Prohibido Enamorarse de Dulce ©

Capítulo 56| No me sueltes

Oír como reía calmaba mis penas, me sentía bien, me sentía tan feliz.

—Pues no, la verdad esperaría unos años, no quiero ser el padre que vive en su trabajo y deja abandonada a su hija...—sonrió orgulloso pero su expresión cambio rápidamente al verme —Yo no...

—No pasa nada...—me encogí de hombros, sus palabras habían descrito mi relación con papá a la perfección —La verdad me alegra que pienses así, al menos sabré que serás un buen padre, uno amoroso, puedo jurarlo.

—Lo siento —se volvió a disculpar.

—Ya, no importa —sonreí para que dejara de sentirse culpable — ¿Verdad que serás un padre amoroso?

—Eso espero...—respondió nervioso — ¿Y tú? ¿Qué clase de madre quisieras ser?

Mire nuevamente el camino pero esta vez levanté la vista para poder ver las estrellas. Hacia una buena noche, la hermosa luna siempre iba acompañada, así me sentía yo ahora, me sentía acompañada por la estrella más bonita.

—No lo sé —solté bajo —Solo sé que si llegara a ser madre lo daría todo por ese pequeño o pequeña—sonreí al imaginarme— Todo lo que imagine y quise hacer con mis padres, eso haría con mi hijo, sin duda se convertiría en mi razón de vida...—deje salir un largo suspiro —Espero llegar a ser una buena madre cuando llegue la hora.

—Lo serás —me animó—Puedo jurar que será así. Serás una buena madre y esposa.

Aparte la mirada nuevamente, Damon tenía un poder para volverme del color de un tomate en instantes. Ya pronto estaríamos en casa y me vengaría por hacerme sentir tan nerviosa.

— ¿Sabes que no me perdonaría? —Soltó de repente—Lastimar a las personas que realmente amo.

Lo mire inquieta ¿Por qué estaba tan melancólico? ¿Era efecto del helado?

—Tú no serias capaz de lastimar a las personas que amas.

—Claro que no, no las lastimaría pero...—su mirada se volvió fría por un instante —Temo lastimar a las personas que quiero.

Había olvidado por un momento que querer y amar son dos cosas completamente diferentes.

—No sé qué es el amor, no sé nada en absoluto de él, solo sé que te quiero demasiado—solté mirándolo seriamente —Así que por favor, quédate conmigo hasta que seamos viejitos, los mejores en el asilo.

Damon me miró sorprendido, su rostro era todo un dilema justo ahora, entonces cuando creí que diría algo, lo interrumpí. Había algo que sonaba en mi mente y aunque por un momento creí que era mi subconsciente, no fue así, era algo de afuera.

— ¿Escuchas eso? —pregunte mientras miraba a todos lados tratando de buscar el origen de ese sonido.

Había un sonido extraño, un pitido.

— ¿De qué hablas? —me miró confundido.

—Eso —insistí haciendo silencio para que escuchara, ambos guardamos silencio para poder escuchar, entonces el rostro de Damon lo entendió todo.

—Es un pitido, algo como...

—Policías —lo mire horrorizada mientras miraba por detrás del auto.

— ¿Policías? No, eso no...

—No, Damon, vienen policías —dije mientras señalaba la parte trasera del auto.

A lo lejos vi como muchos autos se acercaban, representándolos algunos colores característicos, mierda, nos habían descubierto.

—Joder, nos atraparon —rio Damon.