Extra II | Un ángel bajó al infierno

En başından başla
                                    

— ¿Cómo es ella?

—Una cabeza y media menos que yo, algo morena, ojos grandes, labios pequeños, nariz respingada, pestañas planas, pocas cejas, tiene un lugar en su mejilla, el cabello semi ondulado...

Vaya, sí que la había observado, pero vamos, que más podía hacer si la chica hablaba peor que loro, solo me quedaba observar.

— ¿Algo más? —preguntó Selene curiosa.

—Ah, sí, está loca.

— ¿Loca? —Alzó una ceja curiosa antes de reír un poco. Se estaba burlando de mí.

—Lo es, habla demasiado, hasta sola, es muy impulsiva, una vez hasta intentó ahorcarme porque me comí su helado además es orgullosa, egocéntrica, no sabe disculparse.

—Dios, creo que tengo un deja vu. —susurró Selene, sabía que se refería a mí pero no podía ser cierto.

Yo no era como Dulce, sinceramente era peor pero justamente ese era el problema, a penas podía aguantarme yo ¿Qué podía hacer con la dulzura?

— ¿Qué debería hacer con ella? —murmuré como si no necesitara un consejo suyo.

—Pues me suena a una buena amiga en potencia.

— ¿Y si me mata en uno de sus arranques de locura?

—Lo dudo, tú podrías matarla antes por tu ego asfixiador.

—Que exagerada. —sonreí. —Pero tienes razón, no parece ser mala chica, por lo que sé ha pasado por mucho.

— ¿Que fue exactamente lo que le pasó?

Entonces le conté a Selene sobre lo que sabía, lo que había investigado aunque prometí no hacerlo, le conté cada temor de Dulce pero no con el afán de esparcir sus miedos, sino en busca de respuestas. Había cosas en las que quería ayudar a esa chica demente.

Para cuando terminé, Selene me vio con una mirada juzgadora.

— ¿No te dijeron que meterse en la vida de otros a husmear es de mala educación?

—Tú lo haces y hasta te pagan. —me quejé con indiferencia.

Ella me vio indignada por un segundo pero después sonrió mientras negaba lentamente con la cabeza y seguía anotando.

—Una semana más de sesión conmigo por decirme chismosa.

Me crucé de brazos molesto.

— No es justo.

—La vida no lo es. —la escuché reír.

—Ya, está bien pero dime ¿Qué puedo hacer?

— ¿Tú eres psicólogo?

—No, no me interesa el chisme ajeno.

—Ay, aja. —se burló. —Bueno no puedes hacer mucho por ella, aunque creo que primero necesito evaluarla ¿No la puedes traer a nuestra próxima sesión?

—Lo dudo. —admití. —Ella ni siquiera sabe que yo sé sobre sus problemas.

—Bueno podrías empezar por ser sincero con ella, creo que serían grandes amigos.

—Si no quisiera matarme pues podría intentarlo.

—Que dramático. —rió de nuevo. —Parece ser buena chica.

—Lo es. —admití mientras rodaba los ojos. —Es muy dulce y noble pero sé que puede ser mejor persona si superara sus fantasmas del pasado.

—Dios, cada vez me interesa más esa chica. —soltó Selene a lo que la miré extraño.

Prohibido Enamorarse de Dulce ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin