|30| Las Catacumbas

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Narrador omnipresente

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Narrador omnipresente

Él solo se quedó mirándola detalladamente. El largo cabello castaño oscuro, pómulos altos, nariz pequeña, labios con un tono rojizo con los que ha soñado más de una vez dándole una mamada. Seguía sin poder entender mucho de ella y la conversación de anoche solo le dejó más preguntas.

Unas manos delicadas que se han llevado cientos de vidas, facciones de Ángel, cuerpo para pecar y una lengua que destila veneno sabía ocultar sus dolores.

—Una foto dura más—dice abriendo sus ojos esmeraldas.

«Retiro lo pensado».

—Para tu información no te estaba mirando —le miente para luego levantarse de la cama.

—Y yo estaba durmiendo —inquiere irónica —. ¿Tanto te impactó mi belleza mañanera?

—No hay belleza y si la tuvieras sería opacada por tu carácter. Tus ínfulas de diosa déjala con otros.

Hades se levanta de la cama y va por una botella de agua ignorando a Iris. Él pensaba que estaría de buen humor, pero no, ella volvió a su antiguo carácter. Pero parece que ella quiere seguir discutiendo.

—¿Y quién fue el que me dijo Diosa anoche?—inquiere apoyando su mentón en la palma de su mano.

—Joder, que yo no...

—"Te estaba mirando ni te dije eso"—le dice imitando de forma absurda la voz grave de Hades —. Te creo, solo no pienses que algo cambió, el alcohol es un mal compañero. Y en serio, deja de ser un acosador que mira como duermo.

Iris se levanta de la cama para dirigirse al baño donde sale a los diez minutos con el cabello mojado y ropa oscura como la que solía usar.

—Voy a estar con Dalila y Galilea terminando de organizar los detalles de la misión —, le informa a Hades para salir de la habitación.

Para haber llorado tanto en la noche Iris tenía la energía y la actitud como si hubiera follado la noche anterior, pero no fue así. La mejor manera de sobrellevar la situación era hacer de cuenta que no sucedió nada. Como dijo Hades "Máscara de hielo y mirada orgullosa", Iris siguió al pie de la letra el consejo de él.

Siempre lo ha hecho, pero ayer sus barreras cayeron y tenía que crearlas nuevamente.

Hades se quedó en la habitación pensando en que hacer el resto del día mientras llegaba la hora de ir al club de Santino. No tenía nada mejor que hacer que entrenar, ver Netflix, darle una ostia a Leandro por llevarse a Iris y tratar de olvidar lo sucedido ayer en la noche.

Él no esperaba que se volvieran amigos ni mucho menos y tenía que claro que el orgullo de Iris haría como si nada hubiera pasado la noche anterior y si así lo quería ella así lo haría Hades.

El Juego ProhibidoOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz