Reki era un joven maltratado y humillado por su padrastro y hermanastros. Cada día le tocaba hacer todos los quehaceres de la casa mientras lo despreciaban de constante.
Sin embargo, Reki siempre se mantuvo bondadoso y positivo, pues sabía que algú...
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-"¡¡Déjeme salir!! ¡¡Por favor!!! ¡¡Abra!!"
Reki gritaba y gritaba, su voz llena de frustración. No importaba cuanto golpeara o pateara la puerta, el desenlace era el mismo. Su brazo ya dolía de tanto abalanzarse contra ella en un intento fallido de abrirla, o derribarla inclusive, eso ya no importaba. La angustia cada vez se hacía más insoportable, en cualquier momento podía llegar la guardia y no pensaba volverse a perder.
Tenía que ingeniárselas, ya sabía que la fuerza bruta no iba a funcionar, así que caminaba de un lado a otro matándose los cesos, los nervios no lo dejaban pensar con claridad. Duró un buen rato hasta que se fijó en una caja que finalmente le iluminó el foco. ¿Cómo no darse cuenta? ¡Algo debía haber en su caja de herramientas! Esta se encontraba olvidada en una esquina de su habitación desde que la usó para construir su patineta, pero era su última esperanza.
Sin más demora, corrió hacia donde esta se encontraba y comenzó a buscar cualquier herramienta que le pareciera útil. Debía ponerse manos a la obra, no tenía más tiempo que perder.
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Escaleras abajo, Miya y Cherry se la pasaban pegados a la ventana, esperando ansiosamente la aparición de la guardia real.
-"¡Esta es mi oportunidad! ¡Ese príncipe será mío!"- Kaoru sonaba como si todo el resentimiento que había guardado después del baile hubiera desaparecido.
-"Ya vendría siendo hora de que te casaras anciano. Aunque no te ilusiones mucho, claramente yo tengo más química con él."- Miya también se escuchaba muy emocionado, aunque nunca perdía la oportunidad de molestar a su hermano.
Kaoru se dispuso a discutir con él, pero fueron interrumpidos por el sonido de unas trompetas y cascos de caballo. La guardia real finalmente había llegado. Todos casi desfallecen al ver al príncipe a través de la ventana.
-"¡¡Ya están aquí!! ¡¡Déjenlos pasar!!"- Miya gritó muy emocionado, corriendo hacia un espejo cercano para verse, Cherry siguió su acción.
-"Muchachos, recuerden que esta es nuestra última oportunidad."- les dijo Shadow, dirigiéndose a la puerta principal.-" No me fallen."
Escuchó que la tocaron un par de veces y este la abrió inmediatamente, cambiando totalmente su semblante para recibir a los visitantes reales.
