Con Asher y Alexei desaparecidos, Silver, tiene que encontrar un equilibrio a su nueva vida y realidad, cargando con las consecuencias de los eventos pasados pisando sus talones, incluso, cuando Nolan empieza a mostrar cambios inesperados que descon...
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—¿Estás bien? —preguntó Chaz, al mirar a Nolan abrir los ojos. Lo había recostado en la cama después de su colapso. Chaz, no se acostumbraba del todo a la extraña y peculiar conexión que su amigo compartía con Silver.
—Sí... eso creo —le respondió Nolan. Miraba el techo, pestañeando un par de veces, aun un poco mareado. Sentía una ligera punzada en su pecho, además de una leve presión en su cabeza. Pero el dolor había pasado.
—Esto se está empezando a salir de control. No puedes seguir sufriendo estas clases de colapsos. Me estoy empezando a preocupar y lo digo en serio —dijo Chaz. En realidad se preocupaba por Nolan. Los mellizos, Skyler y Ryder, no habían podido dar con el origen de la extraña conexión entre Silver y Nolan. Y por qué esa conexión era tan intensa al punto de parecer que sus mentes y cuerpos se volvían uno.
—Lo sé, lo sé. Creo que en realidad todo esto está agotándome demasiado —respondió Nolan. Su voz algo cansada. Solo quería tener a Silver con él. Dentro de sí mismo, lo sentía como una necesidad.
—¿Quieres que llame a Skyler o a Ryder, o prefieres ir a la enfermería? —preguntó Chaz con un poco de preocupación.
—No, estoy bien. Solo necesito descansar un poco —devolvió Nolan. Se volteó en la cama dándole la espalda a Chaz. Y se acurrucó. Sus ojos se llenaron de lágrimas, sin tener idea de el por qué quería llorar en ese momento. Cerró los ojos. "Qué estarás haciendo" pensó. Sabía que todo relacionado a cómo se sentía tenía una sola respuesta y esa era Silver.
—Descansa —dijo Chaz en tono bajo—. Vendré dentro de un rato a ver como sigues. —Se levantó, y salió de la habitación en silencio. Era necesario hablar con Silver y aclarar algunas cosas. Si había alguien a quien le importara más que él mismo, ese era Nolan, y no le gustaba nada lo que estaba ocurriendo.
(***)
—¿Papá? —dijo Silver al entrar en el cuarto donde estaba su padre.
Andrew se encontraba en el centro de la habitación, llevaba un traje blanco ajustado; líneas azules y verdes recorrían toda la forma de su cuerpo convergiendo en cada zona del cuerpo donde existía una articulación y estaba rodeado de diversas máquinas, que Silver entendía eran para entrenar, máquinas para las piernas, brazos, incluso el piso se movía como una máquina para caminar.
—¡Silver! —respondió Andrew con sorpresa al ver a su hijo entrar a la habitación.
—¿Cómo vas con tu terapia? —preguntó Silver. Distrayéndose, analizando la habitación por completo. Había distintos aparatos y monitores dispuestos en muchos lugares. Silver pudo reconocer algunos, como medidores de presión cardiaca, y medidores corporales que transmitían imágenes del cerebro, sistema sanguíneo, respiratorio y neurológico a los monitores.
—Clarice dice que mis terapias ya pueden concluir —respondió Andrew, señalando con su cabeza a una mujer de cabello castaño ondulado, ojos claros, de piel blanca y baja estatura; que vestía con una bata blanca abotonada en frente hasta las rodillas sosteniendo una holotab.
