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Hoy era el día.

El día de su muerte claro.

Era viernes y le tocaba ir a la casa de Haruto, donde claramente quería evitar ir a toda costa, pero a veces un trabajo valía mil veces más que sus caprichos o malas amistades.

—¿En qué piensas, pequeño? — la suave voz de Jihoon, su mejor amigo que tristemente vivía en el extranjero, sonó, haciendo que sus pensamientos se esfumen.

—Nada hyung, simplemente pensaba acerca de una obra que tengo que realizar en el instituto. Es bastante tedioso Jihoon-ah~.

—Lo se Kyu, pero nunca dejes de lado los estudios — incluso si hablaban a través de un teléfono, sabía que el mayor estaría regañandolo cariñosamente, mientras que con su dedo lo señalaba de manera acusadora, pero aún así, su hyung nunca lo sermonearía demasiado sin antes acurrucarlo y hacerle mimos.

—Siiiii, es que el problema es que tengo que ir a la casa de un compañero de clases para practicar —  del otro lado de la línea solo se escuchó un "oh", que daban paso a que siguiera hablando — Pero me cae muy mal...

—¿Enserio?, eres un chico bastante tranquilo, no creo que sea posible que te lleves mal con alguien Junkyu, ¡eres literalmente una lapa pegajosa llena de amor!, excesivo a veces.

—¡Hyung!

Ambos rieron un poco, mientras que el receso se acababa y ya era hora de entrar a la última clase.

—Kyu, ¿me extrañas?

—Claro que si hyung. Últimamente me siento bastante solo. Nadie viene a lanzarme un chocolate a diario por mi ventana, son unos aburridos.

Se escuchó una carcajada antes de volver a oirse la suave voz del mayor.

—Pronto nos veremos pequeño, solo espera.

El menor iba a decir algo, pero la lamada se cortó, dejando todo en silencio.

¿Su hyung y el se verían?

No tenía la menor idea, pero realmente extrañabar ver a su mejor amigo abrazándolo y dándole algunas chocolatinas. Incluso si necesitaba contarle alguno de sus problemas.

Se paró de aquél casillero para salir a afrontar la realidad. Era la última clase y tendría que ir a la casa del gruñón de Haruto.

...

Sus pies se encaminaron en dirección a la salida, donde se encontraría con el mayor, para ambos irse juntos a su casa.

Estaba nervioso.

Era la primer vez que iba a la casa de alguien que no fuera Jihoon, ya que amigos tenía con suerte uno y quizá dos si es que consideraba a Doyoung, que era el chico de cabello color menta que se sentaba a su costado. Incluso de vez cuando intercambiaban pequeñas palabras agradables.

Pero a parte de ellos, su vida social se resumía a sus juguitos y casillero—sin contar a la señora del aseo— que no eran de muchas palabras sinceramente.

Ya llegado a su destino, buscó con la mirada a Haruto, pero solo logró obtener empujones de alumnos desesperados por salir. Realmente no se identificaba mucho con eso, pues a veces se quedaba más horas de lo debido en su pequeña cueva.

Jugueteó con sus zapatilla blancas y quizá algo grande para sus pies. Su mamá había dicho que era mejor que le queden grandes, porque más adelante crecería y era mejor ahorrar un poco de dinero a comprar otras.

Al final nunca creció y quedó con zapatilla grandes y un no tan ahorro de dinero, pero igual le gustaba. Se sentía como si su pie fuera gigante.

Casillero🍇 Harukyu (Adaptación)Where stories live. Discover now