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Cuándo comprendió que era un pequeño niño huérfano, su más grande sueño y anhelo era que una familia lo adoptara y lo amara como nadie parecía hacerlo. Con el pasar de los años comprendió que nunca se volvería realidad su sueño, frustrado con el trato abusivo que tenía las matronas y los niños del orfanato, su inocente alma y tranquilo carácter se convirtió en alguien serio y tosco. Pero todo era una simple máscara, por dentro albergaba aún la esperanza de encontrar alguien que lo quisiera. 

Poco tiempo después descubrió el motivo por el cuál las matronas lo miraban y trataban de aquella manera y lo comprendió todo.

El era especial, era alguien especial y su miedo los hacía actuar de esa manera. Después de todo en los libros se hablaba de la evolución de los humanos, como evolucionaron sus pensamientos y su alrededor para abastecer sus demandas. Pero también sus limitaciones, ellos anhelaban ser más pero no podían y al contrario de ellos, él sí era algo más, no era un simple hombre. Estaba solo pero era superior a todos esos simples seres que por envidia de su superioridad lo trataban como lo peor para cubrir sus insuficiencias y sentirse bien con ellos mismos.

A pesar de su comportamiento no podía culparlos, una parte dentro suyo se pavoneaba presumido por su envidia y miedo. Se sentía orgulloso de ser distinto a ellos. Pero eso no quitaba que estuviera solo, aislado. Muy a su pesar, sentía miedo de hasta que punto llegarían con tal de no sentirse amenazados, no siempre reaccionaria de inmediato, su vida estaba en riesgo constante. El anhelo de tener a alguien con él y sólo para él surgió pero la amargura lo cubrió convirtiendo en odio llamándolo debilidad.

Al cumplir los once años, seguía siendo un niño pobre y solitario, hasta que los conoció.

Eran una pareja algo extraña, empezando por sus géneros, ambos eran hombres. Uno de ellos era pelirrojo, tenía unos lentes de media luna y parecía ser alguien tranquilo y amigable por el suave semblante en su rostro, el otro era un hombre de cabello corto albino y sus ojos de distinto color, su porte era recto y su semblante serio parecía casi aburrido. Ambos eran altos pero el albino le ganaba al pelirrojo.

No le parecía nada de malo después de todo la matrona decía que era un ser malvado y perverso.

Seguido porque eran magos, al parecer no era el único con ese don tan increíble pero tampoco eran varios como para mostrarse ante los "muggles" como ellos los llamaban a los seres sin magia. Aunque en un inicio no les creyó pensando que era una prueba de parte de la matrona para poder "purificarlo" como tanto lo deseaba pero después de una simple demostración por parte de ambos se entusiasmo a tal medida que les dijo todo lo que podía hacer.

   — Puedo mover cosas sin tocarlas. Puedo hacer que animales hagan lo que yo quiera sin que los entrene. Puedo hacer que le pasen cosas malas a las personas que no son buenas conmigo. Puedo lastimarlos si quiero; y también puedo hablar con las serpientes. — Con forme seguía describiendo sus habilidades los ojos de uno se ensombrecieron haciéndolo estremecer, por el miedo a haberse equivocado. Por el contrario, su acompañante parecía fascinado por lo que decía — Ellas me buscan, me susurran cosas.

No lograba comprender si había hecho algo malo o no pero ambos hombre lo hacían removerse incómodo, parecían evaluarlo con la mirada y eso no le gustaba. Ellos no comprendían lo que tuvo que hacer para sobrevivir, y oara su mala suerte la guerra aún no había acabado como los maltratos de los otros huérfanos que se intensificaron al no sentirse a salvo de alguna bomba o una invasión. Si el no contestaba seguían los abusos y se intensificaban, debía protegerse para poder sobrevivir.

El pelirrojo fue el único que hablo en toda la visita. Le habló de Hogwarts y que tenía una plaza apartada para su integración el primero de setiembre y comenzar sus clases para instruirlo como un mago. Eso es cierta medida lo desilusionó pero se recompuso al ver su carta de aceptación al colegio. Era algo, ahora aprendería lo que era ser un mago.