Esbocé una sonrisa pero no de alegría, fue más bien casi con cinismo, estaba incrédulo por lo que estaba escuchando, pero mucho más de lo que la impulsó a hacer esto, todo encajó de repente.

—Espera...—levanté una mano para detener las cosas que estaba diciendo, ni siquiera le presté atención al final. —¿Qué es todo esto? Porque de la nada te has dado cuenta que desde hace semanas estoy en depresión si no me has prestado atención, Amber. Seamos honestos, no eres tú quien se dio cuenta.

Se estremeció al oír mis palabras, le costó mucho poder desprenderse de mi mirada, porque era prisionera, no sabía cómo huir de la verdad, mis ojos desafiantes estaba descomponiendo su compostura poco a poco.

—¿De qué estás hablando? —preguntó, haciendo una mueca, luchaba para que la calma no abandonara su cuerpo, lo noté. —Estoy hablando contigo de esto porque soy yo a quien le importa lo que está pasando. ¿No puedes dejar de mencionar a otros?

Parecía increíble que todavía lo negara, que me creyera un estúpido, no iba a echarle en cara nada, lo único que quería era la verdad, la que ella se estuvo negando por mucho tiempo, me daba la impresión que aquella verdad ya la había descubierto y también aceptado.

—Sabes a quien me refiero, ¿O prefieres que te lo diga de manera directa? Será más sencillo para ti, no ocuparas adivinar.

Se quedó con los ojos clavados en los míos pero a pesar de eso, su expresión fue ausente, no hubo nada en su rostro que me diera una respuesta, incluso fue extraño para mi ir descubriendo que sus ojos inexpresivos ahora empezaban a resguardar cierto resentimiento.

—Sí, ya sé a quién te refieres, no necesitas decírmelo, tampoco debes de meterlo a la discusión.

—¿Y por qué no? Ya lo entiendo todo, ni siquiera tu pudiste darte cuenta de que tan mal estoy, es increíble que Dave haya percibido todo lo que tú has ignorado por semanas, me doy cuenta ahora de cuanto te importo.

—¡Sí! Tal vez tengas razón, ni siquiera me he dado cuenta de lo mucho que te la pasas en ese teléfono, ignorado también todo a tu alrededor —avanzó dos pasos hacia a mí, con sus ojos rencorosos y acusantes, gritando todo lo que se le cruzaba por la cabeza —¡Y a este punto me importa una mierda con quien hables! Puedes cogerte a Diana si quieres, no me importa.

—No estoy hablando con ella, ¡Es Natalie! Mi terapeuta, mi amiga, ella si me prestó atención, mucha más que tú, me dijo todo lo que necesitaba para superar la muerte de mi hija, cosa que tu nunca hiciste. —saqué mi móvil y lo lancé cerca de sus pies, la pantalla se iluminó en el fondo de pantalla, era nuestra foto. —¡Era lo único que te pedí! Tu apoyo, tu presencia ¿Qué querías que hiciera para que te quedaras? ¿Qué te dio él que ahora ya no importa lo nuestro?

Apartó sus ojos, su rostro delataba dolor, casi como si hubiera recibido un golpe seco en el pecho, sabía que no iba a poder contenerse, que en cualquier momento ella lo diría, cualquiera que fuera esa razón, ya no había ningún motivo sólido para que no quisiera ya confesármelo.

—No hubo nada que él pudiera darme, éramos nosotros —se cubrió el pecho con las manos, como si tuviera frío y así parecía, se estremeció, su voz se escucha baja, casi débil, aquel enojo que me mostró antes se había esfumado, ahora su seriedad era de hierro y era a mí a quien mantenía congelado, no parecía Amber, sus facciones eran las de una desconocida—Ahora sin Ivy me doy cuenta que no tenemos nada, ella era la razón por la cual estábamos aquí y descubrir eso hizo que me alejara de ti.

No me moví, ni siquiera estaba consciente de que no estaba respirando, con demasiada fuerza pude apenas tragar saliva, el nudo en mi garganta me impedía hablar, no quise hacerlo, sabía que si lograba pronunciar palabra alguna me iba a quebrar de verdad. Lo único que podía pasar por mi mente eran las imágenes de aquellos momentos que pasamos para poder llegar hasta aquí, el sacrificio y el esfuerzo, la espera de nuestra hija y nuestro futuro juntos, casados y con más hijos de los que podíamos haber planeado, todo eso ahora resultaba ser mentira, solo estaba soñando, una fantasía solo mía.

Suspiré, no supe que hacer o que decir, me atreví a verla a la cara pero ella no a mí, así me di cuenta de cuanta verdad tenía lo que había dicho, la pregunta aquí era, ¿Desde cuándo se guardó esa verdad?

—Eso quiere decir, que todo este tiempo juntos, ¿Fue solo culpa? Sentiste algo de culpa o que te mantuvo aquí si Ivy ya no estaba.

No respondió, estaba intimidada y avergonzada, creí que tardaría en responder pero me tomó por sorpresa cuando alzó la cabeza y me encontré con ella en un estado de calma admirable.

—Sólo quise quedarme porque pensaba que si lo hacía, podía cambiar de opinión, quise intentarlo porque no quería darme por vencida, pero las cosas no funcionaron, menos con lo de Ivy. —sus ojos estaba llenos de lágrimas que no se derramaron aún, ni menos cuando se le quebró la voz —Y también lo hice porque estoy agradecida contigo, por todo lo que hiciste por mí, quería pagártelo de alguna forma pero ya no puedo engañarme, las cosas ya no pueden seguir así.

—¿De eso se trató? ¿De solo agradecimiento?

No respondió, entonces me atreví a preguntarle lo que desde hace tiempo mi cuerpo, mis entrañas, mi intuición, me estaban advirtiendo.

—¿Ya no me amas?

Creí que al preguntárselo me dolería pero solo me sentí aliviado y liberado, porque eso era lo que más temía, era lo que me atormentaba día y noche, saber la respuesta era lo de menos cuando crees saber cuál es, iba a poder superarlo.

—Estoy agradecida contigo, no sabes cuánto, si es eso lo que quieres escuchar es...

—No digas más, si vas a decir que eso es amor, no quiero oírlo, solo respóndeme.

Exhaló aire con brusquedad, ¿Es que acaso la estaba poniendo en una situación difícil? Ni siquiera debía tener idea de cuán difícil era para mi todo esto, ella solo tenía que responder, ¿Qué se le hacía complicado? Lastimarme ya no debía importarle mucho.

—No lo sé —respondió con frustración, se apretó los dientes y me dio la espalda —Las cosas cambian, ya...

—Ya no sientes lo mismo por mí —admití más para mí que para ella, seguro que lo escuchó.

No se volvió, solo se quedó ahí parada, yo esperaba que se fuera, que ya no me dijera nada pero el que estuviera ahí, su sola presencia, me abrió los ojos, no podía culparla, ni culparme a mí porque yo también parecía ya no encontrar sentido a esto, ni a nada más, el único impulso que tenía ahora era buscar a Natalie y no a Amber, ya no intentaría recuperar lo que ya no era mío, la dejaría ir si eso quería, no había ataduras que la frenaran, ni chantajes.

Caminé hacia donde había tirado el celular, era muy cerca de dónde estaba ella, lo tomé con cuidado para ver el daño, estaba intacto, eso me hizo suspirar de alivio, ella al escucharme, asomó su cabeza sobre su hombro y se encontró con mi mirada neutral.

—Supongo que ahora, yo tampoco siento lo mismo por ti. —confesé con brevedad, apenas tomando en cuenta su reacción, me incorporé y me fui con la imagen mental de su expresión que pasó de firmeza y seriedad a rápidamente incredulidad, la misma con la que luchó, de sus ojos celestes que se oscurecieron, vagando en confusión y de su cuerpo que mantuvo inerte, abrazándose con fuerza el pecho para no estremecer al escucharme y verme partir de la habitación en grandes zancadas, hasta desaparecer de la habitación.

Mi Recuerdo Favorito©+18 [MCF#3]Where stories live. Discover now