Capítulo 1

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Todo estaba perdido. Había traicionado a mis amigos y no podía hacer nada para remediarlo. ¿Por qué lo hice?, ellos fueron tan amables conmigo y yo sólo los apuñalé por la espalda, me siento tan culpable por eso, aunque... la verdad, no debería sentirme de esa manera, no fue mi culpa venir aquí, esa bruja me trajo, yo sólo cumplí con lo que me había pedido para que ella cumpliera su parte del trato. De no haber sido por ella esto jamás habría pasado, nunca hubiera llegado a este mundo, jamás los habría conocido y seguiría con mi ingenua vida; soportando todos esos golpes y burlas que recibía por parte de mis compañeros de clase, junto con el maltrato y poca atención de mi familia, creo que eso habría sido lo mejor... eso hubiera preferido que lastimar a aquellos que por fin pude llamar "amigos".

Soy tan mala amiga, sólo causo problemas en todos lugares que estoy. No merezco llamar a nadie "amigo", por eso siempre estoy sola.






° ° °





Suena la alarma y son las seis de la mañana otra vez. De un golpe apagué aquel aparato que taladraba mis oídos con su sonido para después levantarme de mi cama, tomé una toalla y me adentré al baño para arreglarme. Varios minutos más tarde, salí de mi casa soltando un gran suspiro, cerré mis ojos escuchando el ruido de la ciudad, realmente me agradaba más que el silencio de todos los días en mi casa; como mi padre nunca está, pareciera que vivo sola ahí.

Llegué al subterráneo pagando mi entrada y esperé al metro. Cuando este llegó, me adentré al mismo y justo en ese momento, una misteriosa chica con túnica negra y de largo cabello marrón oscuro pasó a mi lado, bajando del metro. Ella me entregó un objeto discretamente en la mano, las puertas se cerraron y me di la vuelta para mirar a aquella persona, pero al hacerlo, ya no había nadie. El metro comenzó a avanzar y me sostuve de uno de los tubos para evitar caerme por la inercia. Sujeté con fuerza el objeto, colocándolo contra mi pecho, abrí un poco mi mano para observarlo; se trataba de una peineta dorada y ligeramente brillante. Al ver que era algo valioso, rápidamente la guardé en mi mochila.

Al adentrarme a la escuela, caminé por los pasillos hacia mi locker, ahí saqué la llave del candado y abrí la pequeña puerta de metal. Estaba por guardar mis cosas hasta que recibí el empujón de alguien que caminaba detrás de mí y mi mochila cayó al suelo, junto con varias de mis libretas.

-Estorbo. -dijo aquella persona con burla.

Las carcajadas inundaron el pasillo, yo sólo opté por ignorarlos como siempre, y agacharme a recoger mis cosas. A los pocos minutos, el timbre sonó y, después de acomodarme mi mochila en el hombro, cerré la puerta de mi locker colocándole el candado, para después caminar hacia mi salón.

Me senté en mi banca soltando un suspiro. Coloqué mi mochila sobre el escritorio y al revisarla noté que faltaba algo.

-¡Oh no!... la peineta. -dije con preocupación, mientras la buscaba con la mirada.

Me puse de pie y salí del aula con mi mochila en manos. Caminé por los pasillos mirando los suelos de un lado a otro, estaba completamente segura que se había caído.

-Oye, niña rica. ¿Perdiste algo? -escuché el hablar de una chica. Realmente no conocía su nombre, pues sólo iba a la escuela a aprender y no sabía cómo hacer amigos.

-Sí, ¿Tú lo encontraste? -le pregunté.

-Um... ¿Ya revisaste en el baño de mujeres? -contestó ella sin dejar de sonreír.

Rápidamente me dirigí al baño y al llegar comencé a revisar cada uno, abriendo las puertas de cada uno de los inodoros, hasta que por fin lo encontré; estaba dentro de uno de los escusados. Me adentré a recoger aquella joya, metiendo la mano al agua y empecé a secarlo con mi chaqueta, en ese instante escuché a alguien cerrarme la puerta. Me di la vuelta y traté de abrirla, pero estaba bloqueada.

-¿Hola? -pregunté mientras golpeaba la puerta.

Ahí empecé a escuchar algunas carcajadas.

-Oigan, esto no es divertido. ¡Déjenme salir! -Decía mientras golpeaba la puerta una y otra vez.

-¿Encontraste lo que buscabas, querida? -habló la misma chica que me había mandado aquí.

Yo continué golpeando la puerta, tratando de abrirla.

-Yo creo que buscaba refrescarse -comentó otra.

En ese momento elevé la mirada y observé aquel bote lleno de agua que estaban por echarme encima; rápidamente me cubrí la cabeza esperando a que aquello me empapara, pero... pasó el tiempo y el impacto nunca llegó. Miré arriba nuevamente, dándome cuenta que el agua se había quedado a pocos centímetros de mi cabeza... era como si... el tiempo se hubiera congelado. Levanté mi mano y toqué el agua; las gotas de agua se dispersaron muy lentamente.

La puerta de la nada se abrió y logré salir caminando hacia los lavabos; ahí se encontraba aquella chica pelirroja que había visto en el pasillo junto a sus dos amigas, quienes sujetaban la cubeta con agua desde el inodoro que tenía a lado. Las tres tenían una sonrisa en sus labios, pero estaban completamente inmóviles. Me acerqué al lavamanos y abrí la llave; el agua no salía de este.

-¿Qué opinas de la magia?, es genial ¿no? -Habló una voz femenina.

Miré hacia el espejo y en vez de mirar mi reflejo, observé en él a la chica misteriosa que me había topado en el subterráneo. Caí al suelo del susto, sin dejar de observarla. Mi cuerpo comenzó a temblar y mi corazón no se calmaba... todo estaba siendo tan extraño...

-Soy Lila Rossi y vengo a hacerte un trato, Zoé Lee.

-¿C-Cómo sabes mi nombre?

-Sé muchas cosas sobre ti y sé sobre todo lo que sufres. -Contestó ella-, si decides escucharme, podría cambiarte toda tu vida a una mejor.

-¿Cambiar... mi vida?

-Sí, la vida feliz que siempre haz soñado, podría hacerla realidad. Sólo tendrás que darme algo a cambio y yo cumpliré cualquier deseo que quieras.

-¿Lo que sea?

-No hay límites, pero a cambio deberás encontrar unas joyas para mí, parecidas a la que tienes en la mano.

Al escucharla dirigí mí mirada hacia la peineta dorada.

-¿Más joyas doradas?

-Esas no son joyas cualquieras, son mágicas y muy poderosas que tienen la capacidad de darte parte de su poder, para usarlo a tu antojo. -contestó- Entonces ¿Qué dices?, ¿Tenemos un trato?

Ella extendió su mano traspasando el cristal del espejo.

Mis ojos no podían creer lo que veían, así que me convencí de que era un sueño; y si era real, era mucho mejor que estar en este infierno. Ver su mano era muy tentador, podría pedir lo que yo quisiera, sin límites, tal vez podría pedir que mis problemas desaparezcan o yo... podría desaparecer de este lugar para ser feliz. Las posibilidades eran infinitas dentro de mi mente.

Levanté mí mano hacia la de aquella persona y la tomé. Ella jaló con fuerza mi mano llevándome al interior de aquel espejo; lo último que logré ver fue su maléfica sonrisa y al final todo se tornó completamente blanco.





CAPITULO 1: PROPUESTA TENTADORA.

MMika_AgresteS

El Mundo Mágico y las joyas perdidas [Miraculous Ladybug AU]Where stories live. Discover now