—Sí, claro. —No había pasado mucho tiempo, quizás poco más de un mes, pero sin noticias del negocio, decidí no preocuparme por ello. No era para lo que estaba aquí, después de todo.

—Bueno, Marcus logró cerrar un contrato pequeño pero interesante para trabajar para una compañía de República Checa y por eso tendremos que ampliar algunos de los equipos. —Robin sonó entusiasmada aunque sus manos se entrelazaron calladamente sobre la mesa—. El proyecto tiene fecha tentativa de inicio a finales de junio. Por eso queremos hablar contigo acerca de la posibilidad de extender tu contrato un par de meses.

¿Extender mi contrato?

Por un segundo, la miré atónita aunque no precisamente por sentirme halagada. Sabía a dónde conduciría esto. Prolongar mi estadía aquí llevaría indefectiblemente a que los proyectos sigan apareciendo y yo, eventualmente, me quede en Erie. Y la verdad es que no planeaba hacerlo.

—Desde luego que ajustaremos la paga, siendo que esto es algo de último momento —agregó Marcus viendo que yo no respondía.

—Pues... El contrato termina en abril. —Observé sus ojos castaños, sin encontrar indicios de algo en particular. Era un hombre muy controlado—. Si el proyecto inicia en junio es que necesitarán extenderlo hasta...

—Septiembre. Quizás octubre —respondió Robin.

—Yo estaré de regreso en República Checa por los próximos meses terminando de cerrar negociaciones y evaluando la posibilidad de contratar staff localmente —completó Marcus—. Pero nos ayudaría contar contigo.

Precisamente lo que temía.

—Les agradezco mucho por considerarme, pero lo cierto es que estoy evaluando otras propuestas. —No quise entrar en detalles, pero era cierto que estaba comenzando a sondear el mercado y estaba considerando regresar a Chicago para inicios de mayo. Tenía ganas de pasar unas semanas con papá y, por qué no, ver qué posibilidades de trabajo había allí—. Pero sea cual fuera mi respuesta... No necesitan contratarme para un plan de expansión de nómina. Me sentiría mal cobrándoles por eso. Sé que pueden hacerlo sin mí...

—Disculpen la interrupción. Robin, ¿querías verme? —Una voz familiar habló detrás de mí haciendo que me girara de inmediato.

Elise.

En cuanto me vio, una suave sonrisa apareció en sus labios mas su mirada fue esquiva. Supuse que trataba de comportarse más profesional frente a Robin y Marcus e ignoré los latidos de mi corazón acelerándose ante su presencia.

¿Es que acaso tendría que olvidarme de estas sensaciones cuando ya no esté aquí, cuando ya no vuelva a verla? Me sentí apesadumbrada de repente.

—No te preocupes, Eli. Ven, pasa. —Robin le hizo señas para que se acerque.

—Las dejo que hablen. Cualquier cosa que necesiten, avísenme —les dije desocupando la silla para que Elise pueda sentarse.

—Gracias —respondió con dulzura antes de que yo regresara a mi cubículo.



Por fin, la semana había concluido pero yo no esperaba el fin de semana con mucho entusiasmo. Luego de mi conversación con Robin y Marcus comprendí lo distinta que sería mi vida en un año, en otra ciudad, lejos de Elise; y eso me llenaba de una melancolía que no había sentido antes. Una sensación de pérdida futura que desconocía por completo.

No recordaba haberme preocupado antes por algo que aún no había sucedido. Usualmente dejaba que las cosas siguieran su curso natural. Incluso con Amanda y aún sabiendo que ella estaba saliendo con un tipo, no me paré a pensar en lo que significaba que ella tuviera una relación paralela. Ahora, viendo para atrás, podría decir que eso era resultado del completo autoengaño, un estado casi delirante me atrevo a decir, en el que me veía sumida (en parte por mi obsesión con ella y en parte por su culpa, por sus manipulaciones y mentiras).

La distancia entre nosotras ©Where stories live. Discover now