Capitulo 1

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Narra Isaiah
¿Algunas vez han estado frente a un lago? ¿Tocando el borde del agua solo con la punta de sus dedos? ¿Sin pensar en nada solo en el agua?  Bueno ahí estaba yo... solo que no era un lago normal este manto de agua de donde yo vengo le llaman "eterium" es una ventana al mundo humano, me gustaba ver lo que hacían esos seres extraños, me parecía fantástico su forma de vivir.
Pero ese día vi algo nuevo, a alguien nuevo, era una chica, no tenía idea de porqué  me llamo la atención una chica atormentada , tan hermosa, me hundí en mis pensamientos cuando de pronto...

—Isaiah!— la voz de Bartos, mi mejor amigo me sacó de mi burbuja e hizo que perdiera la concentración—¡Vamos Isaiah! Deja de perder el tiempo— gritó, caminando hacia mi—Se nos está haciendo tarde.—

Sentí como me tomo del brazo jalándome hacia la dirección contraria, a pesar del jaloneo nunca quité la mirada del eterium, que cada vez se hacía más pequeño, hasta que desapareció de mi vista. Fue ahí cuando empecé a escuchar murmullos de la voz de Bartos — ¿Qué?— pregunté confundido sin haber escuchado nada de lo que había dicho.

—No entiendo que les ves—
—¿A quienes?— pregunte sin entender nada todavía
— A los humanos, Isaiah, a los humanos— dijo en un tono de obviedad
— Son extraordinarios, sabes tienen algo que se llama "pintar"—
¿Qué?— preguntó el.
— Es replicar algo en un cuadro blanco con un palo de madera y un líquido de colores— Dije entusiasmado, el concepto de los humanos me tenía fascinado.
— ¿Y eso para que sirve?— en cambio Bartos no compartía mi mismo interés
— No tengo idea pero es hermoso— decía al mismo tiempo que caminábamos — también tienen música—
—¿y? Nosotros igual—
— Si pero no solo es arpa tienen miles de instrumentos algunos muy extraños pero su sonido es...exquisito— hice un ademán con las manos como visualizando mi idea de aquellos seres extraños.
— Para mi siguen siendo masas que nacen, crecen y mueren — dijo el como restándole importancia a los humanos.
— Hay más que eso, son fascinantes—
— Si, como digas— nos detuvimos, cuando llegamos al teatro, era un foro donde con humo y algún tipo de polvo proyectaban eventos históricos de la tierra— Ahora cállate, el show va a empezar— los shows favoritos de Bartos eran los de gladiadores yo en cambio no era muy fan de ese tipo de "espectáculo" si es que puede llamarse así. No le veo la gracia a dos hombres tratando de sacarle las tripas al otro.
Y aunque la multitud gritaba eufóricamente, yo volví a hundirme en mis pensamientos, seguía pensando en aquella chica de cabello morado y ropa negra, no podía sacar de mi cabeza esos ojos azules brillantes. Recordaba la caja extraña que sostenía entre sus manos, que según mi experiencia se llamaba "cámara" no tenía idea para que servían pero me gustaban. Recordaba también como la sostenían sus delicadas manos con uñas largas y afiladas que combinaban con su vestimenta.

...

El día estaba por acabarse, y yo me encontraba de nuevo en frente de la ventana a la tierra esperando volver a encontrarme con esa desconocida. Espere y espere y espere.

— No tenías que quedarte conmigo, ¿sabes? — le dije en un tono bajo a Bartos que por alguna razón se quedó conmigo a un lado del eterium, este se entretenía con un pedazo de nube que rompía y volvía a juntar.
— Pues...no es como que tenga algo mejor que hacer— dijo el sin quitar la vista de la nube — y ¿qué estás buscando? — dijo ahora mirándome a mi.
—¿Como sabes que estoy buscando algo?— pregunté sin quitar la vista del manto de agua moviéndolo con mis dedos.
—Porque cambias de vista cada 2 segundos—
— No es nada en es...— deje incompleta mi frase y me incline más hacia el pequeño lago, reconocí esos mechones morados, era esa chica. — Ella— Solté en un suspiro al encontrarla
—¿Quien? — preguntó acercándose también.
—Ella— dije feliz y tranquilo por haberla encontrado— La estaba buscando a ella— no podía creer que la veía de nuevo, volví a hundirme en esos ojos azules brillantes, seguía sosteniendo esa caja. Estaba completamente hechizado.
—¿Qué tiene de especial?— una vez más reventó mi burbuja, por alguna razón, cuando pensaba en ella me encerraba en una cúpula color de rosa.
—¿Qué que tiene de especial?— pregunte estupefacto por su pregunta— Solo mírala es preciosa, mira esos ojos, es...— hice una pausa para buscar la palabra correcta— Ni siquiera hay una palabra para describirla—
—Espera, tranquilízate, te...¿te gusta la humana?— pregunto preocupado.
—¿Qué?— dije nervioso soltando una risa un poco forzada —No, no claro que...no— dude un poco en mi última respuesta.
—Sabes que está prohibido, Isaiah — me aclaro, con su misma cara de preocupación.
—No, no, tranquilo es solo mi fanatismo por los humanos— trate de aclararle y tranquilizarlo al mismo tiempo.
—Si tú dices— dudo de mi respuesta, pero al final se convenció...o eso dio a entender—Solo ten cuidado—añadió.
—Si, no te preocupes Bartos— hice un ademán con la mano como restándole importancia.
—Bueno—soltó un largo bostezo — Si me disculpas, yo me retiro— dijo mientras se levantaba — y te recomiendo que lo hagas también—
—si, si ya voy— dije con mi vista en la chica. Solo escuché cuando dio unos pasos.
—Isaiah— se detuvo y me llamo para que avanzara junto a él.
—Ya voy, solo un momento— agregué aun sin mirarlo. No dijo nada más, solo se alejó.
Seguía mirándola, deseaba saber su nombre, deseaba escuchar su voz y tocar su cabello, deseaba...NO, no, no, que estaba pensando. Eso estaba prohibido. Solo es un capricho...si Si, dormiré y eso pasará. Me fui por donde se había ido Bartos y llegué hasta mi dormitorio y cerré los ojos y caí en un sueño profundo.

...

Era la mañana siguiente me levanté convencido de que había pasado, estaba completamente seguro. Me paré y fui a buscar a Bartos, al fin lo encontré lo vi a lo lejos y lo saludé con un ademán con la mano, empecé a caminar hacia donde estaba pero de repente y sin yo darme cuenta, una parte de las nubes que servían de piso se abrió, se abrió haciéndome caer, mis alas no funcionaron no podía moverme, solo veía como las nubes se hacían más pequeñas. Sentía como las ramas impactaban contra mi cuerpo, rasguñándome. Cuando de pronto sentí el impacto de mi espalda contra el piso.
Y ahí no vi mas, todo se volvió negro y perdí el conocimiento.

Pobre diablo Where stories live. Discover now