Designio del Rey

Capítulo IV

SAGE

—¿Lista, nueva? —Alarick preguntó de pie frente a mí en la zona de combate.

Las peleas hasta ahora habían sido sencillas: Alessio, Makayla y Keegan siendo predecibles con algunos de sus movimientos. Eileen había sido más complicada, la pelea terminando en un empate. Lo único entretenido hasta ahora era que al menos había vencido a Blaze.

<<No te adelantes, primero debes intentarlo>>

El frío comentario de Adeena había llegado de nuevo a mi mente en el momento en que ambas nos enfrentamos, imaginaba que el porqué tendría algo que ver con las palabras de Boswell el día que llegué aquí y con la zynuk que yo había llegado a reemplazar.

Adeena me había vencido, al igual que Harlyn. Eran oponentes ejemplares.

—Lista, Alarick —le respondí enfatizando su nombre, no entendía su hábito por llamarme nueva, comenzaba a molestarme.

Ataqué primero lanzando un golpe dirigido hacia su mandíbula, él lo bloqueo con su antebrazo, mientras enrroscaba ese mismo brazo en el mío, acercándome a él y utilizando su mano libre en mi hombro para empujarme hacia delante, quedando inclinada hacia su cuerpo, mi estómago expuesto a la altura de sus rodillas. Alarick aprovechó la posición para clavar con fuerza una de sus rodillas en mi abdomen dos veces, antes de soltarme y retroceder a su lugar inicial, Volvíamos a nuestras posiciones.

Ambos lanzamos varios golpes que el otro bloqueaba de vez en cuando, hasta que él detuvo mi brazo a punto de darle un puñetazo, utilizando el impulso del golpe para tirarme al suelo a sus pies.

—No me lo pongas tan fácil nueva, me estoy conteniendo, no quiero lastimarte —susurró él desde su posición.

Aproveché mi posición para patearlo en uno de sus tobillos, desestabilizándolo y haciéndolo caer de rodillas frente a mí.

Nos pusimos de pie.

Alarick se acercó a mí esta vez, tomándome por los hombros con fuerza, pero no la suficiente como para hacerme daño realmente. Su error.

Tomé su brazo izquierdo con mi mano derecha y lo atraje hacia mí, provocando que soltara su agarre sobre mis hombros y utilicé mi antebrazo libre con fuerza en su brazo para empujarlo hacia abajo. El impulso logró tirarlo al piso, quedando recostado dándome la espalda, yo aún sosteniendo su brazo parada detrás de él en una llave, impidiendo que se moviera debajo de mí.

Me incliné sobre él, mis labios rozando su oído mientras le susurraba suavemente.

—Mi nombre, es Sage y creo que es mejor que no te controles conmigo, capitán.

Lo solté y caminé fuera del área de combate, llegando hasta donde Harlyn, Alessio y Makayla me miraban asombrados.

—Eso fue increíble —Harlyn habló en cuanto me detuve frente a ellos.

—Quizá deberías darnos lecciones privadas de combate a todos nosotros, Sage —dijo Keegan mirándome, la diversión reflejada en sus ojos azules.

Miré sobre su hombro, Eileen no disimulaba su risa burlona, sus ojos fijos en Alarick. Blaze ya estaba junto a él sonriendo, ofreciéndole su mano para ayudarlo a terminar de levantarse.

Había vencido a nuestro líder.

***

Decidí salir a trotar por los jardines del castillo a primera hora de la mañana, a diferencia de las últimas semanas en las que utilizaba la noche para ejercitarme pues de ese modo todo estaba tranquilo y silencioso.

Había tomado la costumbre de ver el amanecer desde mi ventana temprano y ahora podría verlo directamente desde un lugar que había descubierto en la ruta que había seguido ayer.

Cuando llegó la hora caminé hacia un lado del camino desde el cual se podía ver el océano que rodeaba el castillo y sus alrededores, desde la altura a la que estaba, se podían admirar los tenues rayos del Sol apareciendo por el horizonte y reflejándose en el agua.

Me detuve a unos pasos de la orilla, suspirando. Perdiéndome en las distintas tonalidades que la naturaleza producía cada mañana sin falta.

—Es hermoso, ¿no es así? El modo en que los rayos convergen en un punto preciso sobre el mar, consumiendo la oscuridad de la noche a su paso.

Reconocí esa voz.

—Alarick —dije manteniendo mi vista al frente.

—Buenos días, Sage.

Me giré, él tenía sus labios curvados hacia arriba, sentado sobre una banca que no había notado antes.

—¿De dónde sacaste la frase? ¿De un poemario? —respondí sonriendo.

—Estuvo bien, ¿no? La acabo de inventar —contestó soltando una pequeña risa —No creí que te gustara correr en las mañanas.

—Creías bien, soy más de salir de noche, pero la idea de ver el amanecer desde aquí pudo conmigo —respondí sonriendo.

—Ahora me pareces más interesante, nueva.

—¿Acaso la última vez no fui lo suficientemente clara con que no me llames así? —él enarcó una ceja —. ¿Nueva? —dije haciendo comillas con mis dedos.

—Tres semanas no son suficientes aún, nueva.

Rodé los ojos, pero al final sonreí. No había usado ese tono condescendiente de siempre, sino uno más cálido. Fijé mi vista en el horizonte de nuevo.

—Hagamos esto. Yo te dejo de decir "nueva", si tú me cuentas algo sobre ti.

Me voltee enseguida hacia él, quien se había levantado de la banca en algún momento y ahora estaba de pie justo frente a mí.

—¿Qué quieres saber?

—Tu más profundo deseo —me contestó él divertido.

Sonreí —¿Qué te parece correr hacia las olas del mar en la noche y nadar bajo las estrellas?

—No me opongo mientras sea sin ropa —respondió con una sonrisa, sus ojos avellana fijos en los míos.

—Siempre y cuando mi acompañante también lo esté —contesté sin dudar, una sonrisa en mis labios.

Alarick rió —¿Es una invitación?

—¿Quieres que lo sea?

Abrió sus ojos ligeramente ante eso, yo sonreí dándome vuelta y yendo al camino.

—Es tarde, debemos irnos —le dije mientras comenzaba a trotar de regreso al castillo.

—¡Ey, espera!

Me alcanzó trotando rápidamente y al llegar junto a mí reguló su ritmo.

—Vamos juntos —añadió sonriendo.

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