Capítulo 25

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-Es tarde, debería llevarte a casa- dijo posando su frente con la mía.

- No tengo prisa.

- Ya, pero yo trabajo mañana- me besó en la frente- Me da mucha rabia que la noche termine así- baje la cabeza. Me sentía protegida a su lado. Me levantó la cara para poder mirarme a los ojos- El día que aclares lo que sientes te prometo que este no será el final. Pero mientras, no quiero ser un error, Katy.

- Lo sé, pero no lo eres.

Nos montamos en su coche y estuvo serio durante el camino. Cuando llegamos a mi casa bajó conmigo.

- Me ha encantado esta noche Katy, ojalá tengamos la oportunidad de repetirlo sin este final.

-A mi también.

- Espero que sea pronto- se acercó y sus brazos me rodearon mientras se apoyaba en el coche- ¿me llamarás esta vez o debo esperar a que la suerte te traiga de nuevo a mi lado?

- ¿Cuál prefieres?

- Verte todos los días, el motivo me da igual.

- Pues entonces deberás esperar para saber la respuesta.

- Esperaré encantado.

La despedida fue lenta. Sus labios eran suaves y la forma de la que me besaba. ¡Guau! No se podía describir.

Estaba eufórica y no podía dormir. Cada vez que cerraba los ojos me imaginaba la noche de película que había tenido.

- ¡Despierta!- ¿qué narices era lo que saltaba en mi cama cuando yo no estaba ni levantada?

- ¿Amanda? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrado?

- Tu tía me ha dejado entrar antes de irse. Me has decepcionado, pensé que esta noche no dormirías en casa.

-Pues no

- ¿Pasó algo en la cita?

- No, fue perfecta.

- ¿Entonces?

- Debo aclararme antes de acostarme con él, Amanda.

- ¿Pero sobre qué? Katy, te trata genial, es listo o sino no trabajaría de profesor, y ese cuerpazo y ese culo dudo que los hayas pasado por alto- dijo mientras reía.

- Tienes razón, pero mis sentimientos por Dani están ahí.

- Como no, Dani- dijo de forma sarcástica- Katy, por muy bien que te trate ahora te la jugó en cuanto te diste la vuelta.

- Pero ahora está intentando arreglarlo.

- No me vale. Mira, Katy, eres una persona genial, pero estás siendo estúpida. Tienes un chico genial y lo vas a dejar escapar por aquel que te hizo ir al hospital.

- Amanda, no. No sólo fue él.

- Pero por un lado sí.

En gran parte Amanda tenía razón. Paul era diferente a Dani. No había secretos. Desde el primer momento fue sincero y no me ocultó nada. A lo mejor él me ayudaba a olvidar mis sentimientos. Debía alejarme de Dani y Paul era la solución.

Amanda me convenció para empezar con la "misión olvido" ese mismo día. Me duché mientras sonaba el disco de Imagine Dragons. Me puse unos pitillos, unas converse y una camiseta blanca. Me ricé el pelo y cogí mi bolso. Acababa de limpiar el coche, por lo que estaba perfecto.

Llegué a la puerta del instituto antes de que saliesen. Puse la música para que se hiciese más ameno. Vi como salían los niñatos de ayer, así que salí del coche para que Paul viese que había ido.

-Vaya, la novia de Paul.

- ¿Otra vez con esas, crío?

- Anda, será mentira. Hoy no ha parado de sonreír y normalmente es más seco que la mojama. Ayer le diste lo suyo y punto.

- Puede que esté feliz porque es viernes y ya no os tiene que ver en dos días.

- O porque no se va a levantar de la cama en todo el fin de semana porque vas a estar tú dentro.

- ¿Por qué tu cabeza sólo piensa en sexo?

- Porque teniéndote delante es difícil no pensarlo.

- Chaval, que te pierdas. Es imposible que tú tengas algo conmigo- me estaba pareciendo a Amanda en la conversación de ayer.

- Improbable- me reí en su cara a carcajada limpia.

- ¿Te marcó mucho ese capítulo de los Hombres de Paco?- el chico se puso rojo. Un grupo de chicas se acercaron a ellas.

- Hola cariño- dijo el chico que llevaba tocando las pelotas los dos días. La chica que se abrazó a él era una barbie de las malas. Solo con la mirada que me echó lo descubrí.

- ¿Quién es esta?

- Nos estaba pidiendo fuego, nada más- pareció ofendido por la pregunta de su novia. No pude evitar reírme. El chico que hacía un minuto era el más machito del mundo ahora era un pagafantas.

- Bueno, que gracias por el fuego.

Según me alejaba veía como ella estaba encima de él mientras parecía que discutían.

Cuando entré pregunté por Paul. El conserje me dijo que estaba en la sala de profesores.

Me daba vergüenza entrar, debía inventarme alguna excusa para que no pareciese lo más raro del mundo. ¡Un hermano!

Llamé a la puerta.

- Perdón, ¿el profesor Thompson?- cuando dije su nombre se giró.

- Sí. ¿Qué desea señorita?- dijo mientras aguantaba la risa.

- Me gustaría hablar con usted un momento, es sobre mi hermano.

- ¿Tiene cita señorita?- dijo una señora que hablaba con Paul.

- No, pero...

- Da igual Paula, tengo tiempo para atenderla- dijo Paul mientras dejó su taza en la mesa.

Cuando salió cerró la puerta de la sala tras él. Se dirigió directo a mí mirando hacia los lados. Posó sus manos en mi cara y sus labios se juntaron a los míos con gran intensidad y euforia. Tiró de mí tras darme la mano y me llevó a una clase. Tras entrar cerró con llave la puerta.

-Así empiezan las películas de miedo- dije mientras me sentaba en la mesa- ¿me vas a violar?

- No podría- dijo mientras se acercó a mí- tú disfrutarías igual que yo y no sería violación.

- ¿Lo tienes estudiado, eh?

- Puede- me besó con la misma intensidad que antes.- Quiero pensar que, que hayas venido, es que ya te has decidido.

- Paul respecto a eso- se alejó de mí a la velocidad de la luz.

- Lo siento. Pensé que sí y que era yo.

- Ya, bueno- dije mientras me acerqué a él- Yo pensé que te darías cuenta que así es y que eso era una broma.

Se dio la vuelta y me cogió. Sus labios encontraron los míos repetida mente. Sonó el timbre.

- Debo irme- dijo susurrando- tengo clase.

- Te invito a comer hoy.

- Perfecto Katerina, esperaré impaciente para verte dentro de tres horas. Pero lo de invitar es discutible.

- Calla y no fastidies el momento- me volvió a besar.

Primero salió él de la clase y después yo.

Según llegaba al coche vi de nuevo a los chicos de antes. Dijeron unas cosas pero mis pensamientos solo se centraban en Paul. Deseaba que pasaran ya esas tres horas.

El poder del miedoWhere stories live. Discover now