Capítulo 5: ¿Chester?... En serio

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Entonces todo volvió a la normalidad, el agua del río siguió fluyendo los planetas seguían girando, Becht y Herb se miraban esperando que Denh dijera algo.

—Amigos lo mejor que podemos hacer ahora es entrenar nuestras habilidades, ven esa montaña que está allá a lo lejos.

—Nos vas a decir que la movamos. —Bromeó Becht y sonrió.

—No, que la desaparezcan, ven aquí, ya que andas hecho el chistoso tú lo intentarás primero. Solo desea que ya no esté allí y desaparecerá, ordénale que desaparezca.

—Desaparece —dijo y haciendo un gesto con su mano mentalmente lo deseó, increíblemente la montaña desapareció en ese instante.

Herb miraba atónito como su amigo había hecho algo semejante sin nada de esfuerzo.

—Eso es, bien hecho, ten en cuenta que ahora esa montaña ya no existe, así que mucho cuidado con este don, ahora hazla volver, debes desear y ordenar que exista nuevamente.

Becht apenas controlaba su nueva habilidad, se le dificultaba volver a aparecer la montaña.

—Practica amigo que eso será útil cuando tengamos miles de seres malignos a nuestro alrededor, ahora es tu turno Herb, trata de desaparecer ese árbol.

Este miró el árbol con desprecio, pues pensaba sería muy fácil, lo intentó varias veces, pero el árbol no desaparecía, empezaba a impacientarse.

—Tranquilo amigo, tratemos con algo más pequeño —dijo Denh e hizo aparecer un balón de futbol—. Concéntrate y haz que esta pelota desaparezca, tú puedes.

Herb miró fijamente el balón y haciendo un ademán con su mano lo hizo desaparecer.

—Bien hecho —expresó Becht con felicidad.

—Muy bien, sigue entrenando hasta que logres hacerlo con mayor fluidez. Estamos a 12 días de la hora cero, en este lugar podremos aprovechar muchísimo ese tiempo, aquí parecerán 2 años aproximadamente, lo sé porque ese fue el tiempo que entrené por mí cuenta, no sabemos nada de Sewell, así que por el momento nosotros somos la única esperanza del universo. Me tomó un tiempo entender que si no tenía fe en lo que quería hacer, no podía hacer nada, recuerden eso.

—Creo que deberíamos traer más personas aquí —sugirió Herb.

—También lo pensé, pero tienen que ser individuos que no se quiebren, por lo que oirán, sobre todo fuertes mentalmente —indicó Becht, que ya había logrado hacer aparecer de nuevo la montaña.

—Concuerdo totalmente con ustedes, tengo algunos nombres en mente, ustedes tienen algunas sugerencias.

—Me parece que Aboem puede ser un buen elemento para este grupo —contestó Herb.

Becht al no tener sugerencias se quedó en silencio.

—Traeré 3 personas más, Aboem, Junsev y Sab, enseguida vuelvo.

—Espera y si alguno no quisiera venir o no te crea que pasará —preguntó Becht.

—Si no me creen no podré traerlos, puesto que tienen que creer sin ver para poder estar en este lugar, es como un salto de fe, por eso recurrí a ustedes primero, sabía que creerían, aunque tú dudaste un poco —dijo eso y desapareció.

En la Tierra, Denh se comunicó con sus amigos, Aboem, Sab y Junsev o como él le decía en el tiempo de adolescentes Jun.

Aboem media 1.75, tenía el cabello crespo color castaño muy cortito, usaba lentes, su figura era atlética, ya que iba mucho al gimnasio, su edad 24 años.

La Leyenda de DenhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora