CAPÍTULO VEINTISEÍS

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Bajo la vista a mi tazón y sigo comiendo ignorando la risa de Elsah. ¿Qué mierda hice anoche?

—Hasta hiciste una canción súper divertida. —Me dice Apolo y gimo en protesta—. Y Elsah estaba que se comía al pobre Liam.

—¡Mentira! —Se queja ella y la miro con una ceja alzada—. Él no se quedaba atrás, no está nada mal.

—¿Qué Liam no era gay? —Pregunto confundida.

—No, es como yo. —Se encoge de hombros—. Podría decirse que somos bisexuales, sólo que tenemos más preferencias por un género que por el otro. Me explico, a mí me gustan las mujeres, me encantan. —Me mira de arriba abajo y Apolo le lanza un cojín del sofá—. Bien, decía que me gustan las mujeres, pero a veces veo un hombre y digo "Bendito ser de la creación, tú debes ser mío". Así me pasó con Liam, —sonríe—. Lo mismo le pasa a él, le gustan más los chicos, pero a veces cuando ve a una chica linda no se puede resistir.

—Ahhh. —Me quedo en silencio un rato—. A mí nunca me ha gustado una chica, me gustan los chicos.

—Sí, eso nos quedó claro ayer. —Se ríe—. Apolo... ¿Ya puedes curarme?

—No. —Se acuesta en el sofá y Elsah le agarra un pie y lo jala haciendo que se caiga—. ¿Se puede saber que mierda pasa contigo?

—Quiero que me cures. —Se encoge de hombros—. ¿Puedes?

Apolo termina por rodar los ojos y le toma la mano susurrando algo, miro todo con el ceño fruncido y cuando termina, ella sonríe feliz por no tener resaca.

—¿Qué fue eso? —le pregunto a Apolo y me dice que la curó—. ¿Y por qué no la besaste?

—¿Por qué la iba a besar? —Me pregunta confundido y luego abre los ojos con sorpresa—. Es... Lo que pasa es que... ¡Mierda!

—¡Me dijiste que tenías que besarme para curarme! —Chillo—. Eres un mentiroso de mierda.

—¡Quería besarte! —Exclama y por muy loco que suene, tiene un pequeño rubor en sus mejillas—. No me voy a disculpar por besarte, pero si por mentirte sobre eso, lo siento.

—¡Eres insoportable! Ahora quítame esta resaca o terminaré yendo a matar a mi vecino pervertido, su música me está matando.

—Solo porque no dejas que lo maldiga, —se queja Elsah—. ¿Puedes creer que me lo prohibió, solecito?

—Ella es así, yo quería maldecir a su antiguo jefe y no me dejó. —Yo sólo niego con la cabeza y me acerco para que me haga lo mismo que a Elsah y cuando me suelta la mano me siento como nueva—. Ahora que ya están bien, tenemos que hablar.

—Bien. —Elsah le hace una seña y él rueda los ojos antes de que a ella se le cambie la ropa por un pantalón de pijama y una camisa holgada—. ¿No había algo mejor?

—Malagradecida. No, te conformas. —Se sienta bien en el mueble y yo solo me fijo en cómo se le marcan las tabletas que tiene en el abdomen cada que se mueve, todo esto hasta que una camisa me quite la hermosa vista—. Mis ojos están arriba, Emma. Te necesito concentrada.

Siento mis mejillas ardiendo, pero asiento y él me sonríe.

—Bien. —Toma un profundo respiro y nos mira a ambas—. En el Olimpo ya se sabe que marqué a Emma.

—Que no le digas así, que se siente como vaca. —Lo interrumpe Elsah.

—Bien, ya saben que te follé. —Me dice.

—¡Dios! ¡Ustedes son iguales! —Chillo y Elsah se ríe—. Sólo sigue hablando.

—Zeus está molesto, como cosa rara. Dice que está bien que ya haya dejado las vueltas y lo haya hecho, pero que no entiende que haces tú cuidando de la mortal si ya tuve lo que quería, nunca va a entender que aprecio a Emma y no la veo sólo como un cuerpo. Otra cosa es que está de acuerdo en que ya ningún dios se puede acercar a ella en esa forma, pero dijo que no se va a meter en esta guerra.

—Eso es absurdo, él es el dios de dioses, puede castigar a Poseidón por no cumplir la ley, sólo está tomando un bando sin decirlo en voz alta. —Dice Elsah.

