O8: Razones de sobra.

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Quizás por eso no se defendía, y no era tanto por miedo a expresar enojo.

─¿Estás bien?─ la pregunta del castaño sacó de su trance al chico ─¿Te hizo algo?, dime y lo cuelgo del aro de bascketball que está en el gimnasio─.

─No, descuida, no es nada, ni siquiera me golpeó o algo, fueron solo palabras y empujones─.

─Ah está bien... entonces, ¡¿por qué mierda no decís nada?!, ¡¿no te das cuenta de que estamos para defenderte?, tarado!─.

─Tranquilo, Larry... todo está bien, no quería problemas─.

─Ah, ¿y te parecía mejor quedarte callado y esperar a que termine el año?─ interrogó retórico el rubio.

─No... después lo hablamos mejor─ el peliazul levantó su mochila del suelo con ayuda de Ashley, quien le alcanzó algunos libros ─¿Vamos a la cafetería?─.

─Agh, obvio...─ el castaño resopló y caminó a paso fuerte por el pasillo, seguido de los demás chicos.

El peliazul caminaba cabizbajo; mirando de reojo a veces, al chico que sobre el suelo y unos metros detrás de él, se hallaba siendo asistido por algunos que no llegaron a ver lo que pasó. Por alguna razón, esa compasión que aún no sabía porqué la conservaba, le hacía reflexionar a veces, que quizás no merecía a los amigos que tenía.

Siempre se quedaba callado ante las injusticias que iban hacia él, pero no a las de sus amigos, y eso le hacía verse como un hipócrita según él. ¿Acaso no los hartaba con discursos sobre la importancia de la comunicación en una amistad?; ¿acaso no usaba el lema "uno para todos y todos para uno" con ellos continuamente?; ¿no era hipócrita al convencer a aquellos que tenían problemas sobre contarlos, y que por dicho lazo de amistad no debían guardárselos para sí mismos?

Su tiempo de reflexión se pausó cuando alguien a su lado resopló, y no era nadie más que su novio, con el ceño fruncido y tomado de su mano, aún molesto e incapaz de mirarle a los ojos sin enojarse más. Lo que le faltaba, ya estaba metido en uno de aquellos tantos pleitos que solían tener, y esta vez, uno con que tenía un buen argumento, por la cual él no tenía la razón en el asunto.

─Hey, tranquilo, estoy bien─.

─En casa lo hablamos─.

─Pero no tienes porqué preocuparte, enserio, estoy...─.

─Dije que lo hablaremos en casa, Sal─ el tono autoritario del chico terminó por dejarlo en completo silencio; incapaz de responderle.

Suspiró con algo de pena. Realmente comenzaba el día y ya quería disculparse por algo, pero como aquellas típicas peleas que tanto le remordían la consciencia, debería esperar hasta llegar al apartamento.

Por mientras, se hallaba almorzando en silencio, con la mirada compasiva de Ashley puesta en él. En frente Larry devorando su comida aún con algo de furia reprimida, y a su lado el rubio, que no decía ni una sola palabra, y ni siquiera emitía algún ruido al comer.

El pelirrojo poco después se unió a la mesa, acompañado de Neil a diferencia de otros días. Un Neil que por esta vez no estaba almorzando con Maple y Chug. Algo incómodo el silencio y el ambiente, como para que los dos nuevos integrantes de la mesa hicieran algún comentario. Aún así, Sal fue la primera persona en romper el silencio.

─Lo siento...─ ni bien habló, las miradas de los chicos se clavaron en su frente ─Yo... estuve mal, lo sé, pero tenía la mente en muchas cosas como para decirles qué pasaba, y necesitaba procesar un montón de sucesos raros para poder concentrarme en esta realidad. Lo cierto es que... estoy yendo mentalmente al pasado varias veces, y no puedo vivir el presente... Igual pensaba pedirles ayuda luego de que mi mente se enfriara. De cualquier forma, gracias por defenderme─.

Todos se quedaron en silencio, e incluso dejaron de comer; incluyendo Todd y Neil que recién de unían al chisme, y ahora se miraban intentando procesar lo dicho. Larry terminó de masticar su comida, y luego más calmado habló.

─Si algo te pasa, debes decirlo en el momento en que te pasa. Tú mismo eres el que me dice a mi y a todos que no debemos guardarnos cosas, y que si somos amigos obviamente estaremos el uno para el otro. Se supone que no actuamos a espaldas y nos contamos todo─.

─Lo sé...─.

─No me gusta ser violenta, de hecho no sé porqué sentí tanta agresividad en el momento, pero no es bueno que te pongas en segundo plano por nosotros, todos estamos juntos en esto, y se supone que tenemos una amistad en la que todos valemos por igual─ la castaña bebió algo de su jugo de frutas, y continuó ─Te queremos mucho Sally, pero por favor, la próxima vez dinos qué te pasa de entrada. Llevamos días preguntándote y siempre dices que nada y nada─.

─Te dije al comenzar el año, que si esta vez te volvían a molestar, nos los dijeras sin miedo, ¿no fue así?─ interrogó el castaño, mirando fijamente a su amigo ─¿No te lo dije luego del recital?─.

─Sí, lo has dicho─.

─¿Entonces?... ¿mis palabras son bolsa de papitas Lays para ti?, ¿solo puro aire?─.

─No, sabes que no es así, Larry... Chicos, de verdad sé que actué mal, estoy disculpándome justo ahora─.

─Y te perdonamos, Sal─ habló la castaña, en nombre de todos, aunque luego fue interrumpida por el rubio.

─Habla por ti misma, Ash─.

Aquel pequeño diálogo, volvió a marcar un incómodo silencio, donde el peliazul miraba al rubio preocupado. El ahora callado miraba su plato de comida; comida que ahora estaba siendo observada por Chug, que venía a preguntar si todavía la querían. Luego los castaños se miraron entre sí algo extrañados, y con miedo de decir algo, y Todd junto a Neil empezaron a hacer teorías mentalmente sobre qué había pasado.

Lo cierto era, que por más maduros que intentasen ser, dramas adolescentes aún circulaban en lo cotidiano para ellos. Y allí iba uno de tantos para el grupo, aunque más por el peliazul, y el ahora silencioso rubio.

Superfluo -【Sally Face】Onde histórias criam vida. Descubra agora