—Regla número uno de la Alfa suprema para su luna: Nadie te puede tocar, mirar, respirar el mismo aire que tú. —Me mira —O yo lo mato.

Me cruce de brazos.

—Dos: Nadie te puede invitar un trago, para eso se te entrega estas dos tarjetas de créditos. — me lanza dos tarjetas doradas que apenas las alcanzo y sigue— Para que ninguna babosa, o baboso intente algo indebido. O lo mato.

Caí rendida a la cama, quejándome ruidosamente. Porque no me ata una soga al cuello y me trae como su perro, carajo.

—Tres y última: Debes contestar las llamadas y mensajes de Jessica en el segundo que suene el celular. De no ser contestadas, tomará su avión, vendrá por ti y me mata de paso— Coloca sus manos detrás, y sonrió sin gracia— ¿Alguna duda?

—Si una, ¿Sera que puedo ir al baño del club o me toca ir en avión al castillo para hacer pipí ahí?

Aprieta sus labios y vuelve a su teléfono.

—A ver, veamos. Regla número uno...

Le lanzo un cojín, ella no lo esquivó, solo comenzó a reír. Fue tan contagiosa su risa que no me pude contener y la acompañé en sus carcajadas. Nos detuvimos abruptamente al ver a Carlos asomar la cabeza, con el ceño fruncido, contempló a una seria e inmóvil Amina.

—¿Te estabas riendo? —Pregunta incrédulo.

Ella alza su negra ceja.

—No, señor Favre, yo no oí nada— dijo secamente —¿Usted oyó algo, luna suprema?

Carlos de inmediato me mira. Pasé saliva, y negué con la cabeza.

—Ha de ser mi imaginación—No nos creyó, y entro a una batalla de miradas contra la vampira. —Aunque pude oír tu risa desde el cuarto de Nikolas Cavalier y Alexa, fieles servidores de Liayh. Mi mente es muy escandalosa, debo tratar de ser más precavido con lo que imagino.

¿Me estoy perdiendo de algo?

—Pues, no imagine tanto, señor Favre— Mascullo Amina entre dientes.

Esboza una sonrisa.

—Vámonos, escandalosas— da dos golpes fuertes en la puerta que me despertaron de mi confusión.

Lo último que vi antes de que él desapareciera, fue como giño un ojo hacia la vampira. Me levante de la cama, aun aturdida. Tomé mi bolso, y pensé en algo que me ha estado molestado todo el viaje. La mire, se encontraba enojada mirando la puerta por donde Carlos se fue.

—Oye, Amina... tú me recuer...

Reaccionó interrumpiéndome.

—Después de usted, luna suprema—Insistió con movimientos de mano, casi empujándome hacia la salida.

Bajamos en el ascensor, Alexa y Nik estaba hablando del Club LGBT más solicitado de todo Milán al que iremos, llamado "Rouge". Carlos estaba entra Amina y yo, pero de pronto, de un solo movimiento, quedamos las dos juntas gracias a que el quería ver los botones de la caja de metal.

Después sucedió algo aun más extraño. Amina dijo que me fuera en el auto que manejaría Alexa con Nik, y que ella se ira con Carlos, siguiéndonos.

Le heché miraditas de vez en cuando y ellos estaba normales conversando, hasta que, los vi peleando. Carlos evitaba los manotazos que Amina le dabas con su mano izquierda mientras que la otra sostenía el volante. El menor de los Favre estaba rojo de la risa.

Cuando se dieron cuenta de mi mirada, a una velocidad cómica volvieron a su posición de conductora responsable y copiloto distraído. Me acomodé en el asiento trasero escuchando de fondo la música norte americana de Alexa a todo volumen, con los ojos entrecerrados, pensé: Ellos están muy muy raros.

Black Onyx [1]Where stories live. Discover now