Orígenes. 🎀

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Marinette Dupain-Cheng era una niña muy alegre y curiosa, sus papás Sabine y Tom la querían mucho y siempre le daban todo el amor y los cuidados que cualquier padre le daría a un hijo.

Su vida era “perfecta”, todos los días parecían ser llenos de felicidad y diversión, hasta que llegó el día de la mudanza...

Los papás de Marinette estaban sacando todas las cosas del camión de mudanza para poder acomodarlas en la que sería su nuevo hogar, mientras que Marinette sólo daba vueltas y vueltas alegremente por toda la casa para poder explorarla.

—Uff, eso sí que fue muy pesado– decía jadeando Tom, mientras pasaba su mano para limpiar el sudor que había en su frente.
— Si, eso creo– decía la madre de la pequeña con una respiración agitada.

En eso, se escucharon unos pasos que provenían de Marinette mientras corría hacia donde estaban sus padres para poder enseñarle lo que había encontrado.

—¡Mami, Papi! ¡Miren!– decía mientras mostraba a unos muñecos, no tan agradables a simple vista.
—¡Oh! ¿Dónde los encontraste?– dijo Sabine.
—Mmm... Abajo, en el sótano– dijo la pequeña azabeche.
—Mami, por favor, ¿Me los puedo quedar? ¡Por favor!– decía de forma muy dulce, tratando de convencer a su mamá.
—Mmm... No lo sé, hija, se ven un poco desgastados, ¿Qué te parece si te compro mejor unos nuevos?– dijo la azabeche tratando de convencer a su hija de que se deshaciera de esos muñecos.
—No, me gustaron estos, mamá, andale por favor por favor, ¿Me los puedo quedar?– decía haciendo ojitos de perrito.
—Ay, bueno, esta bien, hija– al ver las súplicas de la pequeña no le quedaba de otra que dejarla con sus muñecos.
—¡¡Yeii!! ¡Gracias, mamá!– le dio un beso en la mejilla y se fue corriendo a jugar con los muñecos.

Los días parecían transcurrir de manera normal, la casa finalmente había terminado de ser amueblada y todo estaba en su respectivo lugar.

—¡No! ¡Tú debes de quedarte ahí, Mr. Tatters!– Marinette jugaba alegremente con sus muñecos mientras parecía regañarlos por no comportarse “debidamente”.

—¿Qué pasa, hija?– dijo su papá mientras se acercaba a la pequeña.
—No es nada, solo que Mr. Tatters es muy travieso y siempre hace cosas raras y me dice que yo también lo haga– la dulce niña mostró un pequeño puchero.
—Pero, ¿A qué tipo de cosas “raras” te refieres?
—Creo que no lo comprenderías, a veces yo tampoco entiendo lo que él quiere decir.
—Ok, esta bien, pero asegúrate de no dejarte influenciar por el pequeño “Mr. Tatters”– decía con un poco de sarcasmo y pequeñas risas.
—¡Esta bien, papi!– decía como siempre alegremente la pequeña azabeche.

Marinette solía hablar a casi todas las horas del día con sus muñecos, (inclusive cada muñeco tenía su nombre) sus papás no le tomaron gran importancia ya que pensaba que era algo normal, ya que aún era una niña de 6 años, pero, con el tiempo les llamó la atención ya que la pequeña niña, ahora una niña de 11 años, aún parecía seguir teniendo ese tétrico vínculo con los muñecos y lo que más llamó la atención fueron sus comportamientos un tantos extraños y un poco crueles, a lo que sus padres estaban acostumbrados a ver de la niña.

        °    ˚    °    .  .    °    ˚    °

Marinette como todo los días, asistía a la escuela, todo su día era normal y no parecía haber nada relevante, hasta que ella llegó...

—¡Oh dios! Miren, ahí va la típica niña rara, jajaja, que siempre se la pasa hablando con sus horribles muñecos de cuarta– dijo la rubia mientras señalaba con un dedo a la azabeche.

Marinette estaba harta de sus comentarios de todos los días, estaba “acostumbrada”, pero ese día ella no andaba de muy buen humor.

—Será mejor que cierres la boca o te arrepentirás –se empezó a acercar a la rubia con un semblante duramente serio.
—¡Uyyy! ¿Y qué me vas a hacer? Tengo mucho miedo, creo que esta niña me va a hacer algo, ayy, ayuda– decía con sarcasmo.
—Será mejor que no te metas conmigo, sabes que con tan solo que me toques le diré a mi papi que te saquen de esta escuela –recalcaba orgullosamente la rubia.

Marinette solo la miro fijamente e inesperadamente le dio un fuerte golpe en la cara, para después jalarle el cabello muy bruscamente, que con tan solo ver la acción te hacía doler la cabeza.

—Sra. Bustier: ¡¡PAREN!! ¡USTEDES DOS A LA DIRECCIÓN DE INMEDIATO!

Marinette la soltó para luego mirarla y dedicarle una tétrica sonrisa que le causó escalofríos a la rubia.

       
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—Sr. Damocles (Director): Lo lamento, Sra. Sabine, pero en esta escuela no se permiten esos tipos de comportamientos, lamento informarle que su hija será expulsada del colegio.
—Pero, por favor, le ruego que le de una segunda oportunidad, solo déjeme hablar con ella.
—Lo lamento mucho, esta escuela es muy previligiada, no hay remedio para esta situación, Sra. Sabine– dijo el director para después retirarse.

Sabine salió de la dirección sin poder procesar lo que había acado de ocurrir, Marinette era una niña super dulce y alegre e incapaz de haber hecho algo así o... eso era antes.

Sus padres buscaron otra escuela en donde pudiera estudiar, afortunadamente, el Director Damocles no puso ninguna observación en su boleta sobre lo que había ocurrido.
A pesar de todo, Marinette seguía teniendo un comportamiento agresivo en todas las escuelas a la que la inscribian, al final, optaron por darle educación en casa y también porque sus calificaciones no ayudaban mucho para poder inscribirla.

También, decidieron llevarla a un psicólogo, pero eso no funcionó en absoluto, Marinette se quedaba totalmente callada en todas las sesiones y nunca respondía nada.
A Sabine y Tom ya les estaba empezando a colmar su comportamiento indiferente; por más que trataban de ayudarla nunca ponía de su parte.

Las cosas tuvieron un rumbo diferente desde que llegó esa noche...


...

Hello, bitches. 🙄🖐️
Acá estoy yop, me decidí por escribir esta historia ya que soy de esa parte del fandom que ama las teorías de las canciones y todo ese peo'.
Espero que les guste la historia y que sobre todo les de miedo o les cause algo así >:v.
Wueno byEeE.

Peek A Boo, Miraculous AU. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora