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―¿Hoy irás a mi casa? ―preguntó el pelinegro mirando al menor. 

Estaban en la cafetería del instituto, sentados uno frente al otro. A ambos jóvenes les gustaba juntarse de vez en cuando en el receso, separándose un poco de sus amigos para saber de lo que se habían perdido en el tiempo que no estaban juntos. 

Changbin comenzó a pensar que el peligris iba seguido a su casa. Tal vez ya no le gustaba ir y probablemente se había cansado. 

―No lo sé, Bin. ―hizo una mueca― tengo tarea. 

―¿De qué? Tal vez te pueda ayudar. ―sugirió en mayor, mirando al contrario expectante. 

―Biología. 

―¡Amo esa materia! Seguro terminamos antes, créeme. 

Seungmin asintió sonriente a Changbin. 

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―Creí que íbamos a terminar antes ―se burló el menor, con una ceja alzada. 

Se encontraban en la casa de los Kim, en la habitación del peligris, estaban acostados en el piso, llevaban tiempo que Changbin no visitaba la casa de seungmin por lo que el último decidió invitarlo. Además, su madre, Yuqi, hace días no dejaba de preguntar por su amigo, por lo que creyó que sería buena idea ir a su hogar. 

―¿A mí me echas la culpa? ―contraatacó Seo. Colocando su mano en el pecho, indignado― ¿Quién comenzó a besarme de la nada?

―¡No es mi culpa que tu boca sea adictiva!.― se defendió, rodando los ojos divertido. 

Changbin se mantuvo en silencio por un momento, sin saber que decir, sus mejillas comenzaban a arder. 

Se había sonrojado y quería morirse ahí mismo. 

Odiaba a Kim Seungmin. 

―Al diablo la tarea. ―habló después de una larga pausa, haciendo un movimiento despreocupado con la mano y se acercó al menor, besándolo, quien le correspondió de inmediato.

La habitación comenzaba a llenarse de chasquidos provenientes de ambas bocas. Seungmin se separó un poco, se sentó recargándose en la cama y jalo al bajito, sentándolo en su regazo, este rodeo sus piernas alrededor de la cintura del peligris, y lentamente fueron cortando la distancia entre ambos hasta que estuvieron lo suficiente cerca para que Kim pudiese unir ambas bocas y besarse una vez más. 

―Nunca más dejaré que me acompañes cuando haga tarea. ―bromeó el alto, al haberse separado un poco más y ambos rieron levemente. 

Luego volvieron a besarse, porque jamás le era suficiente. Disfrutaban sentir al otro. 

Changbin profundizó el beso colocando sus manos en la nuca de Seungmin mientras jugaba un poco con sus cabellos. El menor, por su parte, rodeaba la cintura del pelinegro, acortando la distancia entre ambos cuerpos.

La temperatura comenzaba a subir, sus besos ya no eran suficiente, por lo que Seungmin se volvió más busco y Changbin intento seguirlo, parecía que Kim quería tener el control. 

Las manos del peligris subían al abdomen del mayor, acariciando bajo la camiseta que usaba. Luego subió a sus pezones donde jugó con ellos a su antojo. 

―S-seungmin...―dijo Seo entre gemidos. 

El aludido comenzó a besar el cuello del más bajo dejando pequeños chupetones en este. No iban a tardar en desaparecer, de eso estaba seguro. 

Cuando iba a volver a acercarse de nuevo a la boca del de cabellos oscuros, una voz los interrumpió. 

―Seungmin, mamá...―no terminó la oración pues había visto la posición en la que su hermano se encontraba con su amigo, quienes lo miraban atónitos. 

No había vuelta atrás, los había visto, sin embargo, al salir de su trance, Changbin en seguida se quitó del regazo de seungmin. 

―Mierda, Wonpil ―gruño― ¿Qué no sabes tocar la puta puerta? 

—¿Ustedes están…? —los señaló, dejando la pregunta al aire. Ni siquiera hubo necesidad, ambos habían entendido aquella pregunta a la perfección. 

―Eso no es de tu incumbencia. ―ladró Kim menor― y ni una palabra de esto a mamá, ¿De acuerdo? ―Advirtió. 

Wonpil alzó las manos rendido. 

Una vez más, el corazón de Changbin se había roto un poco más. 

Kiss Me  ִֶָ  𝗦𝗲𝘂𝗻𝗴𝗯𝗶𝗻 Where stories live. Discover now