aterradores. Su rostro estaba pálido, sus ojos rojos y los dientes apretados. Estaba enojada y eso todos los presentes lo notaban.

___ Espera un poco Eli. Brenda ya fue por las toallas restantes, es que hay mucha sangre ___ susurró Evans, su esposo.

___ Dile que se mueva... ___ respiró hondo y pujo con intensidad ___ ¡Maldita sea!

La hermana mayor de Evans finalmente había llegado junto a Thomas, el menor de los tres hermanos. Elena los maldijo a cada uno por igual y siguió todas las instrucciones que su cuñada leía rápidamente en un viejo libro de partos, uno muy confiable, según la mayor.

Elena apretó fuertemente la mano de su esposo cuando el bebé asomó su cabeza. Brenda lo tomó con cuidado y Thomas se había desmayado. Evans no podía dar crédito a lo que veía, aquél era su hijo. Su valioso primogénito, y era un varón.

___ ¡Es hermoso! ¿Como lo llamarás? ___ preguntaba Brenda mientras lo limpiaba y acababa por cortar el cordón umbilical, para luego acercarlo a ella.

___ Arthur, ese será su nom... ___ sintió como algo se removía en su interior, provocando que cerrara sus ojos fuertemente ___ ¡Aaah! ¡Duele!

Brenda corrió rápidamente hasta sus piernas completamente abiertas, dándose cuenta que algo se asomaba.

___ Oh por Dios, es otro.

E hizo el mismo procedimiento que con el primero. La segunda pequeña resultó ser una niña, igual de hermosa que su hermano y con un parecido algo extraño.

___ Gemelos...

___ Ella, ella se llamará Camila y...

Elena cerró sus ojos sin poder acabar, pareciendo dormida, pero su pulso ya no existía. Evans se quebró, lloró el resto de la noche y también todos los días de la semana. Él no quería a los niños, pues los culpaba de haberle arrebatado a su amada.

Su sufrimiento silencioso se prolongó por todo un año de estar completamente desolado, hasta que se dió cuenta que aquél teatro no valía la pena. Visitó a su hermana y finalmente conoció de manera decente a sus hijos, ambos eran preciosos, pero su afecto para con el varón era demasiado palpable.

Brenda accedió a darle los niños, pero sin quererlo del todo.

Fue así como Evans crío a su imagen y semejanza a Arthur Fisher. Físicamente parecido a él, poseedor de su carisma, original personalidad y habilidad para aprender todos los días alguna cosa nueva. Evans amaba su curiosidad, y lo amaba a él con su vida.

Con los años, cada familiar y algunos conocidos empezaron a notar las diferencias entre Camila y Arthur Fisher. Él era un encanto, ella era fría. Él estaba rodeado de amigos, ella siempre caminaba sola a casa. Arthur era un niño simpático y hablador, Camila era callada y muy reservada. Ambos eran luz y a la vez oscuridad; pero en ella pesaba mucho más ésta misma.

Una noche, cuando todos dormían, un estruendoso grito salió de la cocina. Evans corrió asustado escaleras abajo junto a su hijo y algunos vigilantes armados irrumpieron por necesidad en el hogar, observando con absoluto espanto como Martha, la cocinera, estaba envuelta en un charco de sangre. La vena ubicada en su cuello expulsaba aún más de ese líquido rojizo, mientras que su cuerpo permanecía completamente inmóvil sobre el suelo.

Él notó las pequeñas huellas de zapatos que se habían paseado alrededor del cadáver, observó a su hijo y bajó su vista a su calzado. Evans sintió como su alma se despegaba brutalmente de su cuerpo al notar que aquellos zapatos tenían las mismas huellas que estaban cerca del cuerpo.

Su mente ni siquiera se había molestado en pensar sobre algún culpable, para luego encerrar a su asesino. Pues, no pensaba hacer nada contra su propia hija que tan solo tenía 11 años de edad.

Esa noche fue la primera de muchas, donde Camila Fisher satisfacía al demonio que ella aseguraba y tenía en su interior. En más de un psiquiátrico tuvieron que internarla, pero ella siempre se escapa, desatando su furia contra algún miembro de la familia o alguien de su círculo social más cercano.

Alguien que realmente le doliera a todos los Fisher por igual.

Desde aquellos lamentables acontecimientos venían los rumores de la familia; pero ese sólo era el principio. Evans había notado que intentar detenerla acabaría siendo algo muy peligroso, así que le dió total libertad para matar. Sólo que, con una única condición. Ella mataría a quién él eligiera, y fue así como Camila pasó de ser una hija, a ser la nueva asesina personal de la familia Fisher.

El descuido de su salud mental había sido claro, ella perdió toda la noción del dolor, compasión, cariño o amor que cuando era pequeña le habían enseñado. Se volvió peligrosa, no solo para la cuidad sino que también para la familia.

Más de uno había abusado de ella tanto física como psicológicamente. Muchos fueron quiénes se divertían haciéndole daño, considerándola un pobre animal sin ningún tipo de sentimientos, y sí, ella aceptó todo eso pero a un costo demasiado elevado para los demás.

Sus vidas...

Hasta que su padre, al borde del colapso y la desesperación decidió encerrarla. Lejos de todo y de todos, ocultarla para siempre del mundo y dejando como único testigo a su hijo.

Los años pasaron, él volvió a contraer matrimonio y su nueva esposa había concebido hijos. Dos niños, y ambos resultaron ser gemelos; pero nada podía durar para siempre, ya que Evans y Arthur cometieron un grave error. Dejaron con vida a la bestia que años atrás debieron acabar, misma bestia que ahora estaba libre... y sedienta de sangre.

Lo que nadie veDove le storie prendono vita. Scoprilo ora