Capítulo 26. "Nuevos aliados"

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Narra Oliver.

Una vez me dijeron que hasta tus peores enemigos también podían ser amigos. Me estaba metiendo en un juego de balas perdidas. Y podía morir. Pero necesitaba ganar. Ya estaba perdiendo a Jessica hacia meses que no hacíamos el amor, desde que yo salía por las noches.
Salí sin una despedida, ni la mire aunque sabía que ya estaba llorando. Mi matrimonio se iba a la mierda y me empezaba a dar igual.
 
Fui al puerto, allí me encontré a mi contacto nos dividimos el trabajo. La carga de hoy era pequeña podría darme tiempo a reunirme con mis amigos de toda la vida. Sabia que Jessica daba la cara por mi ausencia, y para no dar explicaciones que realmente no sabía, dejaba de ir y empezaba a quedarse sola. Pero si todo salía bien iba a darla dinero, mucho.
 
Cargue el arma y me fui a la otra punta a esperar el barco. Parecía una noche tranquila sin muchos más traficantes. Era demasiado extraño pero era normal siempre ganaba nuestra manada por llamarlo de alguna forma. Éramos los que más poder teníamos y nadie nos vencía.
 
A lo lejos vi las luces del barco, ya estaba echo y pronto estaría en casa. Acabé por salir a contemplar si había alguien al que arrebatar la vida para quedarme yo con la mercancía. Ya no contaba cuantas vidas había quitado. Estaba manchado de sangre pero me divertía, sabía perfectamente que algún día podía ser yo. Pero la adrenalina de apretar el gatillo y ganar me podía.
 
Asome la cabeza cuando empecé a escuchar disparos, era un ruido de armas diferentes a la que estaba acostumbrado. Las balas empezaron a escucharse más cerca y sobre mi cabeza.
Mi contacto me mando un mensaje pero no me daba tiempo a responder ni leer el mensaje. Dispare a bocajarro en la cabeza de uno de una banda que nunca había visto. Me retire con sigilo de la posición, entre la noche, espere a que el ruido desapareciera y cuando todo volvió a la tranquilidad salí a por la mercancía. Mate a unos 4 de un solo disparo y conseguí la mercancía.  Con la misma operación me escondí en la oscuridad, y me dirigí al camión con mis dos paquetes que metía en una mochila.
 
Me empecé a acercar al destino , escuche un disparo muy cerca como si me atravesará, luego un segundo disparo que me atravesó esta vez de verdad en el hombro. Ahogue un grito y camine taponado la herida. Camine unos cinco metros y allí estaba un cuerpo en el suelo. La bala tan cerca también daño a otro.

—Ayuda —dijo la voz sin fuerza.

Tuve ganas de huir, de dejar el cuerpo allí muriendo. Pero lo único que pude hacer era ayudar esas personas estaban jodiendo y matando a las personas podía ser un transeúnte que paseaba por el puerto y cogió mala hora. Me agaché cogí papel y presione la herida en el estómago y realice un torniquete y cogí mi móvil.

—No llames a la ambulancia, vendo droga soy de la banda enemiga, me parece que acabamos teniendo enemigos en común—Tosió—. No me dejes morir, llama a mi esposa —tendió el móvil —. Y ponme el móvil en la oreja.

Hice lo que me pidió sin hablar, después de dos minutos y escuchar sus lágrimas caer me dio el móvil.
 
—El amor es como una bala, duele igual si pierdes lo que quieres y no lo has valorado. Mi esposa me dijo que lo dejara, y ahora va a sufrir si muero. Tienes que salvarme. Llama a los de mi banda que me ayuden y sálvate tú —dijo muy débil.

Volví a ayudarle, espere a que se acercara alguno de su banda.

—Gracias, te debemos una —dijo su compañero serio.
 
Y después de fui a la furgoneta. Me dolía millones el brazo.
 
Al llegar, vi el cuerpo muerto de mi contacto justo en la puerta de la furgoneta. Mire su mensaje, decía retirada ¡Joder! maldecí en alto con mis pocas fuerzas le cargué atrás y le lleve al polígono allí explique lo sucedido y me sacaron la bala y curaron la herida. Había obviado que ayude a un enemigo.
Me fui a casa eran las tres de la madrugada, me duche para eliminar toda la sangre, empezaba a estar harto. Al salir desnudo vi el cuerpo de Jess también desnudo sobre el colchón, empezaba a abrir los ojos. Me miro, y se miro. Era la primera vez en mucho tiempo que nuestros cuerpos se juntaban de esa manera tan íntima. Asique me lance y me la folle duramente haciéndola gemir como nunca.
 
Tenía razón debía valorarla o iba a perderla, la quería de verdad pero el poder me estaba quitando a lo que más debería estar cuidando porque ella me iba a querer aunque tuviera un sueldo bajo. Y yo no paraba de jugarme la vida y buscar sexo en otros cuerpos cuando mi corazón siempre seria de ella.
 

 

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Pasión llena de venganza Where stories live. Discover now