14. Confesiones

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El mejor sentimiento es cuando te volteas a verlo y él ya está viéndote con una sonrisa.

—¿Viste las fotos?

Saco el tema para que no haya silencios incómodos pero al instante me arrepiento. No estoy segura si es algo de lo que quiera hablar en estos momentos.

—Es una de las razones por la que quería verte. Perdón, tendría que haber sido más cuidadoso.

—No es tu culpa. Debe ser agotador que te fotografíen siempre.

—Es parte de mi trabajo, yo elegí esto. Aunque no voy a negar que es molesto que todo el tiempo esten buscando que haga algo mal para poder hablar de eso.

—Por suerte ahora solo están hablando de un simple beso que aparentemente te diste con Yamile, podría ser peor.

—Si, pero...

—Señor ya llegamos.

El chófer estaciona el vehículo en lo que parece ser un estacionamiento.

¿En que momento entramos a este lugar?

El hombre con traje abre la puerta y Liam sale primero, me ofrece su mano para ayudarme y nos dirigimos hacia lo que creo es un ascensor.

—Tenemos que ir hasta el noveno piso, ahí está mi estudio.

—¿Siempre venís?

—Desde que volví, es el lugar donde mayor tiempo paso. Además el edificio tiene una azotea muy linda por si quiero respirar aire fresco.

—¿Seguís componiendo? Ayer fue el lanzamiento de tu álbum.

—Siempre tengo ideas y las escribo por todas partes. Y con respecto al álbum... Cristóbal me avisó que la gente solo habla de "mi beso con Yamile".

—Pero Becka me dijo que sos tendencia ¿No se supone que esos es algo bueno?

—El tema es que mi manager desde hace tiempo quiere que haga una colaboración con Dj Tark. Él cree que, si me ven con Yamile de una forma amorosa, va hacer más beneficioso para mí carrera.

—¿Y vos no querés?

Ando muy preguntona, pero sinceramente quiero saber.

Pensé que ya me conocía. No me gusta andar fingiendo.

—¿Esa es la única razón?

Basta... Que alguien me pase cinta y me tape la boca.

El ascensor llega al último piso y se abren las puertas. Una ráfaga de viento choca con mis mejillas.
Está atardeciendo y eso hace que la azotea tenga un color más bonito.

—Desde acá hay unas vistas muy lindas de la ciudad.

—Las personas parecen hormigas. No es curioso pensar que las observamos sin que ellos sepan.

—Estos son los momento en dónde puedo cambiar de rol. En vez de estar en la mirada de todos, yo soy el observador.

Fijo mi mirada en las personas que transitan por las veredas, son muchas.

Es loco pensar que cada uno tiene su propia historia y sus propios problemas.
Cada persona que camina tiene un destino diferente, pero todos tienen un mismo propósito. No importa quien eres o como eres, mientras que alguien en el mundo te ame.

—Hace rato me preguntaste si había otra razón por la que no quiero fingir estar con Yamile.

—¿Y la hay?

Hay personas con las que conectas, te lo dice alguien que viajo por el mundo. Gente con las que cruzas miradas y sabes que tenía que suceder. Conocerte aquel día, no sé si fue cosa del destino o una hermosa casualidad, pero...

—¿Que, Liam?

—Desde el día que saltaste para rescatar el peluche que YO te regale, me di cuenta de muchas cosas. La primera fue que; una simple acción puede cambiar la forma de ver a una persona.

Se acerca más a mi lado para quedar a pocos centímetros.
Con esta luz dorada que desprende el sol, sus ojos se ven más claros y tengo que concentrarme para no perderme en su mirada.

—Lo pensé muchas veces y siempre llego a la misma conclusión. Me gusta lo que tenemos, las miradas, las sonrisas, los momentos y recuerdos. Pero si te soy sincero, nunca quise ser tu amigo.

—No entiendo, si nunca quisiste...

—¿Sabes porque te llamo Lizzie?

—¿Por qué querés ser diferente?

—Porque me dijiste que tus amigos te llamaban Eli y yo... yo jamás quise que me etiquetes de esa manera.

Estoy tratando de procesar, pero esta complicado.

Supongo que nunca voy a entender como te quise en tan poco tiempo y menos a la edad de dieciséis años. Pero así paso; me enamore de la chica que salto al río en busca de mi regalo, me enamore de tus miradas perdidas. Pero por sobre todas las cosas, me enamore de la persona que se transformó en mi motivación.

Agarra mi cara con sus manos y une nuestros labios.
Nos besamos y siento como el tiempo se detiene, dejando a estas dos personas en busca del mismo segundo.

—¿Lizzie... Querés que estemos juntos?

—Liam la respuesta fue siempre si, pero nunca hiciste la pregunta.

—Podría haberte dicho tantas cosas en su momento, pero si te fijas en la forma en la que te miro, ya deberías saberlo todo. Los ojos no pueden guardar secretos.

El puto miedo hace que no te atrevas a compartir ciertos momentos, solo por ser cobarde.
Si no eres capaz de bailar con quién te ha enseñado lo que es la música, eres un cobarde.

—Vamos, ya está empezando a hacer más frío.

Volvemos en el ascensor hasta su lugar de grabación. El lugar es grande y muy bien iluminado, pero lo mejor es que huele a Liam.

Y está calentito.

—Voy a ver si llegaron los de sonido mientras preparo un poco de chocolate. Ponete cómoda.

Sale por la puerta y yo me quedo chusmeando el estudio.
Hay una cabina para grabar las canciones y de este lado hay un aparato con muchos botones, no tengo ni idea de cómo se llama, pero supongo que es para hacer mezclas o algunos sonidos.
Tiene instrumentos, aunque mi favorito sin dudas es el piano. Me acerco hasta él y tocó un poco de "Stereo Hearts" de Adam Levine.

—Liam me dijo que tocas bien, veo que tenía razón.

Dejo de tocar y me doy la vuelta para encontrarme con cara de amargado.

—Contigo quería hablar.

Genial, hoy es uno de los mejores días de mi vida ¿No podía ser en otro momento?

¿Y se puede saber de qué se trata?

—Sobre Liam.

Sospecho que sea lo sea que salga por la boca de Cristóbal, no me va a gustar.

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Muchísimas gracias a los que votan y comentan. Me motivan a seguir escribiendo 🤎🤎

✨ Un abrazo a distancia✨

La Promesa De Una Canción (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora