TRECE.

846 61 2
                                    

- ¡Lucero! -oyó que gritaban su nombre y giró. Era Natalia, estaba a unos cuantos metros de ella caminando en su dirección. ¿Acaso estaba viendo bien? ¿Natalia?

-¿Qué necesitas?

-Hablar contigo... Hace mucho no lo hacemos, ¿Te molestaría?

-Uhm, no. -mintió.

-Bueno, ¿nos vemos en el almuerzo? -sonrió falsamente.

-Ajám. -respondió con el mismo gesto. Bueno, era Natalia Clark. Cualquier cosa se podría esperar de ella; la abandonó sin razón y volvió a ella tal cual. Sabía que no se debía confiar hasta no saber sus verdaderas intenciones. Siendo así, ¿Que le contaría? ¿El beso de la noche anterior? Aunque para variar, se repitió que no significó nada, pero no estaba segura de eso, porque para su desgracia le gustó.

Después de que Fernando fuera correspondido con el beso, sus respiraciones se fueron entrecortando cada vez más. Sin decir palabra alguna, Lucero lo miró fijamente antes de separarse y en silencio abordó su camioneta y se encaminó a su casa.

Por otro lado, Fernando entró en un momento de confusión: No asimilaba el haber besado a Lucero Hogaza, y por primera vez en su vida, no supo que hacer. ¿Llamarla? No, eso es demasiado desesperado. ¿Escribirle un mensaje? Quizás se moleste. ¿Esperar a la próxima cita? Aunque, ¿habrá otra? "Eso espero" se repitió toda la noche, porque a decir verdad, no pudo conciliar el sueño ¿Habrá significado algo para ella?

¿No es irónico darle tanta importancia a un simple beso?

Y definitivamente, esas preguntas lo molestaban. Decidió dejar las dudas un rato, y se dedicó solo a recordar.

-Bueno, nos vemos. -concretó Natalia y se retiró.

*~*~*

- ¿Cómo va todo?

- Supongo que bien, mamá.

- ¿Qué sucede, Sophia? -preguntó Adriana fingiendo preocupación.

- Nada, mejor te lo cuento cuando nos veamos. ¿Y mi padre? -evadió la pregunta.

- Me preocupas, hija. -mintió.

- Nada de eso, mamá.

- De acuerdo. Veámonos esta noche, ¿Te parece?

-Bien, adiós. -cortó la llamada y se hundió en llanto de nuevo.

Adriana no fue la mejor mamá del mundo, al contrario. Sophía tenía 1 hermana y 2 hermanos mayores más. Su madre siempre intento humillarla ante los demás, como aquella típica protagonista de telenovela que lleva la vida desgraciada a causa de su madre; aunque la historia era un poco distinta. Uno de sus hermanos, Antony, siempre intentó protegerla y defenderla, ya que Sophía no podía hacerlo. Su hermana, Victoria, nunca mostró importancia ante las broncas entre ellas. No estaba de acuerdo en lo que hacía su madre, pero Bah, no era su problema.

Steven, su otro hermano, pasaba la mayoría del tiempo de bar en bar, de motel en motel, y de chica en chica. Era un patán completo; estaba ebrio el 89% del día, y el otro 11% la pasaba durmiendo. Afortunadamente la familia contaba con excelentes ingresos económicos debido al trabajo de Enrique.

Adriana y Enrique se separaron. ¿La verdadera razón? Bueno, Adriana utilizaba el dinero que iría para los estudios de Sophia en cualquier objeto de lujo que veía en los estantes de algún almacén reconocido.

Enrique abandonó la casa, al igual que Sophia entró a trabajar en la editorial de Rafael recibiendo no solo un sueldo, sino ayuda de su padre para poder sostenerse sola.

*~*~*

"- Supuse que no querías saber mas de mí por la manera en que saliste del restaurante.

-Ayer las cosas no quedaron claras, necesitamos hablar.

-¿De qué? ¿Te irás igual que anoche?

-No.

-Lo siento, no puedo. -mintió- y si eso es todo, me tengo que ir. -colgó."

<<Maldita la hora en que la conocí>> pensó Fernando.

*~*~*

-Sophia, me alegra verte - aseguró Lucero sonriente.

-Hola Lucero. -la abrazó.

-¿Cómo va todo?

- Bien... Bueno, realmente no sé. En la mañana hablé con mamá, y realmente no sé cómo decirle que estoy embarazada.

- No pensaras decírselo por teléfono.

- No, claro que no. Me citó esta noche. -suspiró- ¿Lucero, que haré?

- Por ahora tranquilizarte. Si no se lo comentas hoy, ya encontrarás el momento para hacerlo.

-Gracias -la abrazó- Aunque, oye, ¿dónde estabas anoche después de que saliste de mi casa?-inquirió curiosa.

-Después de que salí de tu casa, abordé la camioneta y me llegó un mensaje de Fernando Colunga y.

-¡Lucero!

-Natalia.

-Bueno Lucero, es mejor que me vaya.

-Hablaremos luego Sophia.

-Claro que sí -sonrió- y gracias de nuevo.

-Bueno, ¿Qué te parece si vamos a la cafetería?-sonrió falsamente.

- Está bien.

- Bueno, Cuentame de ti, ¿Que ha sucedido contigo en este tiempo?

- Para ser sincera, nada en especial.

- Ya. Bueno, en cambio yo... Te he extrañado.

-<<Me ha extrañado, cuando es ella la que me abandona>> ¿Cómo?

- Si, pues eras mi mejor amiga, te contaba todo lo que me sucedía, pero creo que Alejandro te cambió.

-<<¿Me cambió? JAJA esta mujer está loca>> Nunca dejé que eso sucediera.

- Bueno, no sé, como tú digas. -En ese momento Lucero escuchó timbrar su celular. Miró la pantalla y vio el número de... ¿Fernando? - Dame un momento, tengo que atender la llamada.

- Va. -Lucero se alejó de la mesa que compartía con Natalia y caminó cerca de la puerta.

"-¿Fernando? -¿Realmente Fernando Colunga la estaba llamando?.

- Sí, soy yo. -<¿Qué inventaría para verla?> Sobó su cabeza y recordó encontrar un papel, parecía importante, en la parte superior derecha mencionaba a Rafael Hogaza, supuso que sería de Lucero; Quizá se le cayó en el estudio cuando ella buscó el celular en su bolsa- bueno, esta mañana encontré un papel en el estudio. Supuse que era tuyo porque mencionaba a Rafael Hogaza, es como una especie de contrato.

-<¡Claro! Supuse que se había quedado en la empresa> Si, si, si. Pensé que se había quedado en mi oficina, muchas gracias. En un rato salgo por ello.

-No hay de qué -sonrió para sí. Había conseguido lo que quería. Vería a la chica que lo desveló la noche anterior- Te espero entonces.

- Está bien, adiós y gracias de nuevo."

Con tan pocos años Donde viven las historias. Descúbrelo ahora