Tu Refugio.

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Mil disculpas si hay algún error gramatical u ortográfico porque lo escribí de corrido y no volví a revisarlo. Como dato curioso amo a Pablo Alborán y esta canción me encajaba tanto con el GoUta que esto fue lo que salió, espero lo disfruten. 

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El día estaba especialmente frio y esa sensación de estar congelándose con nada ventisca la distraía de esos sentimientos que quemaban en su pecho, siempre se regañaba diciendo que era una mujer adulta, que no debía estar comportándose como una adolescente rechazada pero comprendía que el amor unilateral dolía sin importar la edad.

Se sentía ridícula de renegar el estar enamorada de su idiota colega pero tampoco era algo que pudiera evitar, Gojo se le había metido en el alma como una maldición, cada día se consolaba diciéndose que un hombre como él no era para ella, él tenía un corazón el cual regalaba a todo mundo y ella tenía la necesidad de esa tonta historia de amor en donde ocurre un flechazo a primera vista y continuaba hasta el fin de los tiempos, hasta que ellos se transformaran nuevamente en tierra.

Nada de eso ocurriría, en el mundo real estas cosas no pasaban o al menos entendía que no le pasaban a ella, nadie llegaría hasta esa azotea para hacerle compañía, el peliblanco no se sentaría a su lado para confesarle que toda la vida ha estado enamorado de ella... claro que no, porque lo más probable es que Gojo estuviera ligando con una linda chica en su casa un sábado por la noche, entonces la primera lagrima escapo de sus ojos.

Seguida de la primera dejo caer una segunda y así continuo hasta que su rostro estuvo empapado y congelado mientras el viento golpeaba con furia, quería hacer una rabieta y reclamarle al estúpido cupido el porque ella no era digna de que alguien la amara, que la encontrara hermosa o que simplemente la miraran con cariño.

-Deja de ser tan patética...- susurro mientras sollozaba dejando salir toda la tristeza y estrés.

Para el colmo de los colmos se había colocado a llover pero no se movería de allí, en el mejor de los casos pescaba un resfriado que la hacía poder excusarse en su trabajo para quedarse en cama a sentir pena por sí misma, estaba cansada de darse ánimos todos los días para solo frustrarse por no lograrlo, quería sufrir, quería llorar, quería tener cinco años y que su única preocupación fuera que había cambiado de horario sus caricaturas favoritas mientras sus padres le compraban un helado en compensación.

-¿Porque el drama?- esa voz la congelo aún más que la ventisca y la lluvia haciéndola abrir los ojos – ¿Y bien...?

-Termine de volverme loca – se lamentó echándose a llorar nuevamente – Ahora estoy alucinando con Gojo – sollozo lastimosamente.

-¿Te parezco una alucinación?- apretó su mejilla para luego limpiarlas y disipar un poco el frio presente en ellas – ¿Quieres morir de pulmonía?

-¿Enserio estas aquí?- frunció el ceño mientras sus manos iban a dar a las mejillas del peliblanco apretándolas –No... yo me volví loca, es seguro.

-Sí, eres un poco loca, pero... estoy aquí- sonrió para luego ladear la cabeza y ver el desastre emocional que era Utahime en ese preciso momento – ¿Qué ocurre?

-Estoy cansada, Gojo – dejo caer sus manos desde las mejillas del hombre en frente suyo hasta sus propios muslos – Estoy cansada de esperar y soñar cosas que jamás van a pasar.

-¿No crees que deberíamos entrar a tu departamento? a este paso solo vamos a congelarnos y además de estar rendida con la vida estarás muy enferma.

Amor con Música de Señora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora