Nuestro problema

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- ¡Sus ordenes, capitán!- gritó Petra mirando al pelinegro con desesperación.

El subordinado más joven veía al capitán mantener su serenidad aun cuando estaban al borde de una muerte segura, los demás subordinados seguían esperando las ordenes del hombre.

Después el joven vio como sus compañeros cayeron uno tras otro solo para protegerlo, él sabía que pudo haber evitado eso pero, tenía miedo. Miedo de no poder tomar la decisión correcta y cuando volvió a ver los cuerpos despedazados de sus compañeros, sintió que había cometido un gran error.

Abrió los ojos tras volver a soñar con aquel acontecimiento, tenía las mejillas húmedas; había vuelto a llorar. << Todo es por mi culpa>> pensó Eren mirando el techo de su pequeña habitación con la misma sensación de sentirse miseria en el mundo. No podía creer poder ser la esperanza del mundo cuando no podía si quiera mantener vivos a sus compañeros, quienes pusieron toda su confianza en él antes de morir.

Eren se levantó, se alistó para salir a hacer lo que le correspondía. Fue al comedor donde solo encontró a Hanji comiendo un poco de pan mientras leía unos reportes con mucha atención. El castaño se movió con silencio para no ser notado, solo quería tomar algo para comer y seguir con sus actividades.

- ¡Buenos días, Eren!- dijo la mujer con el mismo ánimo de siempre percatándose de la presencia de l joven.

El joven le correspondió el saludo y se sentó a un lado para comer.

Prosiguió el día mientras limpiaba los pisos de un pasillo como se le había indicado por el capitán Levi, hablando de aquel hombre a quién solía verse mucho con Hanji para planear un nuevo movimiento de avance.

- Capitán, he terminado de limpiar- comentó el castaño entrando a la oficina improvisada del hombre.

Levi lo miró rápidamente de pies a cabeza antes de volver a centrar sus ojos en los papeles que poseía en sus manos- ¿También las habitaciones de arriba?

- Sí, señor- constestó el soldado manteniendo su postura firme.

- Bien, puedes retirarte- dijo sin verle a los ojos.

La noche fue muy agitada con todas las imágenes de aquella horrenda derrota, la vergüenza de Eren de tener que ser salvado por su capitán y por su culpa lastimar al hombre más fuerte que poseía la humanidad. No podía estarse tranquilo así que salió de su habitación y comenzó a vagar por los pasillos del castillo para calmar su mente pero, era una pésima sensación seguir en pie en esos corredores. Vio un rayo de luz proyectarse en el suelo por medio de una ventana en uno de los pasillos y a lo lejos vio una silueta fuera del lugar, en poco tiempo llegó a notar que se trataba del mismo capitán.

- ¿Qué está haciendo aquí, capitán?

El hombre mantenía los ojos cerrados como si tratase de sentir algo, se mantuvo en silencio y luego volteó a ver al Eren, quien estaba a un lado suyo.

- Sintiendo la brisa.

El castaño se extraño porque no había ninguna señal de brisas- ¿De qué habla, señor?

- Tienes que callar tu osico para sentirla.

Calló su boca, se concentró en mantenerse calmado, cerró los ojos para comprobar si lo que decía el pelinegro era cierto; cuando una pequeña brisa rozo sus labios, el chico se percató al abrir los ojos de que el capitán ya no estaba.

Mientras Eren volvía a su habitación, encontró a su capitán tumbado apoyado en una puerta que debía ser la habitación del hombre, el castaño se acercó sigilosamente y escuchó lo que parecìan ser sollozos por parte de Levi.

- ¿Capitán?

- ¡¿Por qué insistes en meterte en mis asuntos?!- cuestionó volteando a verlo con una ira reflejada en todo su rostro, donde también corrían lágrimas por sus mejillas.

- Y-Yo- dijo el joven sin comprender la furia de su superior, luego vio que el pelinegro batallaba para ponerse de pie,- Esto es mi culpa, señor- comentó sin moverse de su lugar por miedo.

- ¿De qué hablas mocoso?

El chico silenció sin saber a donde mirar, se acercó a un lado del hombre tratando de que hubiera la confianza para hablar del tema.

- Creo saber porque llora.

- No necesito que lo sepas, ahora déjame en paz- comentó el hombre parándose pero por la herida del pie pisó mal y cayó al suelo- ¡Mierda!- como vio que Eren no se había movido un centrímetro de su lugar, sintió pena de que su inferior le viera de una manera tan vulnerable.- Por favor, vete.

- Perdóneme por haber tomado la decisión equivocada- comentó el castaño mirándolo fijamente, cerró los puños y apretó los dientes- ¡Pero, como pudo haberme dejado las vidas de sus compañeros en mis manos! ¡Y debido a eso ahora todos están muertos!

- ¡Yo sé que también es mi culpa!- miró con furia al chico, entendía perfectamente como se sentía el perder vidas que dependen de uno pero no tenía que hacerle repetir algo que ya sabía.

En esos momentos el hombre volvió a intentar pararse pero le dolía su torcedura lo cual hacía complicado, no le agradaba que le gritaran en la cara y más si se trataba de un mocoso, quien no tenía ningún rasgo de superioridad.

- Deberías entender lo que dices,- murmuró el hombre dirigiendo su mirada al joven- porque ahora en tus mano está la humanidad, esas personas que dieron su vida son pocas comparadas a las que dependen de ti.

Eren mostró terror, dolor, pánico que apenas puedo articular una palabra.- Ya no quiero que nadie más muera.

- Entonces ríndete, mocoso. Nunca podrás salvar a todos,- apoyó su cuerpo en una pared y mediante los espacios de los ladrillos se agarraba para levantarse poco a poco sin apartar la mirada del castaño- esperaba más de aquel que salvaría la humanidad pero, eres un simple niño. Hasta que no entiendas lo que es la guerra, no sabrás luchar;- luego con énfasis pronunció: hasta que no entiendas que sobrevivir no es para todos entonces no sabrás salvar. 

Cuando el capitán por fin pudo mantenerse en pie, caminó hacia Eren y estando a unos cuantos centímetros le susurró al oído- Será mejor que te largues a tu habitación porque siendo o no la esperanza de este mundo de mierda, tienes ahora más responsabilidades que nunca.

- Capitán, ¿Puedo preguntarle una cosa?- cuestionó nervioso el joven.

El hombre lo miró, sus cuerpos seguían estando a unos cuantos centímetros de distancia, el pulso del castaño era veloz, su respiración era agitada; ahí estaba Levi esperando molesto a la pregunta del chico.

- ¿Usted...nunca deseo alguna vez poder regresar al tiempo y no cometer los errores del pasado?

Levi cerró los ojos, se quedó quieto procesando aquella cuestión, había perdido a muchos soldados a lo largo de su estadía en la Legión; era repulsivo ver a sus compañeros caer en intentos inútiles por querer ser libres y dejar de tener miedo.

- ¿Qué fue lo qué te dije aquella vez, Eren?- le respondió mirándolo centrado en tener el contacto visual con su soldado, el castaño calló pareciendo saber la respuesta pero seguía sin mover las comisuras- Siempre toma la decisión de la cual menos te arrepientas.- dio una pausa- Mira mocoso, los errores siempre existirán; no importa si pudiésemos cambiar algo, las cosas solo se  repetirían de una u otra forma. Y si cometiste un error solo esfuérzate para que no lo vuelvas a cometer pero no te deprimas cada vez que pierdas a un soldado, compañero o amigo, estamos en guerra constante, Eren. Así que acostúmbrate perder como a ganar.

Le dio un pequeño golpe en el pecho para apartarlo de su camino.

- Gracias, capitán- respondió Eren.

- Ya vete a dormir, que mañana te levantaré en la mañana para que limpies el sotáno.  

IRREGULARWhere stories live. Discover now