Del otro lado de la calle se escucharon bombitas, gritos y llantos. Otra vez la misma mierda, maldita sea.

- Detengan fuego - ordene - ¡Detengan todo ya!.

- Señor son órdenes de arriba - me gritó un militar desde la barricada.

- ¡ME LO PASO POR LOS HUEVOS LO QUE TENGAN QUE ORDENAR ESOS PAYASOS! - grite otra vez - ¡He dicho que paren ya!.

- El único que puede dar órdenes ahora es nuestro representante - el mismo militar gritó.

- Entonces díganle que haga la orden - le pegue a la barricada.

- Él dio la orden señor.

- ¿Él hizo que? - pregunte histérico, enojado y con ganas de partirle la madre a alguien.

- Sofía-

No recordaba a mi abuelo así, esperaba que fuera un poco más viejo pero se veía bastante bien para su edad.

- ¿Señorita, lo quieres con nutella o cajeta? - Abue me pregunto mientras preparaba mis crepas.

- Nutella por favor - ayude poniendo la mesa.

Me gustaba mucho pasar tiempo con él. Siempre me contaba historias entretenidas de piratas y reyes, decía que él había sido un pirata antes pero es un poco fantasioso.

- Ya deberían de estar aquí tus tíos - Me dijo colocándose un mandil - Te haré una paella que vas a flipar en colores.

Me pellizco los cachetes, alejándose a sacar el arroz

- ¿Abuelo como es que tú eres español, y mi papá mexicano? - mire los camarones que había sacado del refri.

- Por que conocí a tu abuela en México y ahí nació él - me respondió descongelando el pollo.

- ¿Y como era la abuela antes? - me senté en el banco de la mesa de la cocina para verlo.

- Ah, tu abuela era una belleza - sonrió - Tan bella, que sobresalía entre todas las demás, la podrías confundir con una muñeca con ojos de piedras preciosas.

- ¿Como la conociste?.

- Bueno - miro al techo supongo que intentando recordar - Cuando llegue a México por primera vez, necesitaba a alguien que me guíe por este nuevo territorio, y ahí es cuando la vi, encantadora, tan... amable y me dio una bienvenida súper... acogedora.

Me miró confundido, casi como si no supiera que fue lo que dijo

- Me enamore, como no tienes ni idea, no ves a una mujer así todos los días, con tanto carisma y belleza natural.

- ¿Entonces por que se divorciaron?.

- Creo que ella no sentía lo mismo, no había chispa, ni honestidad - revolvió el arroz - Nunca te enamores, no sirve de nada.

- Eh.... ¿Okay? - me rasque el cachete confundida.

El timbre sonó, ambos saltamos de nuestros lugares

- Esos deben de ser tus tíos - sonrió - Ahorita les abro.

Se acercó a la puerta caminando como una señora.
Dios no podía con los nervios, era la primera vez que conocía a alguien de parte de mi padre que no fuera Jessica. Me arregle el cabello para dar una buena impresión.

- ¿¡POR QUE ESTÁ ÉL AQUÍ?! - se escuchó un estruendoso grito desde la puerta.

Una mujer con hoodie y pants grises anchos entro enojada.

- Haría la misma pregunta pero se sabe cual es la respuesta si tú estás aquí - un hombre entro caminando a lado de Abue.

Tenía el cabello largo en una coleta, tatuajes y una barba bien peinada. Parecía un hippie.

- Sofi te presento a tus tíos, Cristina y Antonio - sonrió.

- Hola - salude nerviosa.

- Vaya nombre me diste eh pá - Cristina miró a Abue enojada - Gracias, no pedí existir.

- Es un gusto finalmente conocerte - Antonio me extendió la mano sacudiéndola.

- No sabía que ustedes dos estarían aquí, si me hubieran avisado no me hubiera presentado - Cristina se cruzó de brazos.

- No enfrente de ella por favor - Antonio le susurro a regaña dientes - Deja de ser tan... por cinco segundos.

- ¿QUIEN QUIERE PAELLA? - Abuelo los empujó a la cocina.

- Alemania -

- Este restaurante es el mejor de la ciudad - apuntó a unos rollos de sushi sonriendo.

- Mini Méx insisto en que pudimos ir a un puesto de comida, no hacía falta gastar tanto dinero en una comida - quise sonar educado pero no sentía que eran las palabras correctas.

- No soy mini Méx, solo soy México, el México - me corrigió antes de comer.

- Claro, México - me aclare la garganta.

- Sabes me da mucho gusto que estemos los dos aquí... solos... tu y yo - Mini Méx nos apunto a ambos - Como compañeros.

- Ah si - asentí rascándome el cuello de los nervios - A mi igual me da gusto.

- Pero me gustaría preguntar ¿por que me invitaste?.

Me le quede viendo, no sabía ni qué decirle, no sabía por qué lo invité en primer lugar.
Quizás por que me recordaba a mi hermanita, pero sonaría muy raro.
Wow soy raro.

- Me recuerdas a mi cuando era joven - asentí.

- ¿Enserio? - se cruzó de brazos - Pues me gustaría saber más de ti por que leí todas tus autobiografías y se tu historia a medias.

Wow ahora el raro es él.

- ¿Leíste mis libros?.

- HUH, NO - se tomo el refresco casi atragantándose.

Me giré por un segundo a ver el televisor, que daba las noticias.
El rostro de el verdadero México estaba en el noticiero, con un video de él deteniendo a militares en una marcha a golpes y a patear gases lacrimógenos.

- Mini Méx.

- Ya te dije que soy México.

- Deberías ver las noticias - apunte a la tele.

Se giró a verlo, su cara cambiando de enojado a aterrorizado

- No puede ser - susurro.

No te vuelvo a perder Where stories live. Discover now