Capítulo VII

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¿Alguna vez les rompieron el corazón? Ese sentimiento de dolor en el pecho, de un dolor inexplicable que por más que tomes algún medicamento, por más que duermas o que intentes ignorar, no se va.

¿Alguna vez le rompieron el corazón a alguien? Ver en los ojos de esa persona el momento exacto en el que se le rompe el corazón, las lágrimas cayendo de sus ojos, sentir una opresión en el pecho por saber el daño que causaste.

Nunca me rompieron el corazón, Nuriel y Nox lo cuidaron como si fuera la joya más valiosa de todo el universo pero, yo sí les rompí el corazón a ellos una vez.

Creo, con seguridad, que es la única cosa de la que me arrepiento en la vida pero de los errores se aprende, o eso creo.

Lo conocí en un parque, estaba sentada mirando a los niños y fantaseando, ¿Qué se sentiría matar a un ser tan indefenso y puro, inocente?

Él se sentó a un lado, no le presté el mínimo de atención pero podía sentir su mirada en mí, estuvo alrededor de diez minutos hasta que me harté por completo.

—¿Por qué carajos me miras tanto? ¿Te debo dinero o qué sucede? —Pregunté de forma brusca mientras lo miraba por fin.

Él pareció sorprendido pero, al segundo, una sonrisa se extendió en su cara.

—Eres fascinante —Susurró, confundiéndome.

Mi primer pensamiento fue: ¿Quién era este bicho raro?

Cabello rubio y con ojos color ámbar, tenía la mandíbula marcada y una sonrisa compradora que podía hacer que cualquier mujer cayera a sus pies, con hoyuelos decorando ambas mejillas.

—Mira, como yo lo veo, tienes dos opciones —Le hablé calmada—. La primera opción es decirme quién eres, qué quieres y seguir con nuestras vidas sin que vuelvas a molestarme. La segunda opción es que te amordace, te ponga en mi auto, te lleve a mi casa y te torture hasta que mueras —Le sonreí—. Tú eliges.

—Eres bastante divertida —Su sonrisa seguía allí, me desconcertaba—. Soy Michael Monge, es un gusto, princesita.

Extendió su mano, lo miré arqueando una ceja y él tan solo soltó una pequeña risa y alejó su mano.

—Mi... jefe me dio un trabajo.

—¿Y eso en qué afecta a mi persona?

—Debo matarte.

Fruncí el ceño y lo miré altiva.

¿Matarme?

La lista de personas que me querían muerta era larga e iba en aumento cada día así que, por más que me pusiera a pensar, no sabría quién lo podría haber mandado.

Al contrario de sus palabras, sus acciones eran relajadas, casi como si estuviera charlando con un amigo de toda la vida.

La amenaza de Michael no me movió ni un pelo, tampoco el hecho de que, a partir de ese día, empezó a seguirme sin tener la mínima prudencia. Fue cuestión de días para que Nox y Nuriel se dieran cuenta de su presencia y actuaran.

—Tenemos algo que hablar —Dijo Nuriel, luego de terminar su comida.

Habían estado tensos durante los últimos tres días, en ese momento no entendía el porqué.

—En realidad, más que hablar es algo que mostrarte —Nox me miraba serio.

Me llevaron a nuestra casa anterior, la habíamos equipado por completo y fue convertida en una especie de taller, en el cual llevamos a cabo nuestra diversión.

Al entrar al cuarto insonoro lo vi. Michael estaba atado a una silla, con una mordaza y golpeado, tenía sangre seca en su cara, brazos y ropa pero aún así seguía mirándome con una sonrisa.

—Te advertí que terminarías así —Le hablé con burla cuando estuve frente a él.

—¿Lo conoces? —Preguntó Nuriel desconcertado.

Había metido la pata muy, pero muy, profundo en un charco de mierda. La mierda era Michael.

Nox me miraba con el ceño fruncido, esperando una respuesta, mientras que su hermano me tomó del brazo para así girarme y que mi atención esté en él.

—Tal vez... —Dudé esquivando la mirada de Nox— olvidé mencionarles un pequeño detalle.

No sabía el porqué pero, en el momento en el que puso mis ojos en los ojos de Nuriel vi algo extraño suceder, sus pupilas perdieron por un segundo el brillo. Miré a Nox pero él no me devolvió la mirada, tenía su atención en Michael, quien le sonreía.

No lo entendí en ese momento, ahora sí.

Al esconder que estaba siendo, por así decirlo, acechada y amenazada rompí un pequeño lazo de nuestra confianza, la agrieté. Ellos no lo dijeron pero ahora lo sé, les dolió pensar que para mí ellos no eran igual de importantes que yo para ellos, les dolió imaginar que, a pesar de todo, no confiaba en ellos o creía que no podían protegerme.

 Nosotros no funcionamos como ustedes o como otros, tenemos otros códigos y formas de ser o tratar. Tal vez fue tan solo una situación errónea, un malentendido, algo sin importancia para muchos pero, de alguna forma, les rompí el corazón a las únicas dos personas a las que amo y, saber eso, me sigue pesando hasta hoy.

Este no es un relato de cómo terminamos matando a Michael, porque si, lo matamos. Este es, tan solo, un desahogo. Tal vez ustedes no lo entiendan, tal vez Nuriel y Nox les parezcan personas horribles. La realidad es otra, o bueno, mi realidad es otra.

Nuriel y Nox fueron los pilares fundamentales de mi vida, todavía lo son. Sin ellos todavía seguiría siendo la niña con anhelo de matar que se conforma con su vida miserable, pasando hambre, frío y aguantando los golpes y maltratos de su madre.

Ustedes están aquí para escuchar mi historia y esta es una parte de ella. El momento en el cual arruine nuestra relación.

Pero somos Nox, Nuriel y Lilith, pudimos, podemos y podremos contra todo, aunque el mundo esté en nuestra contra solo nos necesitaremos a nosotros. Es por eso que, aunque nuestra relación cambió y no fue nada fácil, logré que me perdonarán, logré hacerles entender lo que valían para mí y pude hacer que volvamos a ser los mismos de antes.

Ellos matarían por mí y yo mataría por ellos.

Ellos darían la vida por mí y yo daría la vida por ellos.

La vida de Lilith (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora