Mi excepción. (2/2)

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– ¿Sí? – respondió inclinándose hacia delante.

El rubio acaricio de su cintura a sus caderas en obvio coqueteo. Bajo a sus piernas y dejo sus lindas manos en su regazo.

– Puedo...? – dijo este que con la mirada de un sorprendido Eiji, gateaba a donde estaba. Había sido un susurro, casi súplica en tono de jadeo.

Se acercó a él, cuando llegó subió sus manos desde sus tobillos a los costados de sus piernas.

Le quitó el libro y lo dejo en el piso a un lado.

– ¿Te han gustado algunas escenas del libro? – dijo mientras subía y se sentaba al lado de el.

Sus muslos juntos haciéndose más anchos.

– ¿Qué pasa, Ash? – volteo a verlo directamente a los ojos.

Nunca había visto esa mirada, jamás.
Una mirada profunda e intensa, como si hubiese fuego en esas esmeraldas.

El rubio lamió sus labios y se acercó bajo la atenta y algo asustada mirada del pelinegro.

Se acercaron y sin esperar juntaron sus labios. Fue un beso dulce, con un tono de desfachatez y atrevimiento.

Durante un momento se alejaron para respirar ante la sorpresa del beso. Se acercaron de nuevo, esta vez besando con más pasión. El fuego había comenzado a quemar a Eiji.

El mas joven subió a su regazo, sin sentarse.

El beso subía de tono. Las manos del japonés fueron a la cintura del americano y lo atrajo hacia él.
Este soltó un jadeo, imagino algo, pero esto no se comparaba, se sentía flotar y quemar.

Bajo sus labios al cuello de Eiji y devoró su cuello, escuchaba sus jadeos.

Siguió bajando a sus hombros y clavículas, esa camisa algo suelta de cuello redondo dejaba espacio para besarlo.

Sintió unas manos entrar por dentro de la camisa para acariciar su espalda, le encantó.

Fue cuando se sentó y acerco. Sintió un bulto duro pegar contra el suyo. Insistió en el golpeteo y ambos gimieron.
Eiji posando firmemente sus manos a sus lados. No aguanto.

– Por favor, tócame... – Tomo las manos algo grandes y las poso en sus piernas, exactamente a los costados de sus muslos.

– ¿Así? – pregunto el chico que tanto le gustaba al rubio mientras acariciaba la parte superior de sus piernas sin llegar a rozar su entrepierna.

Dió un asentamiento y un sonido de afirmación para después gemir.

– Ahhh~~ Mi... – se lamento el rubio, sentía su pene quemar, estaba muy duro. Juraba que sentía dilatarse.

– ¿Pasa algo malo? Ah~~ Sí. Justo así. – era el turno del pelinegro para gemir. – Aghh... Me duele. –

– ¿Qué le duele a Onii-chan? – pregunto con voz algo aguda y falsamente inocente, esto causó que el pene del japonés endurezca más, se sentía tan sucio al haber amado la forma en que Aslan le hablaba. – Ah? Qué le duele? – jadeo y dejó caer su cabeza atrás. – Le duele esto, Onii-chan? – dijo un ligeramente aniñado rubio mientras tocaba por encima el pene del pelinegro.

– Ash... No... – volteo a ver jadeante al rubio. No podía. – No está bien. Tu... –

– Yo estoy deseando tanto que Onii-chan se hunda en mi... – susurro un muy rojo Aslan.

– Ash... – dijo con cuidado.

– ¿Quieres hacerlo, Eiji? Sino, puedo bajarme y listo. – pregunto en un tono más común.

𝐀𝐬𝐡𝐄𝐢𝐣𝐢 - N̶o̶t̶ ~𝙹𝚄𝚂𝚃 𝚂𝙴𝚇~Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum