37. Caballo homosexual de las montañas

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Me despedí de ella y subí con prisa al autobús sin mirar hacia mis padres, demasiado avergonzada como para comprobar si nos habían visto o no. Ocupé un asiento vació detrás de Jade y Alana, y Tania se sentó a mi lado unos minutos después.

Mi idea era dormir las primeras horas de viaje, porque era demasiado temprano, pero mi teléfono vibró con un mensaje de texto y lo saqué del bolsillo de mi chaqueta para leerlo. Tania parecía estar hablando con algunas chicas de los asientos de atrás.

De: Charlie

Eh, te sentaste atrás de Jade.

Aprovecha.

Pasa tiempo a solas con él.


De: Mi

¿Disculpa?


De: Charlie

Sácale información de ese tal Diego. Ustedes son amigos.

De: Mi

No de los que hablan de esas cosas ¿Sabes?

Si no quiere decir nada, déjalo estar.

Esa respuesta pareció no gustarle, porque cuando la miré a través de la ventana ella levantó la cabeza y me entrecerró los ojos. Rei un poco y le presté atención a Jade, delante de mí.

El autobús arrancó y algunos comenzaron a celebrar.

No podía verlos bien, pero Jade parecía estar dormido. O, al menos, eso creí en un principio. Alana, a su lado, no dejaba de hablarle sobre sus teorías de un anime que volvió a ver hace poco. Él parecía no estar escuchándola, pero entonces, de vez en cuando, abría los ojos y la interrumpía para corregirle en alguna de sus teorías u opinar sobre algún personaje.

Era extraño y adorable al mismo tiempo ver a Alana sintiéndose lo suficientemente cómoda como para hablar de las cosas que le gustaban con tanta emoción. Y me alegraba que Jade la escuchara con atención. No parecía del tipo de persona que se interesaba por el anime, pero sí por lo que ella decía.

—...Has terminado con ella.

Parpadeé.

Tania acababa de decirme algo, pero no atrapé toda la oración. Volví mi rostro hacia ella y le alcé las cejas. Había reclinado su asiento y ahora estaba de costado para prestarme toda su atención.

—Noah me ha dicho que has terminado con ella —repitió.

¿Ah?

Abrí la boca con sorpresa, sin saber qué responderle. Recordaba a Tania y Noah siendo muy amigas en su fiesta, pero no tenia idea de que se siguieran hablando. Y mucho menos esperaba que sacara el tema como dos meses después.

—¿Por qué han terminado? Con lo linda que era —dijo, no como si me estuviera reclamando, sino como si estuviera reflexionando al respecto. Parecía el tipo de cosas que diría esa tía venenosa de la familia—. Tú no me caes muy bien a veces ¿Sabes? Pero al menos tenías buen gusto en pareja y te toleraba.

—Tania, si tanto te gusta Noah, puedes invitarla a salir —dije, obviando el hecho de que Noah estuviera ahora mismo en algo con la estúpida de Clara.

Esperaba que no. Porque ya no era mi amiga, pero eso no significaba que quisiera que se aprovecharan de ella.

Me quité la chaqueta para levantar las piernas sobre el asiento y cubrirlas con ella como si se tratara de una manta. El autobús olía a cuero quemado por el sol y polvo, mezclado con el café que algunos habían traído.

¿Escuchas Girl in Red? | PRONTO EN LIBRERÍASWhere stories live. Discover now