Aquél que murió...

102 17 5
                                    

5.- Aquél que murió.

I thought I could love you better,
And we're always together,
If we took some time apart,
You would finally know my heart.

Es lamentable cuando pierdes a un ser amado, pero es aún más lamentable perder a alguien que se ocupó de ti, y que no puedas sentir el mínimo de dolor que te inspira el reencontrarte once años después con el tormento de toda tu vida.

No pude derramar una sola lágrima por Death Mask o la forma en que le destrozaron la yugular, sin embargo, mis pensamientos fueron torturándome toda la jornada por tí, Milo, por tu aspecto lúgubre que helaba la sangre y por lo cerca que estuviste de matarme también, si no hubiera sido por el camafeo que heredé de ti. Supongo que simplemente cumplió su propósito después de once años, aunque no de la forma que nos hubiéramos imaginado.

Llegué a creer que de mis ojos no brotaría ni una lágrima más, y aunque me encuentro frente a la tumba de Death Mask y desearía que este líquido de dolor fuese por él y no por ti, no me es posible contenerme.

Muchas veces creí que si no era contigo no quería saber nada más de la vida. Hoy sé que aunque tú no estés conmigo tengo una razón para seguir en pie; tal vez cuando te fuiste de París no la entendí, hoy debo tatuarla en mi mente y finalmente en mi corazón: la venganza será mi motivo a partir de hoy.

Shura y el grupo de cazavampiros se han ido ya. La nieve ha podido conseguir que abandonen la tumba de Death Mask, con la promesa en puerta de matar al responsable o a cualquiera que parezca implicado; mientras que yo permanezco de pie ante ella con los ojos clavados en el epitafio, como si esperara que ellos me brindaran alguna respuesta a lo sucedido ayer, pero su silencio no hace más que apremiar el dolor en mi corazón. La opresión es tan intensa que por momentos creo que no podré volver a respirar nunca más. El sueño ni siquiera puede acudir en mi auxilio para argumentar que continúo dormido… 

La nieve lleva largo rato cayendo, y aunque el clima de esta ciudad no es tan frío como el de San Petersburgo, tengo que apretar las manos contra mis brazos para transmitirle a mi cuerpo un calor que nunca llegará.

—Gracias, Angelo…— Recuerdo cuántas veces en el pasado él me pidió que lo llamara por su nombre, sin embargo yo no podía hacerlo. No podía tener la misma familiaridad o confianza. Nunca le mostré amor, pues no lo sentía, ¿Él me amaba? Nunca me lo dijo, pero supongo que en sus pequeños sacrificios lo hacía.

No tengo remordimientos respecto a él y a mí, porque él te conocía a través de mis recuerdos, fui honesto pese a todo.

—Descansa en paz…— Murmuro haciendo una cruz con el dedo, sobre la fría nieve que comienza a cubrir su tumba. Sé que es la hora de retirarme porque el sol está por caer y no es bueno que ande por ahí solo. El clima propicia que los vampiros salgan aunque la noche no se haya puesto todavía.

No sé cuando volveré a pisar este lugar, pero sé que a donde vaya sus enseñanzas estarán conmigo. Él me brindó su ayuda, sus conocimientos y un amor que nunca retribui… Mi deber es seguir sus pasos y llegar con Milo hasta las últimas consecuencias, sin importar que mi cuerpo humano se desgaste y que mi corazón salga pedazo a pedazo cada vez que luche en su contra.

A penas lo he decidido y ya estoy por dar un paso lejos de la tumba de Death Mask, cuando, al levantar la vista, observo a una figura de ropaje negro acercarse a mí… No me toma demasiado tiempo descubrir su identidad cuando su cabello dorado sobresalta entre el lúgubre paisaje.

Sé que mi cuerpo buscará la forma de reaccionar ante este encuentro, pero mi corazón humano y estúpido no me lo permite.

Si lo que pretendía era hacer pasar lo de anoche como una pesadilla o un mal recuerdo, este nuevo encuentro me viene a tirar la verdad en la cara como si se tratase de una bofetada. Y aunque ya no quiero hacerlo, porque creí que jamás volvería a ello, mis ojos comienzan a desmoronarse en lágrimas que no puedo contener. El pecho me duele, y aunque trato de calmar el dolor con una mano sobre él, lo cierto es que el dolor es tan intenso que me obliga a colocar las rodillas sobre la nieve mientras tiemblo de rabia.

Waiting for You...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora