"Darling, you don't have to hold it. You don't have to be afraid"
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Enero del 2018
Pase festividades con mi familia, como era de esperarse y como tenía planeado desde hace un tiempo, aunque, si me hubiera pedido irme con ella o simplemente quedarnos en Londres no hubiera dudado en decir que sí.
La extrañe tanto que me sentía idiota mirando a cada nada el teléfono, llamándola en una hora donde los horarios fueran prudentes y llenándola de mensajes y fotos demasiado tontas.
Mamá no tardo en darse cuenta de mi nuevo interés por el celular cuando generalmente puedo dejarlo botado por horas y cuando menos me di cuenta ya me tenía acorralado llenándome de preguntas.
¿Es oficial? ¿Cómo se llama? ¿Cuántos años tiene? ¿A qué se dedica? ¿Dónde la conociste? ¿Por qué no la trajiste?
Y no quería ocultar nada, respondí cada una de sus preguntas con tranquilidad e incluso le conté algunas cosas que habíamos hecho juntos en los últimos meses y al final de todo, no la conocía, pero le agradaba y me hizo prometer que la llevaría a casa.
Nunca me había sentido tan ansioso por querer regresar a Londres y ya estaba ideando lo que podríamos hacer antes de que regrese a sus clases, la sola idea de saber que debemos compartir la cama todas las noches aumenta mis ganas de volver y mi cabeza ha ideado una lista de cosas que le voy a hacer e incluso los lugares donde la pienso tomar con la maldita excusa de no haberla visto por tres semanas.
Sabía que estas semanas anímicamente le habían sentado bien e igual que yo fue acorralada por su madre y aunque ella si puso resistencia termino hablando, iba a hacerlo, pero lo había estado retrasando, debía decirles a sus papás que se acababa de mudar a casa de su novio y eso le aterraba.
Y su papá no lo tomo bien y lo comprendía, su hija se había mudado con un hombre que había conocido seis meses atrás y ahora era su novio, no voy a mentir en decir que no sentí nervios cuando tuve que hablar con él, aunque supe disimularlo.
Ahora que estaba de vuelta en el departamento me aseguré de que todo estuviera en su lugar e incluso busqué la manera de que darle más espacio en el armario. Pero la ansiedad me estaba matando y ahora más que en otros días porque llegaba hoy, no quiso decirme la hora y eso picaba aún más mis nervios.
Para las cinco de la tarde estaba casi seguro de que llegaría en cualquier momento, lo suficiente como para haber pedido cena para las siete y mientras movía mi mano sobre el control del televisor escuche la puerta abrirse haciendo que me levantara de golpe y caminara hasta la entrada donde ya estaba quitándose el abrigo.
—¡Niall! —se soltó a reír cuando apenas y había dejado sus maletas en la entrada y ya la estaba tomando entre mis brazos, llevándola al sofá después de que ella enredara sus piernas en mis caderas.
