Parte 2

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Corrí, salí despavorida, sin mirar atrás, aún con la dignidad tirada en el suelo y bastante segura que esta, ya había tocado el centro de la tierra. Sentí como el aire se tornaba caliente en mis pulmones, lo difícil que se me hacía respirar y como me dolían los pies; frené la maratón y me agarré las rodillas intentando controlar la respiración; alcé los ojos al cielo y las ramas florecidas me sacaron de mi ensoñación. Seguía allí; parada en la misma vitrina y aunque mi cerebro había viajado kilómetros; este no había querido enviarle mensaje a mis piernas para que se movieran de sitio. Sin embargo la sensación de no poder respirar era real, en especial cuando en dos zancadas ya estabas junto a mí.

No dijiste ni media palabra y aunque yo tenía varias excusas, mi cerebro seguía sin poder reaccionar a mis estímulos.

Te quedaste mirando nuevamente el árbol, en sentido contrario a donde miraba yo; estábamos tan cerca pero cada uno ponía su vida del lado contrario, tú a la majestuosidad de la naturaleza, y yo, a la vergüenza del vacío que provoca la nada.

Te sentía respirar, dándome la sensación de que el oxígeno que hasta hace poco le faltaba a mis pulmones se tornara en mi sistema como una bocanada de vida. <<Quizás no has visto lo que he visto yo, quizás te has regresado porque quisiste mirar un poco más, quizás no piensas que soy una acosadora; hasta ahora sigo siendo invisible y eso es deprimentemente bueno>>

-Simplemente hermoso- Escuché que murmuraste .- ¿No te parece?- Volviste a pronunciar.

Me di media vuelta y vi mi reflejo en la vitrina, tus ojos pegados a él. <<ok no, ya no soy invisible>>

-Soy Romeo, mucho gusto- Me diriges extendiéndome tu mano, mientras yo solo supe partirme de risa.

-Lo...lo siento, por favor, no he querido ofenderte- Dije tartamudeando, al ver como tu rostro se ensombrecía.

-Romeo, soy Julieta, mucho gusto- Dije aun conteniendo la risa y recibiendo tu mano entre la mía.

-Vaya, esto parece que no terminará bien- Sentenciaste luego de que tu garganta emanara la que hoy es mi canción favorita y la que los mortales le llaman "risa".

.¿Café o cerveza?- Dijiste por fin

Miré mi reloj ante tu pregunta, marcaba las 11:00 am, sin embargo el sol parecía que se comería el mundo...

-Deben ser las 4pm en alguna parte del mundo, así que cerveza- Dije con honestidad y éxtasis, al notar que realmente estoy hablando contigo.

Entramos al cafecito detrás de nosotros y nos sentamos enfrente del otro en una mesa junto al gran ventanal.

-Entonces Julieta, ¿hablaremos de aquel asunto de que por varias semanas has estado escondiéndote de mí? -

-No , no hablaremos de ese asunto- Respondí con la mirada perdida en aquel punto exacto donde tantas veces creí esconderme de ti.

Ambos reímos y por primera vez me atreví a mirarte de frente, sin vergüenza alguna, detallando tu rostro e imaginándome que estaba debajo de mí.

Eres fuerte, viril; con una piel a la que la noche le hizo el amor; ojos grandes vestidos por tupidas y espesas pestañas, barba espesa  y un par de labios que...<<¡Dios mío que labios!>>

Sé que estás hablando pero ni idea de que me cuentas; el movimiento de tus labios gruesos y con ese color púrpura precioso que tienen, me han desconectado mi lado consciente y han despertado a la bestia. <<¡Dios! Deben verse gloriosos en medio de mis piernas, y ni que hablar de cómo deben sentirse.>>

- ¿Qué opinas? - me diriges expectante -Que deberíamos estar aprovechando mejor este tiempo- 

<<¡NO , eso no ha salido de mi boca! No , no, no , no>>

-Dilo de nuevo....- Preguntas entre sorprendido y fascinado.

Ya, ahora no soy capaz, estoy intentando encontrar en mi cerebro de dónde me ha salido esa poca vergüenza, aunque seguro estoy buscando en el lugar equivocado, la respuesta está debajo de mi falda.

No esperas un segundo más , te pones en pie , dejas dinero sobre la mesa, más de lo que muy seguramente han costado las dos cervezas, me tomas de la mano y me conduces a la calle. Y allí voy yo, cómo cola de cometa , sin pensar, sin creer, sin esperar

Llegamos a la calle y volvemos a encontrarnos con el árbol, me estampas contra él y dos segundos después tengo tu lengua sobre mi boca, reconociéndola, dibujándola , devorándola, matándola, trayéndola a la vida. No aguanto un segundo más y te clavo las manos en la nuca, celebrando con tu pelo que posiblemente me estoy jodiendo la vida y que eso es maravilloso.

Siento el peso de tu cuerpo aplastar al mío y la dureza de tu ser acribillándome el abdomen; se siente bien, te sientes bien, me siento bien. Mis caderas te aprueban, mi boca te celebra, mis manos te recorren, me da igual si estamos en mitad de la calle, me da igual si me arrancas la ropa y las penas, me da exactamente igual si el planeta entero se vuelve espectador de nuestra improvisada muestra de arte.

-Vamos- Te escucho balbucear sobre mi boca. La respuesta no la esperas, ya la tienes, sigue debajo de mi falda.

Morir para bailarWhere stories live. Discover now