—Lo sé, lo mandé a la mierda. —Hace una mueca—. Le dije que no volvería a su maldita casa hasta que no hiciera respetar la ley. Sé que eso no va a pasar, pero por los menos me iré por unos meses. —Frunce el ceño y me mira directamente—. No vas a salir sola de ahora en adelante, él auto lo voy a manejar yo o Elsah, te voy a llevar y te voy a buscar.  Elsah estará dando vueltas por tu trabajo siendo invisible, yo iré las veces que pueda sin parecer un acosador.

—¿Crees que él volverá a aparecer y me hará daño? —Pregunto con miedo—. ¿Crees que no cumplirá la ley?

—Esto es peor que antes. —Dice y por primera vez noto lo cansado que se ve, tiene ojeras y el cabello más desordenado, nunca creí que lo vería así—. Ya no se trata de hacerte daño de esa forma, creo que eso es lo de menos —lo miro incrédula porque no creo que haya dicho eso—. No me mires así, déjame hablar. Miren, si se tratara de eso, yo podría detenerlo como lo hice aquella vez, pero estamos hablando de ZEUS.

—No nos estás diciendo algo. —Le dice Elsah con los ojos entrecerrados—. Te conozco y hay algo más, habla.

—Zeus ama ser un dios, ama lo que ha creado y sobre todo, ama que las cosas se hagan como él quiere. Los dioses follan mortales y las abandonan, estas tienen hijos y son semidioses que a veces ni saben lo que son y sólo ignoran esa parte de dios. Otros si descubren lo que son y son llevados al Olimpo, así como era Eris. Pero un dios nunca se lleva una mortal al Olimpo, nunca le dan importancia. Sólo las usan para follar o tener más hijos.

—Asco. —Digo y ambos asienten en acuerdo.

—La cosa es que sabe lo que Emma es para mí, sabe que voy a pelear con todo aquel que de atreva a dañarla y ese es el problema, que lo sabe y no le gusta. —Baja la mirada al piso—. Él va a matarla para quitarla del camino, lo sé.

Jadeo y Elsah me abraza, él no levanta la mirada.

—Sabía que de alguna manera te terminaría haciendo daño, lo sabía.

—Corta el show. —Le dice Elsah sin soltarme—. Tú no le has hecho daño y no le dijiste a Zeus que le hiciera daño tampoco, deja de culparte, la vamos a cuidar y nada malo le ocurrirá.

—¿Y de quien es la culpa entonces? —Le pregunta molesto—. ¿Quién le dijo a Poseidón de Emma? Eris. ¿Por qué Eris se lo dijo? Porque estaba ardida. ¿Por qué lo estaba? Porque yo la traté mal y a Emma la traté con amor. ¿Por qué Zeus quiere hacerle daño? Porque soy su hijo y no quiere a un hijo suyo con una humana, entonces dime... ¿No es mi culpa, Elsah?

—No. —Le respondo yo—. Deja de decir estupideces porque la culpa en ese caso sería mía. ¿Por qué empezó todo esto? Por haberte llamado. Y no me arrepiento porque estás aquí conmigo y eso es lo que importa. ¿Te estás arrepintiendo de haberme conocido?

—No. —Responde de inmediato—. No, por supuesto que no. Joder, es que... ¡Entiéndame! Si algo te pasa no sé que haría, no puedo perderte a ti.

—No me vas a perder. —Me levanto y me siento a su lado, pero me toma por la cintura y me sienta en sus piernas, así que lo abrazo—. Me vas a cuidar y encontraremos la forma de salir de todo esto así tengamos que cortarle los huevos a Poseidón o al mismo Zeus.

—Apoyo la idea, todo sea por la causa. —Dice Elsah desde el suelo—. Ahora dejen lo melosos que me dan diabetes.

Apolo le muestra el dedo medio y se levanta conmigo en los brazos, ignora los chillidos de Elsah quejándose sobre nosotros dejándola sola y sube las escaleras.

—No deberíamos dejarla sola. —Le digo.

—Déjala, no se va a morir porque la dejemos sola un momento. —Se ríe—. Además estoy recordando tu hermosa canción.

—¿Y que decía la canción? —Chillo cuando me lanza a la cama y lo miro asombrada—. ¿Qué tienes?

—Nada, pero según tu canción, tu novio te quiere mucho y te dará sexo en la habitación. ¿Quién es tu novio? Yo. —Se señala—. ¿Dónde estamos? En la habitación. Así que voy a hacerle caso a mi linda novia.

—¡Oh, mi Dios! —exclamo y sólo se ríe.

No vuelvas a tomar en tu vida.

APOLO.Where stories live. Discover now