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Dolor. Fue la primera sensación que sentí al recobrar la conciencia. Mi cabeza dolía como si hubiese sido pisoteada millones de veces, y ni hablar del ardor que sentía en las muñecas. No recuerdo muy bien cómo terminé en esta situación, pero algo que sí tengo en claro es que tras todo esto se debe encontrar ni más ni menos que Park JiMin.

No es la primera vez que trata de aprovecharse de mí mientras bajo la guardia, pero joder ¡que esta vez se ha pasado!

— Ah, buen día hyung— le oí decir. Abrí mis ojos y lo primero que encontré fue a un joven JiMin de pie junto a la cama. Llevaba lencería negra con mucho encaje que hacía un contraste perfecto con su blanquecina piel. Debo admitir que se veía jodidamente sensual, tanto así que sentía como mi miembro comenzaba a despertar.

—¿Qué demonios quieres ahora?— gruñí. Pareció causarle gracia mi enfado, pero justo cuando quise levantarme para encararlo me topé con la sorpresa que mis manos y pies se encontraban atados a los extremos de la cama.

Él comenzó a reír, cubriendo a tantos su boca como un delicado niño, pero de pronto se detuvo. Su frívola mirada y la mía se conectaron por un momento y luego comenzó a recorrer todo mi cuerpo con sus ojos, se notaba que me deseaba.

—Hyung...— acarició mi pecho—¿le he dicho que lo amo?— y su mano comenzó a descender hasta mi abdomen. Los círculos que trazada sobre mi cuerpo me hacían estremecer. No respondí a su pregunta pues comenzaba a divagar entre la cordura y el placer.

—Me la he pasado noches en vela pensando en este momento, pero nunca imaginé que llegaría tan pronto— apartó el pequeño trozo de tela que cubría su cuerpo y finalmente me dejó ver ese marcado abdomen que le pertenece.

 Me estremecí al verlo treparse a la cama y seguido de esto sentarse sobre mi cadera, joder que la situación se ha descontrolado.

Sus movimientos comenzaron. Trazaba círculos con su trasero sobre mi pene, sujetándose con fuerza de mis muslos. Mis piernas empezaban a temblar por la tensión que ejercían las cuerdas en mis tobillos. Quería liberarme y acabar con todo esto de una vez por todas pero desgraciadamente me era imposible. 

Vi el rostro de JiMin nuevamente y parecía disfrutarlo, tanto así que balbuceaba cosas sin sentido. El sudor comenzaba a descender por su cuello y sus movimientos cada vez se hacían más violentos, quería que yo sintiera el mismo placer que él sentía a como diera lugar. 

—J-jimin, basta— grité. Me ignoró olímpicamente pues parecía perdido en la lujuria del momento. Yo por mi parte comenzaba a sentir una sensación extraña en la parte baja de mi cuerpo, no quisiera admitirlo pero mi cuerpo reacciona por sí solo a los movimientos de JiMin. Agité mi cuerpo bruscamente para que JiMin parase y así lo hizo. Me miró enfurecido -pues parece que le he afectado el momento más de lo que pensaba- para después suspirar agobiado por el espontáneo corte surgido en medio de la acción.

—JiMin, por favor para.— supliqué.

—¿Es que acaso no lo disfrutas, Jungkookie hyung?— se bajó de mi entrepierna. Le observé con cierto temor, pues al ser incapaz de moverme me encuentro plenamente a su merced y no sé que locuras se le puedan ocurrir.

JiMin pareció notar el temor en mis ojos, mas no pareció considerarlo importante pues nuevamente se trepó a mi cuerpo pero esta vez dirigió ferozmente sus labios a los míos. Sentía cómo su juguetona lengua quería abrirse paso entre mis labios para encontrarse con la mía. Dudo unos segundos entre si dejarme llevar por el deseo o negarme hasta donde mi cuerpo lo permitiera y de pronto mi mente se tornó en blanco.

S.E.X [KookMin]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt